Hace 140 años nació Fernando Ortiz y Fernández, quien llegaría a ser una de las figuras cimeras de las ciencias sociales cubanas.Dicho de otra forma, un sabio. Ortiz es considerado, igualmente, como una de las figuras científicas de mayor trascendencia enAmérica Latina, junto al lingüista, poeta y ensayista mexicano Alfonso Reyes. Aunque es muy difícil sintetizar en un puñado de cuartillas una vida y una obra como la de Ortiz, intentaré un apretado resumen.
Toda su infancia y su primera juventud transcurrió en Menorca (Islas Baleares), España, a donde llegó con solo dos años de edad. Allí completó las enseñanzas primaria y secundaria. Cursó estudios de Derecho Civil y Derecho Público en las Universidades de Barcelona, Madrid y La Habana. Durante algún tiempo residió en París y en Italia, donde sus estudios sobre criminología le hicieron entablar amistad con César Lombroso y Enrico Ferri, dos eminencias en esos estudios. Con poco más de veinte años de edad, regresó de nuevo a Cuba y en 1902 aceptó un cargo diplomático que le condujo de nuevo a Europa, esta vez para ejercer como cónsul cubano en La Coruña, Génova y Marsella. Tras un breve período como Secretario de la Embajada de Cuba en París, abandonó la carrera diplomática y obtuvo el puesto de profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, institución en la que habría de ejercer la docencia durante casi un decenio (hasta 1917).
Fue profesor durante nueve años en la Universidad de La Habana y estuvo entre los iniciadores de la Universidad Popular, una iniciativa de hondo calado social. Perteneció a la Sociedad Económica de Amigos del País y fue elegido como su Presidente desde 1923 hasta 1932. Integró la Cámara de Representantes de Cuba desde 1917 hasta 1927 y elaboró en 1926 el Proyecto de Código Criminal Cubano que contenía un programa de reformas legislativas y administrativas muy avanzado para la época. Ortiz, junto a Ramiro Guerra, elaboraron diferentes propuestas sobre el sistema educacional cubano.
Figuró en el Grupo Minorista, de gran repercusión en la cultura y la política cubanas en la década del 30, y se relacionó muy estrechamente con intelectuales y artistas de renombre como Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Nicolás Guillén, Wifredo Lam, Alejo Carpentier, María Zambrano, Fernando de los Ríos y otros.
Ortiz fue un hombre de las publicaciones periódicas, un revistero, en las que colaboró, dirigió e incluso fundó algunascomo Revista de Administración Teórica y Práctica del Estado, la Provincia y el Municipio (1912), Archivos del Folklore(1924), Surco (1930) y Ultra (1936). Para la segunda década del siglo XX Ortiz colaboró con la revista Bimestre Cubana, que pertenecía a la Sociedad Económica de Amigos del País y de la que llegó a ser su director
Creó, formó parte y contribuyó con sabiduría e iniciativas a las siguientes instituciones: Sociedad del Folklore Cubano (1923), Instituto Panamericano de Geografía (1928), Sociedad de Estudios Afrocubanos (1937), Instituto Internacional de Estudios Afroamericanos (1943), Institución Hispanocubana de Cultura (1926) e Instituto Cultural Cubano-Soviético (1945). En la Universidad de La Habana impartió seminarios de verano que constituyeron un hito en el proceso de conocimiento de la identidad cubana. De esos seminarios surgieron figuras tan relevantes en los estudios etnomusicales y etnográficos como Argeliers León, María Teresa Linares, Isaac Barreal y otros, que dieron continuidad a sus investigaciones.
Asistió a numerosos congresos y seminarios internacionales, entre los más trascendentes están: la Sexta Conferencia Internacional Panamericana (1928), Primer Congreso Internacional Demográfico Interamericano (1943), Congreso Internacional de Arqueología (1945), Congreso Internacional de Americanistas (1952), Congreso de Antropología y Etnología (1952), Congreso Internacional del Folklore (1954), celebrados en México, Oxford, Sao Paulo y otros lugares, Fue Delegado al Congreso Cultural de La Habana en 1968. En la década del 50 fue propuesto al Premio Nóbel de la Paz. En todos esos escenarios representó a su patria.
