Poetas del mundo.
Amigos queridos.
En estos encuentros suele adoptarse lo que damos en denominar Declaración Final. Ella presupone el consenso tras las intervenciones, debates y propuestas de los asistentes. Esta vez, sin embargo, conscientes de que nuestra lucha comienza cada día, preferimos enunciar el Principio de nuestra declaración. Lo que también implica el consenso de los que hemos venido a alzar nuestra voz y a aportar, cada uno, el grano de poesía que sazona el mundo.
Son tiempos sombríos; la codicia y el egoísmo parecen caer como lluvia ácida sobre las praderas de la humanidad. Los desaparecidos, desoídos, desalojados, desposeídos, explotados, discriminados, colonizados, exterminados, son millones, cuyo destino nada le importa a los poderosos.
La diferencia entre los más ricos y los más pobres se acrecienta: a la superioridad armamentista y financiera, se suma la tecnológica, que han convertido en instrumento de dominación.
Los procesos de desestabilización de los proyectos de izquierda en América Latina, siguen ahora, con nuevos métodos, los mismos objetivos de siempre, lo que implica que los pueblos adopten también nuevas formas de lucha.
En Argentina, el nuevo gobierno avanza a toda velocidad para reimplantar el neoliberalismo más cruel; en Brasil, un golpe de estado con disfraz parlamentario ha logrado destituir a la presidenta Dilma Rouseff; en Venezuela, la Oligarquía en alianza con la reacción transnacional despliega un proyecto de desestabilización que utiliza todos los métodos desde el asesinato político y la violencia callejera hasta en incesante acosos mediático.
En otras partes del mundo, millones de refugiados escapan de la hambruna y de la guerra, golpeando infructuosamente las puertas de las potencias desarrolladas.
La carrera armamentista, la deforestación de los bosques, la contaminación del aire, la explotación sin fin de los recursos naturales, en un irrespeto inmedido del medio ambiente, sigue su curso imparable.
Abrir los ojos cada amanecer es un privilegio. Una dádiva a la que solo podemos corresponder con nuestro compromiso de entregarnos a la lucha por un mundo más justo. Y nuestra mejor manera de hacerlo es con la poesía. Porque la poesía es el arma de la vida, su adarga, su yelmo, su lanza y su cabalgadura. Y sus sueños.
Que nuestros versos sean el valladar ante la injusticia. No importa el color de la piel, el credo religioso, las preferencias personales, la filiación política o de género.
Nada habrá de dividirnos.
Participantes en el Encuentro de Poetas en Defensa de la Humanidad, La Habana, 23 de mayo de 2016.
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