Una gran ola fría llegó a nuestra Isla durante la edición habanera de la 26 Feria Internacional del Libro. Era la ola del sentir lejano de esa otra isla que es Irlanda, y del desconocimiento del impacto de sus inmigrantes en la historia y la cultura de Cuba.
Fue durante la visita del presidente de Irlanda, el Excmo. Sr. Michael D. Higgins [1] y alrededor de las actividades en que participó, que se estrecharon los vínculos entre estas dos islas que comparten en su decir, “un sentido digno de la libertad” y “la experiencia de haber vivido bajo la sombra de una poderosa nación vecina”[2]. Dos pueblos isleños, inspirados por dos próceres poetas: José Martí y Patrick Pearse [3].
Nuestro Apóstol –como también resaltó el mandatario irlandés [4]– durante los años que estuvo en Nueva York, escribió y publicó trabajos acerca de Irlanda, sus inmigrantes, de las luchas en las dos costas contra el “león británico” y de sus principales líderes, Michael Davitt, Charles Stewart Parnell y O´Donovan Rossa.
La inmigración irlandesa en tierras estadounidenses, tuvo su más importante oleada a raíz de la catástrofe social más grande del siglo XIX europeo: la hambruna que azotó Irlanda a inicios de 1848 y que es precisamente leitmotiv de la novela El crimen del Estrella de Mar [5]. Un libro del autor irlandés Joseph O´Connor, publicado bajo el sello de la editorial Gente Nueva, en cuya presentación [6] en La Cabaña participó el mandatario europeo. Un desastre que acotó Higgins, ha sido poco reflejado en literatura irlandesa y es considerado en ocasiones como un eslabón perdido.
Este trágico acontecimiento, con saldo demográfico de más de un millón de personas fallecidas y otros dos millones de emigrantes, fue popularizado por los luchadores independentistas irlandeses como un genocidio inglés. Entre ellos John Mitchell, quien –luego de varios años de cárcel por la insurrección de Ballyngarry de 1848– se exilió en New York y escribió History of Ireland. Un texto reconocido como la biblia de los miembros de las organizaciones fenianas en tierras de Lincoln, Hermandad Feniana (Fenian Brother) que luego dio lugar a la Familia Gaélica (Clan Na Gael).
Tiene Irlanda a Thomas David como uno de sus padres fundadores. David y Martí comparten no pocos datos biográficos. Como consagrados políticos y luchadores independentistas, fueron los dos estudiosos y promotores de la historia de sus respectivas naciones. David era también poeta, gran admirador de Shelley y Carlyle. Integró el republicanismo liberal a las tradiciones y condiciones del país [7]. Fue preso en varias ocasiones por oponerse al dominio colonial. Para unir y promover sus ideas nacionalistas, fundó una organización y un periódico: La Joven Irlanda y The Nation.
Después
de la muerte de David, varios de sus seguidores se integraron en los Confederados Irlandeses. Entre ellos, el
ya mencionado John Mitchel; John O´Mahony, fundador de la Hermandad Feniana y James Stephen, fundador de la Hermandad Republicana Irlandesa (Irish Republican Brotherhood).
Michael Davitt se vinculó al movimiento feniano en 1865, fue encarcelado en varias ocasiones y fundó en 1879 la Liga Agraria de Irlanda con Parnell como presidente. La Liga luchaba por lograr una reforma agraria, que resolviera la causa principal de la referida hambruna. Se distinguió por pretender la coordinación del nacionalismo irlandés con el movimiento campesino de estilo socialista, orientación que provocó su ruptura con Parnell en 1890.
Charles Stewart Parnell fue un terrateniente protestante que llegó a ser el líder en 1880 del Partido Parlamentario Irlandés, y desde la Cámara de los Comunes enarbolaba una de las banderas independentistas. Otro James, el reconocido poeta y novelista irlandés James Joyce, escribió con solo nueve años, el poema Et tu, Healy, dedicado a Parnell.
En junio de 1883, en una de sus crónicas [8] al diario La Nación, de Buenos Aires, el independentista cubano, más que describir la opinión pública –“Esto dicen los diarios, repiten los diputados, proclama toda la ciudad”– sobre los sucesos que tienen como protagonistas a “las sectas múltiples de aquel lado del mar y de éste” que “hacen temblar a toda Inglaterra”; expresa su apoyo y solidaridad con el movimiento feniano. Como también, su desapego a los métodos violentos y terroristas a los que recurren algunos sectores; una posición que comparte con la mayoría de las “innúmeras asociaciones irlandesas de los Estados Unidos” que declaran en alto y “a todos los vientos del orbe”, que “la Libertad no es hija del crimen”.
