El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso suma hoy a sus atributos ornamentales una estatua de esa legendaria bailarina cubana, erigida por los escultores José Villa Soberón y Gabriel Cisneros.
Los incontables admiradores de la Alonso podrán peregrinar ahora hasta esta gran representación en bronce que será develada en el interior de la institución que desde 2016 lleva el nombre de la prima ballerina assoluta cubana, distinguida con las máximas condecoraciones del país.
Siento una felicidad grande porque es una forma eterna de reconocer mi arte, confesó la Alonso a Prensa Latina hace unos meses, durante una visita al taller de esculturas del Instituto Superior de Arte (ISA), cuando Villa Soberón y Cisneros comenzaban a moldear su imagen.
Va a ser una escultura un poco atrevida pues la bailarina estará soportada en una sola pierna, precisó entonces Villa Soberón, el artífice que sentó a John Lennon en un parque de esta capital, y recostó a Ernest Hemingway en la barra de su bar-restaurante favorito en La Habana, El Floridita, como si aquí vivieran.
Yo trabajo los dos lenguajes de la escultura: el figurativo y el abstracto, con el último me identifico más en lo personal pero su lectura requiere de un espectador un poco más especializado o preparado, mientras el primero conlleva una responsabilidad con el público más amplio, explicó.
Los encargos de este tipo lo sumergen en preocupaciones, sin embargo, las esculturas figurativas del ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas en 2008, atraen la mirada de nativos y turistas porque parecen vivas.
Más allá de si se inspira en una obra particular o en varias, la estatua de la bailarina capta algo esencial en ella: el movimiento.
Inevitablemente, un ícono levitará en la mente de los conocedores del ballet y será el de Giselle; pues la pose evoca un momento del primer acto de esa obra cumbre del romanticismo danzario en la cual la artista cubana cosechó su primer gran éxito internacional.
Pese a representar usualmente a personas en poses de la vida cotidiana, los escultores eligieron recrear a la directora del Ballet Nacional de Cuba (BNC) como si estuviera en el escenario, en una de sus salidas triunfales que tanto el público le aplaudía.
Lo cotidiano en Alicia, en el marco del teatro, era precisamente verla bailando, comentó Villa Soberón, quien se fascinó con ella desde su etapa estudiantil, hace casi medio siglo, cuando la vio por primera vez.
Tras la develación de la estatua, el BNC celebrará el aniversario 59 del triunfo de la Revolución Cubana, en el propio teatro, con una función de Don Quijote, uno de los principales clásicos del repertorio universal.
Deje un comentario