DOS AÑOS FÉRTILES EN LA PRODUCCIÓN COREOGRÁFICA (VI)


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Un concierto en blanco y negro, de José Parés.

DOS AÑOS FÉRTILES EN LA PRODUCCIÓN COREOGRÁFICA (VI)

En febrero de 1952 se produciría en el teatro Auditórium, el estreno mundial del ballet Toque, con música de Argeliers León y coreografía de Ramiro Guerra. De esta manera el alumno de Martha Graham incorporaba al Ballet Alicia Alonso los principios de la danza moderna. Unos meses más tarde se estrenaría del propio Guerra y con música de Ernesto Lecuona, el ballet Habana 1830.

Dos visitas hizo la compañía al extranjero: Caracas en Venezuela y Bogotá en Colombia. Por otra parte, la importante pedagoga rusa Alexandra Fedórova y la no menos destacada maestra y coreógrafa inglesa Mary Skeaping darían cursos de perfeccionamiento en la Academia de Ballet Alicia Alonso. Sería la Skeaping quien montaría el pas de tríos del acto primero de El lago de los cisnes, estrenado en el Auditórium en septiembre. 

 También se estrenaría por la compañía la versión de Alicia de la La fille mal gardée y una obra dedicada a su maestro Yavorski: El pillete, con música de Sibelius. Carlota Pereyra también estrenaría con carácter absoluto Mefisto con música de Lizt mientras José Parés utilizaría el famoso Concierto para piano de Haydn para su ballet Un concierto en blanco y negro, obra que aún se conserva en el repertorio de la compañía.

Este año formaría parte del elenco el venezolano Vicente Nebrada, uno de los pilares de la coreografía latinoamericana, en especial venezolana y actuaría como artista invitado el primer bailarín norteamericano John Kriza, memorable partenaire de Alicia Alonso.

El año 1953 significó un momento importante para la nación cubana: mientras todo el país se aprestaba a celebrar el centenario del nacimiento de José Martí, un grupo de jóvenes decididos a reivindicar su memoria y su pensamiento planeaban iniciar un cambio radical en el desgobierno que durante cincuenta años había imperado en nuestra patria. Ese año, el Ballet Alicia Alonso realizaría varios estrenos mundiales, comenzando por Versos y bailes, una coreografía de Cuca Martínez sobre textos de José Martí y música de Nugué, que subió a la escena del Auditórium de La Habana el 30 de enero, en saludo de la fecha celebrada dos días antes.

También de Cuca Martínez fue Sóngoro Cosongo, con textos de Nicolás Guillén, música de Félix Guerrero; y Estampas cubanas, que realizó la propia coreógrafa en colaboración con su hermana Alicia Alonso y que resultó una nueva versión de Habana 1830 original de Ramiro Guerra estrenado un año antes.

Una obra que duró en el repertorio del Ballet Nacional hasta la década del 70 también fue estrenada en este año: Delirium, con música de César Franck y coreografía del puertorriqueño José Parés. Delirium tuvo su premier el 15 de noviembre en el propio Teatro Auditórium.

De la gran tradición rusa, el Ballet Alicia Alonso estrenó en Cuba en 1953 la versión completa en dos actos El cascanueces de Ivanov, en una revisión de la inglesa Mary Skeaping, el norteamericano Charles Dickson y el cubano Fernando Alonso, con la siempre eterna partitura de Chaikovsky, hecho que se produjo el 7 de octubre también en el Auditórium. Fue en vals de las flores de este ballet que debutó Mirta Plá ese propio 1953 unos meses antes.

Ese año el Ballet Alicia Alonso no haría giras internacionales y en la Academia ingresarían como profesores la española Ana María y la inglesa Anna Ivanova, del Sadler´s Wells de Londres, esta última como invitada de los cursos de verano.


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