DÍA CONTRA EL GENOCIDIO, LA COLONIZACIÓN Y EL RACISMO ¿CONTINÚA LA POLÉMICA O SALDADAS LAS CUENTAS?


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Cada año, llegada la fecha del 12 de octubre, se renueva una polémica en ambas riberas del océano Atlántico. ¿Es el aniversario del descubrimiento de América, es el día de la raza, de la hispanidad, de la resistencia indígena; de la resistencia indígena, negra y popular; de la resistencia indígena y la diversidad cultural; es el encuentro intercultural, de las dos culturas o el encuentro universal de las culturas; no es un encuentro sino un encontronazo; es la colonización y evangelización de América? ¿Qué celebramos y qué se debe celebrar?

Cuba responde: es el Día contra el genocidio, la colonización y el racismo y no hay nada que celebrar, pero sí mucho que conmemorar.

Las Indias de Marco Polo

Marco Polo en sus expediciones comerciales entendió que “Las Indias”, no era solo la India, era el extremo oriente y entendió también que la formaban “Catay” y “Cipango”, que era como él comprendió que debía decirse China o Chun Wa y Japón respectivamente, que siempre fueron sus nombres.

Después, Cristóbal Colón, siguiendo ese referente organizó con los reyes católicos españoles Fernando I de Aragón e Isabel de Castilla y León, una expedición para llegar a esas Indias y cuando arribó a Cuba creía que era Cipango y todas las tierras a las que arribó creía que eran las Indias y por tanto les llamó a sus pobladores indios, error que llegó al siglo XXI. Cuando los europeos ganaron cuenta que era una confusión comenzaron a llamar a estas tierras atlánticas indistintamente como quisieron: Nuevo Mundo, Indias Occidentales y América. Ninguna de estas denominaciones fue consultada a los pueblos originarios que la poblaban.

Realmente no hay tal Nuevo Mundo ni Viejo Mundo. Ese es un referente europeo. El viejo, era el mundo que los europeos conocían y el nuevo, el que comenzaban a conocer. Pero ubiquémonos de este lado del océano. Si le hubieran preguntado a los pueblos originarios de aquí, este era su viejo mundo, que ellos conocían y el nuevo sería el de sus visitantes europeos. Tampoco son Indias Occidentales como las otras no son Indias Orientales. Muy sencillo, existe la India como cultura, subcontinente y país, no hay varias indias y mucho menos China y Japón son parte de esas supuestas. Y por último, América, nombre que proviene de Américo Vespucio, el cartógrafo autor de de los primeros mapas y cartas náuticas elaboradas sobre esta parte del mundo para los europeos, no fue un nombre tampoco consultado con los nativos originarios de acá.

¿Un nuevo y un viejo mundo o un mundo cuyas partes se desconocían?

Los europeos de entonces y los de ahora, llamaron a la llegada de Colón “el descubrimiento de América”, así le llamamos después los que nacimos acá e internacionalmente fue ese el término que se empoderó.

En 1892, -ya independientes todas las colonias españolas en América excepto Cuba y Puerto Rico, y cumpliéndose cuatro siglos de aquel hecho- la corona española, bajo la regencia de doña María Cristina de Habsburgo, en un Real Decreto denominó al 12 de octubre “Día de la raza o de la hispanidad” y ello fue asumido también por las oligarquías criollas hispanoamericanas en 1913, siendo presidente de la Unión Iberoamericana Faustino Rodríguez-San Pedro quien ideó una llamada “Fiesta de la raza” para unir a “los españoles de ambos continentes”. La España contemporánea, posterior a la de Francisco Franco, ratificó en 1981 el onomástico al que denominó “Fiesta nacional de España y Día de la hispanidad”.

Era un desconocimiento total de los pueblos originarios, sus civilizaciones y aportes, era como si la verdadera civilización y progreso hubiera llegado con la cruz católica y la espada, el escudo, el arcabuz y el caballo de Castilla.

En el quinto centenario, en 1992, ya conscientes de una identidad propia y de una autoctonía ancestral, comienza a desmontarse el andamiaje de la lexicografía colonialista. A lo sucedido el 12 de octubre de 1492 se le intenta cambiar el nombre. Aparecen nuevos conceptos: “Descubrimiento mutuo” –los que llegaron descubrieron a los de acá y los de acá a los recién llegados-“Encuentro de dos culturas” o “Encuentro de las culturas”, algunos significaron que: “Encontronazo de culturas” por las consecuencias de la explotación, el genocidio, el exterminio en algunos casos, la esclavización, la imposición cultural… “Día de la resistencia indígena” o “Día de la resistencia indígena y la diversidad cultural latinoamericana y caribeña”.