Pero entiende El Maestro: “El dolor, que engendra hijos gloriosos, engendra, en sus horas de locura, fanáticos y abortos”. Y que en situaciones límites, “la pólvora de los desheredados” resulta “el medio único que un pueblo oprimido tiene para hacer temblar a su opresor poderoso”.
Porque: “Encadenó Inglaterra a Irlanda; y ahora, ¡por súbito castigo, se ha trocado en melena de cadenas la cabellera con cuyas sacudidas solió poner espanto al orbe! Pueblo que ata a sí pueblos esclavos, vivirá perpetuamente atado a sus esclavos, y no podrá vivir por sí, sino muriendo, y dando en tierra a cada sacudida de los pueblos siervos, hasta que las fuerzas se le postren, o las ligaduras salten”.
Del feniano, O´Donovan Rossa dice: “famoso un tiempo, cabeza ahora de los guerrilleros irlandeses, capitán de gente burda, que se hace amar de ella, y mueve con gran arte sus pasiones, en tanto que con áspera lengua, hablando a un noticiero de periódico, declara que hace bien a los hombres quien abrevia las guerras, y a su pueblo quien espanta y aloca al enemigo de su pueblo, y anuncia, frente al pasaporte de destierro que le cerró las puertas de la patria, que a esta declaración de guerra a él, responde él declarando la guerra a la Gran Bretaña”.
Martí, apoya a Parnell y a La Liga en su propósito de: “arrancar al Parlamento inglés, por vías legítimas y jamás penables, el alivio del hambre, la distribución justa de la tierra y la gerencia de los negocios propios, sin lo que no calma sus cóleras Irlanda”.
Días después, en otras de sus crónicas para el mismo medio de prensa, comparte el gozo de David, frente al Goliat Británico: “Está Irlanda de gozo, porque sus hijos prósperos, que en centenares de miles pueblan los Estados Unidos, cruzado el pecho de la banda verde, y puesta la mano generosa en la llave de las arcas, han jurado en la Convención de Filadelfia a la madre de Parnell que coronaba, al son del arpa de Erin, de grandes rosas el busto de Washington, unirse en masa a la admirable y sagaz Liga Irlandesa.-David que ha puesto el guijarro en medio de la frente del Goliat británico”. [9]
En su crónica para El partido Liberal de julio de 1886 [10], describe las festividades en New York por el 4 de julio, jolgorios que contrasta con la “fiesta” en la plaza Unión, de la “gente del dolor”, los obreros, los inmigrantes y los simpatizantes de la “magnífica cohorte que batalla por obtener la autonomía de Irlanda”. Donde se destacan entre “los oradores ardientes y excesivos”, Parnell y su madre. Un joven de “frente de templo” y “razonamientos elocuentes”, que “sienta a Irlanda del otro lado del mar sobre la cabeza de los ingleses”, Parnell, y la adorable anciana con frases cortas, “abofetean” y “queman”.
En 1888, en su discurso en conmemoración del 10 de Octubre [11], recurre a una anécdota contada por “un ilustre irlandés,” que quedó admirado con aquel “niño sublime”, Pedro Vázquez, que llegó en camilla al campamento de Calixto García, con la “pierna atravesada” con una horrenda herida y un “bosque de sangre”, pero no bajaba la cabeza y “apretaba los labios “ para que no se le saliera la queja”. Ese “ilustre irlandés”, debió ser el periodista James O´Kelly, quien convivió en la Isla en la época de las gestas independentistas y publicó luego La tierra del mambí [12].
El estudioso de Martí, Julio Le Riverend, hacía referencias a la opinión del Dr. Federico Castañeda, para quien el Partido Revolucionario Cubano se había inspirado en las organizaciones republicanas de los fenianos.
Como se sabe, el ideario revolucionario e independentista de nuestro Héroe Nacional, tiene sus raíces en la esencia emancipadora del Padre Varela [13].Un irlandés humanista, el sacerdote Michael O´Reilly, fue el formador intelectual del niño y el adolescente Félix Varela [14].
José Martí había nacido cinco años después de la trágica Hambruna de Irlanda, en una villa española custodiada por fortificaciones rediseñadas y fortalecidas bajo la dirección de otro irlandés, el mariscal Alejandro O´Reilly; contratado por las autoridades de la Metrópoli luego de la toma de La Habana por fuerzas militares del mismo Imperio que colonizaba a la nación feniana. Hoy “una calle habanera lleva su apellido (O´Reilly) y en una placa conmemorativa se lee: “Dos pueblos isleños en el mismo mar de lucha y esperanza: Cuba e Irlanda”. [15]
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