La vida suele estar llena de azares misteriosos. Algo frecuente en mi vida de editor me permitió, sin embargo, conocer a una persona muy original: la “indicación” que llegó de mis superiores de evaluar un libro para niños me acercó a uno de los seres humanos que jamás pensé conocer y, a la vez, descubrir, en un conocido deportista, la fina sensibilidad, el alma de un artista amante de lo bello y, sobre todo, de los valores humanos. Dimas Efraín Juantorena Danger —hermano menor de esa especie de Dios del atletismo mundial, el ya legendario Alberto, bautizado por algunos “El caballo de las pistas”—, también tiene una rica historia y es bien interesante. Ambos hermanos son muestra de que en la existencia los caminos para llegar a alguna parte a veces están llenos de atajos misteriosos. Si Alberto comenzó como basquetbolista, al pasar a cerrador de los 400 y 800 metros planos por consejo de un entrenador polaco, se vería de pronto convertido en un campeón mundial. Para su hermano Dimas, también atleta de los 800, una exhibición de karate le cambió el rumbo y lo hizo cinta negra cuarto dan en la técnica Joshimón. Ambos son muestra del amor al deporte, la vida sana, el sentirse cubanos y felices con su vida. Dimas fue Campeón Nacional y Panamericano de Cuba, ha sido también compositor (suyo fue el Himno de los XI Juegos Panamericanos celebrados en La Habana y que interpretara Lourdes Torres) y ahora, con la inminente publicación por Gente Nueva de su volumen Versos sin dueño (ilustrado por el Maestro Enrique Martínez) debuta como “escritor para niños” (en sus propias palabras: “¡aún me suena raro decir esto —jajaja— pero por algo se empieza!”) y pocos recuerdan que tuvo una carrera profesional como Maquinista Naval de la Marina Mercante e Ingeniero Mecánico en Transporte. Quien vive con la divisa de que “LAS ARTES ESTÁN UNIDAS, SOLO NECESITAN ENCONTRARSE” es un reconocido entrenador deportivo en el DF, siempre vinculado a todo movimiento cultural y humanitario, que visita hospitales pediátricos para aliviar el dolor de los niños, enseñarles nociones de buena alimentación o vida sana y a que confíen en el futuro. Quien lee su libro, aprecia al instante su fina sensibilidad, hondura psicológica para tratar a la infancia y el código de ética propuesto para que infantes y adultos soñemos un mundo mejor. Démosle pues la palabra, para que hoy se “confiese” ante nosotros…
¿Existe para ti una literatura infantil? ¿Una LITERATURA? o simplemente ¿Literatura para personas?
Mira, para mí la verdadera literatura infantil es aquella que ha sido escrita por los niños de diferentes edades, ¡esa si es una auténtica literatura infantil! porque está escrita en su lenguaje, desde su óptica y libre de todo vicio o prejuicio, ahí la imaginación del niño se pone de manifiesto con toda la honradez que los caracteriza, él niño no se cuida de nada, solamente se expresa con libertad. Como la literatura es el arte que utiliza como medio de expresión la palabra, aquella literatura que esté escrita de manera asequible a los niños se entiende entonces que es una literatura infantil, lamentablemente cuando se piensa en escribir para los niños predomina el tema recreativo de las anécdotas y los cuentos, lo cual es válido porque alimenta la imaginación del niño, pero también debería cuidarse un poco más la parte formativa de los valores humanos y morales del niño a través de esta literatura.
¿Qué piensas de la infancia?
Cuando pensamos en la infancia nos viene a la mente una época donde todo transcurre como en un mundo de ensueños pero paradójicamente la infancia de un niño en la mayoría de los casos no transcurre con la felicidad y estabilidad emocional que el niño necesita, en vez de recibir comprensión y tolerancia, en ocasiones, se le educa recibiendo constantes castigos y reprimiendo sus conductas, se le imponen tantas leyes que muchos niños no saben ni cómo se deben comportar; es una edad donde se es muy vulnerable de sufrir múltiples agresiones dentro y fuera del hogar, algunos adultos (y no pocos por cierto ) al crecer disminuyen su tolerancia hacia las conductas de los niños olvidando —no sé por cual milagro— que también ellos fueron niños, bajo estas condiciones la infancia es un duro camino para algunos niños. Hay que recordarle a la sociedad que cuando decidimos o influimos en el futuro de un niño como dijera Martí tenemos en nuestras manos la esperanza del mundo y hay que aprender más bien que saber cómo educarlos a través del amor y de la comprensión sin perder el rigor necesario. Pero cuando un niño tiene la suerte de no enfrentarse a todas estas situaciones, la infancia es la etapa más hermosa e importante de su vida, esta etapa lo hace sentir el centro y el héroe del universo, lo ratifica como ser social y sentará las bases de lo que será en un futuro.
