La Orquesta Sinfónica Juvenil de Stanford, de Estados Unidos, bajo la dirección de la maestra Anna Wittstruck se presentó ayer en  el Teatro Nacional de Cuba  y compartió  el escenario con la Orquesta de Cámara de La Habana  y la compañía Litz Alfonso Dance Cuba. 

El concierto bajo el título La Música que baila se produjo en el contexto de un programa de intercambio y de fortalecimiento de lazos culturales entre Cuba y el pueblo de Estados Unidos e incluyó las obras El pájaro de fuego de Igor Stravinsky, la “Sinfonía No.7” de Ludwig van Beethoven, Xenophobe: In Memory of Democracia del compositor Mark Applebaum. 

La directora de la agrupación sinfónica expresó en un momento de la presentación que estar en Cuba y  colaborar con la Orquesta de Cámara de La Habana  y con la compañía Litz Alfonso Dance Cuba es un honor muy especial para ella y los músicos que dirige. 

A continuación explicó que con vistas a la gira presente había solicitado a Mark Applebaum una composición; el autor concibió entonces una obra  alegre y festiva  conceptualmente unida al tema de la gira: La música que se baila. 

Señaló que después de las elecciones en los Estados Unidos Applebaum descartó la pieza que estaba escribiendo “y creó la  que vamos  a interpretar  ahora que se titula Elegía,  y que es una expresión de su tristeza y frustración por la situación política actual de los Estados Unidos”. 

Más adelante  la artista  aseguró: “Nuestra presentación esta noche es una expresión  tangible  de nuestro compromiso para el futuro, y la esperanza, y sobre todo para el progreso que se lleve a cabo aquí en el futuro”. 

En entrevista concedida posteriormente a la periodista Aleyda Piñeiro Meneses, Anna Wittstruck  reiteró la importancia de la presentación y el intercambio realizados “porque es parte de nuestro interés  por compartir con una comunidad global”. 

Añadió que este suceso luego de las elecciones estadounidenses se convirtió en algo más significativo especialmente a partir del anuncio  realizado por el presidente de los Estados Unidos  la semana pasada. 

“No puedo hablar por la Universidad de Stanford pero puedo hablar por los estudiantes, cuando digo cuán importante es para ellos estar aquí, compartir con el pueblo y crear relaciones amistosas con la comunidad cubana” señaló la directora. 

Algunos integrantes de la orquesta juvenil también ofrecieron sus opiniones y coincidieron en que este intercambio ha sido una experiencia única “porque la cultura de La Habana es tan musical como todos los músicos de aquí”. 

Al concluir confesaron su satisfacción y aseguraron: “Aprendimos un montón; aprendimos simplemente de estar en la calle y aprendimos de los músicos que tocaron con nosotros. Fue una experiencia  maravillosa”. 

La Orquesta Juvenil Sinfónica de Stanford que dirige la maestra Anna Wittstruck es la organización musical más grande de esa importante universidad.