La influencia de su formación jurídica, unido al ambiente permeado del impacto del positivismo y del auge de la criminología se plasmaron en el primer libro publicado por Fernando Ortiz en 1906, titulado Los Negros Brujos, que sería el primer gran resultado de una serie nombrada El Hampa Afrocubana. En su larga y fructífera vida publicó más de cien títulos, entre libros y folletos, siendo sus obras principales: Entre cubanos (1913), La identificación dactiloscópica (1913), Los negros esclavos (1916), La fiesta afrocubana del Día de Reyes(1920), Los cabildos afrocubanos (1921), Historia de la arqueología indocubana (1922), Un catauro de cubanismos(1923), Glosario de afronegrismos (1924), Proyecto de Código Criminal Cubano (1926), Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar (1940), Los factores humanos de la cubanidad (1949), Martí y las razas (1942), El engaño de las razas (1946), El huracán, su mitología y sus símbolos (1947), La africanía de la música folklórica de Cuba (1950), Wifredo Lam y su obra vista a través de significados críticos (1950), Los bailes y el teatro de los negros en el folklore cubano (1951), Los instrumentos de la música afrocubana (1952, 5 vols.) e Historia de une peleacubana contra los demonios (195X). Sencillamente una obra escritural y científica impresionante.
De ideario republicano y democrático, ingresó en el Partido Liberal en 1915, pero el progresivo retroceso de los líderes del partido hacia postulados que venían a satisfacer las exigencias políticas de algunas potencias extranjeras colocó pronto a Ortiz en la posición más izquierdista próxima al Partido Liberal y, en consecuencia, en el centro de los ataques del conservadurismo que se había instalado en sus propias filas. En 1931, ante el creciente número de políticos del Partido Liberal que mostraba su apoyo al dictador Gerardo Machado, rompió definitivamente con sus antiguos compañeros de militancia y se exilió enEstados Unidos, donde se consagró a sus investigaciones y a difundir sus denuncias contra la grave situación en que se hallaba Cuba bajo la tiranía del gobierno de Machado.
Tras dos años de exilio, regresó a Cuba para continuar su despliegue incesante y una infatigable labor social y cultural. Con el triunfo de la Revolución Cubana, Fernando Ortiz fue nombrado miembro de la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias, desde donde desempeñó una importante labor de mecenazgo y promoción cultural, pues puso en función de la nueva sociedad que se construía todo su prestigio y autoridad científica.
La obra del sabio cubano Fernando Ortiz fue declarada en 2019Patrimonio Cultural de la Nación, una decisión que consagra el compromiso del Estado y sus instituciones con su custodia, preservación y, de manera muy especial, su promoción y difusión entre las actuales y venideras generaciones. La ceremonia que legitimó dicha condición se celebró en el aula magna del Colegio Universitario San Gerónimo, en el centro histórico de La Habana, justo en el aniversario 138 del nacimiento de Ortz. En el acto, el poeta y etnólogo Miguel Barnet, trazó una viva semblanza de su maestro y calificó sus aportes como los más extraordinarios en el campo de las Ciencias Sociales cubanas a lo largo del siglo XX. Eusebio Leal pronunció las palabras de conclusiones, en las que magnificó la vida de Ortiz y ponderó la labor de Barnet como fiel seguidor de sus enseñanzas.
La vida de Don Fernando Ortiz, intensa y fecunda, estuvo dedicada por completo al descubrimiento de lo cubano y al rescate y revalorización de la presencia africana en nuestra cultura e historia, desde el supuesto de la gran importancia que ocupa en ellas. Su aporte a la cultura nacional e iberoamericana constituyen un imperecedero legado para el patrimonio intelectual de nuestro continente. Creó y desarrolló ideas como la «transculturación» y los «estudios afrocubanos», difundidas ampliamente en los más diversos ámbitos y que ayudaron y ayudan a la inmersión más profunda en los sustratos y en las esencias de nuestra identidad. Todo este conjunto de obras y actividades desarrolladas por Fernando Ortiz demuestran su enorme capacidad creadora dentro de las ciencias sociales. El espectro de ramas humanísticas en las que descolló Ortiz es impresionante, fue historiador, etnólogo, sociólogo, lingüista, musicógrafo, jurista y crítico. No fue gratuito que otro intelectual, de la talla de Juan Marinello, dijese sobre él que: «Tan ancha y honda fue la tarea de Don Fernando que puede cargar, sin pandearse, con el título de Tercer Descubridor de Cuba...».
Fernando Ortiz falleció en La Habana el 10 de abril de 1969. Su nombre quedó inscrito como ningún otro en el desarrollo científico social de Cuba durante el siglo XX. Varias instituciones culturales llevan en la actualidad su nombre, siendola Fundación Fernando Ortiz, creada en 1995, la que, con mayor sistematicidad, mantiene viva la profundización de su obra.
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