En tu concepto ¿l@s niñ@s leen hoy día más o menos que antes?
En sentido general la erradicación del analfabetismo permite que más niños y niñas tengan acceso a sus lecturas favoritas, hoy en día soy de la opinión que con el desarrollo de la tecnología, los video juegos, la televisión etc., el tiempo libre de los niños es cada vez más cautivado por estos medios lo cual deja poco margen para la lectura, si creo que en sentido general los niños de hoy en día leen menos que antes, en mi niñez la hora de ir a la cama era una hora esperada para poder seguir leyendo mis libros, hoy es más fácil ver un niño sentado frente a un televisor jugando un video juego que leyendo un gran libro lo cual es una lástima, creo que en ese sentido en nuestro país los padres pueden hacer una gran labor escogiendo los libros más interesantes para ellos e induciéndolos a su lectura ya sea leyéndoselos o haciendo que ellos los lean de manera compartida junto al padre.
¿Qué piensas del tono que deben tener las historias para niñ@s?
Muchas veces cuando se escribe para los niños se piensa en alguien que no es inteligente lo cual es un error, los niños son muy inteligentes y no se les debe tratar de otra manera a la hora de escribir para ellos, el tono debe de tal manera que permita ganarnos la confianza del niño, su amor y su cariño, que nos vea como su amiguito y nos quiera como tal, que sienta que lo comprendemos, y lo más importante: hablarles en su lenguaje, las historias deben ser reales, salpicadas de imaginación para que de esta forma el niño no pierda el contacto con la realidad que lo rodea, yo estoy en contra de las historias como las de súper man que han cobrado la vida de muchos niños al hacerles creer que pueden volar y que existen los súper héroes.
¿Eres tú parecido a alguno de los personajes de tu obra?
En mi caso particular mi presencia esta en toda la obra porque cuando la escribí siempre me sentí en ambos lados de la lectura, en cada mensaje, en cada enseñanza fui el padre y a la vez el niño que recibía este mensaje, fui el amiguito, el abuelito o la abuelita, en fin, todos los personajes, por eso siento que mi presencia y todo mi corazón esta derramado en las páginas de mi libro, confieso que no pocas veces derramé muchas lágrimas escribiendo algunas partes del libro pues me invadía la ternura al dirigirme a ellos y al sentir la esperanza de que algún día rindiera sus frutos, soy la vida y el que la vive en las páginas de mi libro.
¿Qué hizo a un deportista famoso escribir un libro para niños?
El haber sido un niño con una infancia feliz, el haber tenido una madre que siempre alimentó a ese niño en mi interior y que yo nunca dejé morir, el haber tenido un padre que me enseñó el amor por mis hermanos y que nunca toleró las peleas entre nosotros, nos enseñó a amarnos y a respetarnos, así aprendí desde pequeño a amar y a respetar a otros niños, el haber tenido una hija y transmitirle esas enseñanzas, todo esto unido al amor que siempre les he tenido me impulsó a estudiarlos con profundidad, desde lo lejos, sin invadir su espacio, escuchándolos atentamente y con mucha paciencia, a ellos y a sus padres, cuando impartí clases de karate en Cuba tuve la mejor escuela de niños, ahí fue donde aprendí como tratarlos, a exigirles respeto y al mismo tiempo hacer que me amaran, algo muy difícil de lograr, pero lo logré.
De dársete otra vida, ¿hubieras sido lo mismo que en esta?
Si las condiciones en las que he vivido se repitieran, entonces me llevarían por el mismo camino, sería lo que en esta vida soy, porque la verdad me siento muy realizado con mi vida. Creo que en una segunda oportunidad -si pudiéramos mantener el conocimiento que de esta tenemos-, entonces sería mejor que en esta vida porque no cometería los mismos errores y sería entonces un ser más perfecto y con mejores resultados en la nueva vida pero, en esencia, sería el mismo en la próxima vida.
