Dos hombres hermanados por la Historia


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ALMAS GEMELAS (2010)/ por Nelson Domínguez en Expo CON FIDEL.

Una vez Fidel escribió: “En mi época de niño me enviaron para una ciudad, en el primer colegio adonde me llevaron interno, leía con asombro sobre el Diluvio Universal y El Arca de Noé, más adelante centré mi interés en Martí. A él le debo en realidad mis sentimientos patrióticos y el concepto profundo de que Patria es humanidad. La audacia, el valor, la belleza, la ética de su pensamiento me ayudaron a convertirme en lo que creo que soy, un revolucionario”.

Martí entregó la vida por la Patria en 1895. Fidel nacía, años después, en 1926. Martí dijo con la certeza del profeta: “Todo camina a la muerte por la senda de la vida y a cada ser que se hunde, responde un ser que se alza”.

Allá por 1876, Martí señaló: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida: truécase en polvo el cráneo pensador, pero viven perpetuamente y fructifican los pensamientos que en él se elaboraron”.

Julio Antonio Mella, Guiteras, Trejo, Aponte, Rubén Martínez Villena, entre otros patriotas, llevaban en sus corazones los anhelos sagrados de Martí y de todos los que lo antecedieron, pero no pudieron ver realizados sus sueños. Murieron muy jóvenes.

Cuando Villena moría en 1934, a los 35 años, Fidel tenía 8. Una vez, nuestro Comandante contó, que precisamente en esa fecha, él había mostrado su primer acto de rebeldía.

Había nacido un rebelde, había nacido aquel que iba a hacer realidad los anhelos sagrados de nuestros héroes y mártires, el que continuaría y consolidaría la Revolución Cubana que, para orgullo de nuestro pueblo, es una sola y gloriosa.

La última vez que vimos hablar a Fidel ante el pueblo, fue en el VII Congreso del Partido cuando nos decía: “Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos”.

Para fortuna de nuestro pueblo, alcanzó Fidel los noventa años, lúcido, y así el ideario extraordinario que entregó a diversas generaciones, resulta un tesoro para Cuba y el Mundo.

Martí consideraba “que un hombre es inmenso cuando sabe serlo” y agrega: “Se tiene en la naturaleza humana mucho de ígneo y montañoso. Hay hombres solares y volcánicos, miran como el águila, deslumbran como el astro, sienten como sentirían las entrañas de la tierra, los senos de los mares, y la inmensidad continental”.

Fidel, es un hombre ígneo y montañoso, solar y volcánico, inmenso, continental y mundial.

Cuando Fidel y la generación del Moncada concibieron la lucha basada en el ideario martiano, salía de sus almas, ese himno que Martí una vez había dicho que sentía profundamente: “Un himno tan bello […] que me anuncia, con hermosura inefable y deleitosa, que ya vuelven los tiempos de sacrificio grato y de dolor fecundo” … y agregaba, “muramos los unos, y prepárense los que no tengan el derecho de morir, a poner el arma al brazo de los soldados nuevos de nuestra libertad. De pie, como en el borde de una tumba, renovemos el juramento de los héroes”.

Y así exactamente fue. En aquellas palabras de Martí, el concepto de una sola lucha, unida, victoriosa, plena de humanismo y universalidad, la suerte estaba echada. Una nueva era se iniciaba en la Patria. Un grupo de valientes junto a un pueblo digno, gritaba: ¡Adelante! Martí no podía morir en el año de su Centenario.

José Martí, fue el primero que nos alertó del peligro imperial de los Estados Unidos. Explicaba, “que las leyes americanas han dado al Norte alto grado de prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita sea la prosperidad a tanta costa!”

De esa lucha antimperialista, emanó el concepto de justicia, solidaridad y de humanidad que Fidel hizo suyos y los llevó al más alto grado de profundas realizaciones.

Para el Che, para la Revolución y para todo el pueblo, aquello “del imperialismo, ni un tantico así”, es y seguirá siendo, una convicción de lucha.

El criterio fundamentado de un solo Partido, para garantizar la unidad, la fortaleza de la Revolución ante el enemigo que intenta destruirnos, es una victoria del pensamiento de Martí y de Fidel. El Partido Comunista de hoy, continuador del Partido Revolucionario Cubano fundado por Martí, vive y triunfa, porque es la libertad. Ambos Partidos “nacen y viven para la verdad de la Patria y para servir a la Patria conforme a la verdad”.

Nunca hicimos la Revolución para nosotros mismos. Sabíamos lo que significa la fuerza de un ejemplo justo y necesario, sabemos que la luz martiana y espléndida de la Patria aquel glorioso primero de enero, llegaría a los rincones más necesitados del universo. Supimos siempre, que “Patria es humanidad” no es una consigna, es una senda de conducta, una ética establecida, una convicción insoslayable. Fidel convirtió estas palabras, en verdad de la Patria. En cualquier lugar del Mundo donde se necesita la ayuda solidaria del país, ahí está presente Cuba. Sobran ejemplos para reafirmar este criterio.

Martí decía: “La Revolución no es retardar” y Fidel, en su concepto de Revolución dice: “La Revolución es sentido del momento histórico, por eso en ella, hay que cambiar todo lo que debe ser cambiado”.

Para nuestro Martí, la Revolución es “justicia, la igualdad del mérito, el trato respetuoso del hombre, la igualdad plena del hombre. Es amar la libertad previsora y enérgica”. Para nuestro Fidel, la Revolución, “es igualdad plena, libertad, es ser tratados y tratar a los demás como seres humanos”. Para Martí “la Revolución es sacrificio”, para Fidel “es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio, es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es no mentir jamás, ni violar principios éticos”.

Martí decía, como todos ustedes saben, que más valían “trincheras de ideas que trincheras de piedras” y Fidel, expresó que “Revolución es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”.

Hoy 28 de enero, la Patria se estremece con mayor intensidad. Martí y Fidel se encuentran en la eternidad iluminada y pura como explicara Martí: “Encendida en la existencia con todos los deberes, gozada más allá de vivir con todas las armonías y con su pueblo unido, lleno de esperanza con fraternidad y amor”.

La Patria, renovada y socialista, juramentada ante el concepto de Revolución que todos espontáneamente firmamos, con sus jóvenes valientes, decididos en el grito “Yo soy Fidel” que quiere decir “Yo soy Cuba”, “Yo soy la Revolución”, se alza ante el mundo, hoy más martiana, más fidelista, más revolucionaria, mucho más orgullosa y dispuesta con la fuerza indetenible de la verdad, a demostrarle al Mundo que una nación libre, soberana, digna con todos y para el bien de todos, ¡es posible!

Este año 2017, con Raúl al frente, es fundamental. Hay que dejar bien sembrado el tronco inquebrantable de nuestro proyecto social.

Para garantizar la permanencia victoriosa de nuestra Cuba socialista y con todo el sentido de los nuevos tiempos, debemos emanciparnos por nosotros mismos, con audacia, inteligencia y realismo, debemos desafiar poderosas fuerzas de dentro y fuera del país que quieran dañar nuestra soberana nación y es por eso que la Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.

Por la paz de Cuba, de América y del Mundo luchamos.

Unirnos y trabajar son las palabras de orden.

¡Nada nos detendrá!


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