La obra de Franz Kafka Un artista del hambre se estrenó en la Habana este 3 de octubre como parte de las actividades del Festival de  Música de Cámara  Leo  Brouwer. Fue la única pieza teatral dentro del amplio programa del evento y vino desde Madrid, España.  El joven actor Juan  Ceacero, de la Compañía de actores  Michael  Chéjov, expresó al periódico Cubarte sentirse muy emocionado por esta oportunidad que le dio el maestro Leo de participar en un festival rodeado de músicos tan talentosos.

Es su primera visita a La Habana pero predice en convertirse en el inicio de un compromiso de retorno a la capital cubana. Sobre las particularidades de la pieza teatral  el joven actor conversó con Cubarte.

Este texto fue escrito por Franz Kafka en 1922. ¿Para la puesta en escena realizaron algunas modificaciones?

Estamos narrando el cuento tal cual fue escrito. No hay readaptación teatral. El protagonista (yo) encarna y es el cuento mismo, a la vez que capta las esencias de los personajes de la historia. De esta forma pasa por la piel y los conflictos del empresario, el artista y se vuelve a reencontrar con el propio narrador. Con una economía de recursos en la escenografía y un despliegue del trabajo corporal, este espectáculo busca despertar el análisis del público sobre los mismos temas que fueron cuestionamientos para el dramaturgo. 

La obra también reflexiona sobre el teatro como ese tipo de tarea sin un objetivo concreto, que no sea el del arte mismo. El mensaje de la pieza es en parte, fragmentos del imaginario de Kafka y de sus múltiples cuestionamientos al mundo que le rodeaba. Yo también soy ese artista del hambre que dialoga con las imperfecciones de su entorno y los obstáculos que enfrenta la creación. 

¿Qué esperas del público cubano?

Me interesa ver cómo reacciona el público cubano con ese humor de Kafka que se puede caracterizar de negro, grotesco e irónico. No es una obra de carcajadas, pero  tampoco de lágrimas. Cada presentación es diferente y depende de las mediaciones  y la reacción del público a la simbología del dramaturgo.

¿Le interesa explotar este tipo de interpretación actoral donde se potencia el trabajo gestual?  

En  España tengo una asociación  de trabajo con los actores que se dedica a fortalecer el trabajo actoral con una economía de recursos, apoyándose fundamentalmente en la comunicación gestual. El público es el que debe emocionarse y el actor debe sugerir esa emoción desde el trabajo del cuerpo. En la contemporaneidad la actuación teatral se ha visto mediada por el trabajo de la televisión y el cine, pero cada espacio tiene sus particularidades y en mi caso defiendo esta manera de hacer.

¿Viajó solo en nombre de su Compañía?

El director  Luis D´Ors no pudo venir en esta ocasión. Por tal razón tuve la tarea de ser actor y director de mis puestas en escena. No obstante, ya tenemos una relación de trabajo muy buena entre los dos. He realizado 7 puestas en escena dirigidas todas por Luis D´Ors.  Esta obra fue un diálogo constante entre Luis y yo con Kafka. 

También para la puesta en escena de El artista del hambre, el director y yo investigamos sobre la gestualidad expresionista de los años 20. Nos nutrimos del cine mudo y las fotografías de la época.

Esta obra se estrenó en el Teatro Guindalera de Madrid, en febrero de este año. Cuba es el primer país donde se presenta luego de su estreno. ¿Le interesaría asistir a los eventos relacionados con este arte en Cuba como el Festival  Internacional de Teatro de La Habana?

Sí, me interesaría mucho participar en ese tipo de eventos y vincularme más con el teatro cubano. Tengo muy buenas expectativas con esta visita. Es mi primer viaje a Cuba como actor y ya tengo muy buenas referencias del teatro cubano y el prestigio que le avala a nivel internacional. Este es un país que ofrece muchas posibilidades para el teatro. Me han hablado muy bien de algunas compañías como El Ciervo Encantado y Teatro El Público, que  explotan el trabajo corporal del actor  en la interpretación al igual que yo y quisiera establecer más contactos con ellos para futuros proyectos.

Una reciente crítica publicada en España sobre la puesta en escena de la obra reseñó: “Un artista del hambre narra, desde lo absurdo y la ironía (pura esencia kafkiana), cómo un hombre recorre el mundo recibiendo aplausos y alabanzas por su habilidad para ayunar. Pero, ¡ay!, ese público volátil un día volverá su interés hacia otros, y el marginado artista del hambre verá pasar sus días encerrado en la jaula de un circo, soñando con tiempos mejores, y sintiéndose una víctima de su propia decisión. Cuando en sus últimos suspiros el administrador del circo le pregunté por qué se deja morir de hambre, la respuesta os dejará a todos desconcertados.”

Muy acertada la decisión del maestro Leo Brouwer de invitar propuestas teatrales foráneas para el disfrute del público cubano. Esperemos que se extiendan iniciativas como estas, más allá de calendarios de eventos.