¿Quién es tu héroe favorito? ¿Y tú villano más admirado?
Mi héroe favorito es mi hermano Alberto Juantorena y mi villano más favorito sigue siendo mi difunto padre Efraín Juantorena, gracias a él soy lo que soy hoy en día.
¿Cómo concibes idealmente a un autor para niñ@s?
Lo concibo como un niño que juega con los años, que hace de su vida una eterna ilusión, que los ama y nunca pierde el contacto, que sabe ganarse su corazón a través de las palabras más adecuadas teniendo en cuenta sus intereses para ofrecerles mediante su escritura lo que ellos necesitan.
¿Reconoces en tu estilo alguna influencia de autores clásicos o contemporáneos?
Sería un error pensar que no tenemos influencias de nadie, yo tal vez no las vea, los que me lean quizás sí, pero sí de alguien tuviera influencias sería de José Martí.
¿Cuáles fueron tus lecturas de niño?
No me lo vas a creer pero siempre fui un niño muy ávido de lectura, tanto que tenía una tía que se llamaba Alejandrina, su esposo le decían Chen, poseían una finca en Contramaestre: mi mayor felicidad era irme a pasar las vacaciones con ella y tener contacto con el campo y la naturaleza, no sabes como disfrutaba yo de esa vida, pues Chen era un hombre tan culto que tenía la mejor biblioteca de Oriente, tanto que de la Biblioteca “Elvira Cape” de Santiago de Cuba iban a consultar sus libros, yo me la pasaba husmeando y leyendo cuanto libro allí había, Chen tenía una colección que me fascinaba, se llamaba El tesoro de la juventud, también, La Edad de Oro, de José Martí, y muchos libros más pero esos eran mis libros favoritos, yo nunca antes había tenido acceso a algo tan monumental, pero te confieso que también ya a la edad de 10 años me había leído los libros de Freud que tenía Chen en esa biblioteca, así que imagínate.
¿Cómo insertas tu obra dentro del panorama actual de la llamada literatura infantil de tu país?
Como una de las piezas que faltaba en este panorama, el enfoque de mi libro es original, si yo repitiera el tono y el estilo de otros libros entonces no podría asegurar lo que ahora te estoy diciendo. Sé que en un futuro, tal vez animados por mi libro, se sigan escribiendo otras de las piezas que faltan, mi libro es como un “hallazgo arqueológico dentro de la literatura infantil cubana”.
¿Qué atributos morales debe portar consigo un buen libro infantil?
Pues aquellos atributos que hagan del niño un hombre de bien, que lo alejen de la mentira, la maldad, la envidia, que formen en él valores altruistas, que fortalezcan su espíritu, que siembren el primer amor y respeto que deben sentir y me refiero al amor y respeto absoluto hacia sus padres, toda persona mayor y hacia otros niños, que eduquen su mente, que propicien el amor a su patria y a su bandera, y por sobre todas las cosas, que los enseñen a respetar la vida de otro ser humano como la vida propia.
¿Podrías opinar de la relación autor-editor?
En mi caso particular ha sido tan bella como el haber escrito mi libro, saber que mi editor cree en mi obra me hace sentir su cómplice por lograr el objetivo común, que es hacer que la obra llegue a aquellos por los cuales y para los cuales fue creada, sin esta simbiosis ningún libro en el mundo podría ver la luz. Enhorabuena haberte conocido Enrique Pérez Díaz.
Si tuvieras que salvar solamente diez libros de un naufragio ¿cuáles escogerías? ¿Alguno de los que has escrito?
Salvaría los siguientes libros: La Edad de Oro, de José Martí; El Tesoro de la Juventud, enciclopedia editada por W.M. Jackson Inc.; La Ilíada y La Odisea, de Homero; El Don Quijote, de Miguel de Cervantes y Saavedra; Hojas de Hierba, de Walt Whitman; El Profeta, de Gibran Khalil Gibran; Preguntas a un Maestro Zen; de Taizen Deshimaru; Las obras de Shakespeare; Poesía de Nicolás Guillen; Ayer de hoy, de Mirta Aguirre. El mío no lo salvaría porque salvándome yo está a salvo…
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