Si algún descubridor tiene estas tierras no fue Colón, aun en la perspectiva eurocéntrica pues no fue este el primer europeo en avistar el continente. Entre los siglos X y XII los normandos o vikingos, procedentes del norte de Europa, magníficos navegantes, una vez que conquistaron  Islandia y Groenlandia, llegaron a las islas del actual archipiélago canadiense, a la península de Terranova y lo que hoy es la Nueva Inglaterra, en el noreste de Estados Unidos y en todas esas tierras se establecieron temporalmente.

Pero como los europeos no fueron definitivamente los primeros homos sapiens en conocer y habitar este continente, si algún descubridor tiene es “el mongoloide anónimo”, aquel primero que cruzó la Beringia, decenas de miles de años antes que Colón y los vikingos.

América, Colombia, Anáhuac o Abya Yala

Los venezolanos Francisco de Miranda y Simón Bolívar –el Precursor y el Libertador respectivamente, de la independencia sudamericana- consideraron una injusticia llamar América a este continente pues pensaban que lo justo era homenajear a Colón, el descubridor y no a Vespucio. Es por ello que Miranda ideó llamar a la América Española Colombeya que, una vez independiente sería un solo país, un incanato –en alusión al imperio autóctono de los incas- gobernado por dos incas para que no fuera una monarquía. Posteriormente cambió el nombre por Colombia -la Gran Colombia- y fue ese, en definitiva, el empleado por Bolívar para llamar al antiguo virreinato de la Nueva Granada una vez independiente. La República de Colombia se proclamó en el Congreso de Angostura en 1819 y abarcaría a Cundinamarca –el nombre aborigen de la Nueva Granada propiamente dicha-, Venezuela que había sido una capitanía general perteneciente a ese virreinato y Quito, otro territorio dependiente.

Pero el proyecto bolivariano era mayor y coincidía en parte con el de Miranda y sería una confederación de repúblicas hispanoamericanas bajo el nombre de Colombia y con ese fin se realizó la entrevista de Guayaquil entre Bolívar y José de San Martín, el Libertador del Sur, en 1821 y el Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826. Nunca se logró la Colombia inmensa desde Vancouver hasta Tierra del Fuego.

Pero si de justicia nominal o bautismal se tratase yo diría que Miranda y Bolívar, aunque con trajes de justicieros, veían el fenómeno como criollos o españoles americanos como se les decía entonces pero tampoco el nombre del continente debía homenajear a Colón. Primero no es tal descubridor porque aquí vivían millones de seres humanos en diferentes estadios de desarrollo y aunque ninguna de las culturas originarias llamó de una forma específica a todo el continente porque no lo conocían en su totalidad y no tenían más vínculo que el que no fuera con sus propios vecinos, sí los aztecas y los quechuas al menos tenían alguna concepción al respecto.

Los primeros, con un gran imperio en el centro de México gobernado por un tlatoani, llamaban Anáhuac a todas las tierras más allá de sus fronteras algunas que conocían y otras que ni imaginaban. Los segundos, gobernados por un inca llamaban a su gran imperio Tahuantinsuyu que en lengua quechua quiere decir: las cuatro regiones de la Tierra y es que dividían a su país político-administrativamente en cuatro grandes regiones o suyus y a todas las demás regiones más allá de su imperio les llamaban Abya Yala. Por tanto, siendo consecuentes con las más avanzadas culturas originarias de nuestro continente, lo que hoy llamamos América debía ser Anáhuac o AbyaYala y sus pobladores deberíamos ser, anahuenses o abyayaleños.

Discurso colonizador y descolonización del concepto

Oficialmente, en la actualidad sólo cuatro países del hemisferio occidental mantienen el 12 de octubre como una celebración con discurso colonial: Colombia, que continúa a la letra el dictado español del Día de la raza y la hispanidad; Guatemala, cuna de la ancestral civilización maya que contradictoriamente mantiene la celebración del Día de la hispanidad, siendo los dos únicos países latinoamericanos que sostienen tal celebración. Los otros son dos países anglófonos: Estados Unidos de América, que celebra esa fecha como Día de Colón (Colombus´day) y Bahamas como Día del descubrimiento (Discovery day). Por cierto, que es Bahamas, realmente el país donde ocurrió el hecho, pues el 12 de octubre de 1492 Colón llega a una isla de ese archipiélago llamada Guanahaní por los lucayos, su pueblo originario y que groseramente, sin respeto alguno a sus habitantes, el “almirante de la mar océano y virrey de las tierras que descubriese” según las capitulaciones de Santa Fe, bautizó como San Salvador y que los colonizadores británicos llamarían después Watling.

En la historia venezolana, durante la tercera república denominada Estados Unidos de Venezuela, el presidente Juan Vicente Gómez en 1921 oficializó el 12 de octubre como fiesta nacional, pero en la quinta república, la actual República Bolivariana de Venezuela, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, mediante el decreto presidencial No. 2028 de 11 de octubre de 2002, la denominó Día de la resistencia indígena.

¡Ni descubrimiento ni mezcla de razas, hoy se conmemora la resistencia de los pueblos indígenas! Declaró enfáticamente el líder venezolano. Es en la Constitución política de la Quinta república que se reconoce por primera vez en la historia de ese país, el derecho de los pueblos indígenas a elegir directamente a sus diputados a la Asamblea Nacional.

La denominación de Día de la resistencia indígena fue secundada por el gobierno de la Revolución Sandinista de Nicaragua en 2007 pero, completándola como Día de la resistencia indígena, negra y popular, cuestión que amplía su conceptualización y en nuestros días, también Honduras adopta el concepto de Día de la resistencia indígena.

México asumió el Día de la raza desde la iniciativa de 1892 siendo presidente Porfirio Díaz quien, además, lo decretó fiesta nacional. Ratificada por la Revolución Mexicana en 1917 y en 1929 se le llamó Día de la raza y aniversario del descubrimiento de América. En el caso mexicano se asociaba el término raza no a la hispanidad sino al mestizaje indígena-hispano que caracteriza a su sociedad. Ya en los tiempos recientes, sin mediar norma jurídica,  México se ha sumado a la denominación descolonizadora de Día de la resistencia indígena y su expresidente Andrés Manuel López Obrador ha sido reiterativo en la exigencia al reino de España del debido perdón que  debe a los pueblos originarios americanos, sólo ha recibido la callada por respuesta.

El resto de los países del continente han ido pasando a la cuenta, gradualmente, al discurso colonizador de la fecha. La República Argentina le llama Día del respeto a la diversidad cultural. Belice, Día Panamericano (Panamerican day). El Estado Plurinacional de Bolivia que desmontó en 2006 la oligárquica República de Bolivia, le denominó Día de la liberación, de la identidad y la interculturalidad, pero, posteriormente y hasta hoy, Día de la descolonización. Chile le llama Encuentro de dos mundos. Costa Rica, en 1994 cambió de Día del descubrimiento y la raza al Día del encuentro de las culturas. Ecuador: Día de la interculturalidad y la plurinacionalidad. República Dominicana: Día de la identidad, la diversidad cultural y del encuentro entre dos culturas.

El pronunciamiento de Cuba

Sin que medie norma jurídica alguna, la Cuba Revolucionaria está participando en este debate desde el quinto centenario en 1992. En esa fecha el doctor en ciencias Antonio Núñez Jiménez (1923-1998), esclareció el sitio exacto del desembarco en Cuba de Cristóbal Colón el 27 de octubre de 1492, quince días después de su arribo a la primera tierra de este continente que visitó. Fue el puerto de Bariay que se estableció como el definitivo, tras largas décadas de controversias teóricas entre once puertos nororientales desde Nuevitas hasta Baracoa, que se presentaban como posibles escenarios del acontecimiento, aunque, aún hasta el día de hoy, un grupo de historiadores tuneros sostienen la certeza de que fue Puerto Padre el lugar.

En aquel aún no lejano 1992 comenzó el desmontaje en Cuba del concepto del descubrimiento y en los planes de estudio del Tercer Perfeccionamiento de la Educación General y Especial hasta el 2030 así se cumplió.

En el 2023, la Comisión del Programa Nacional contra el racismo y la discriminación racial, plataforma conjunta del Estado cubano y la sociedad civil, declaró el 12 de octubre como Día contra el genocidio, la colonización y el racismo, siendo este 2024, el segundo año de esa conmemoración, efectuando, dentro de la Jornada por la Cultura Cubana (10 al 20 de octubre, anualmente) espacios de reflexión sobre el acontecimiento desde la academia, la ciencia, la educación, el arte y la literatura.

Cuba respeta el derecho de cada país de este continente a celebrar o conmemorar la fecha o permanecer indiferente a ella pero para sí declara que no hay nada que celebrar, sí mucho que conmemorar y más allá de las denominaciones que adopten sus hermanos de la Patria Grande que es Nuestra América, Cuba explica que a partir del 12 de octubre de 1492 ocurrió un genocidio con los pueblos originarios americanos que resistieron desde las armas y su cultura; comenzó la colonización de estas tierras que no ha concluido sino que adopta formas novedosas para la neocolonización política, económica y cultural; ese proceso ha desarrollado el racismo desde el supuesto supremacismo europeo sobre los pueblos originarios de este continente, los africanos y asiáticos esclavizados en estas tierras y las restantes migraciones no blancas. Contra el genocidio, la colonización y el racismo, se proyecta Cuba a 532 años de la llegada de Cristóbal Colón a Anáhuac o Abya Yala.


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