Declaración de las instituciones martianas


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                                                        “El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”.

                                                                                                                                                                                   José Martí

Los ha llamado el deber, lo han asumido con valentía y honor; y están ahí, en la línea más peligrosa, arriesgando sus vidas por la vida de otros. Son nuestros médicos, enfermeros y técnicos de la salud que hoy, ante la terrible pandemia que azota a la humanidad y que ha provocado ciento de miles de muertos; se alistaron con el corazón en sus manos para entregarlo a los seres humanos que necesitan de la presencia de los ángeles de batas blancas. Mochila al hombro, el beso a sus familias y el compromiso con la Patria; así partieron nuestros colaboradores de la salud para enfrentar la COVID 19 y salvar vidas en el mundo. Esa es la misión de estos hombres y mujeres integrantes de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve, hacer práctico este concepto martiano de “Patria es Humanidad”; desde esa condición humana que forjaron en la porción de humanidad que los vio nacer y que tienen más de cerca.

Esa es la solidaridad que define a la Revolución Cubana, ayudar al que lo necesite, lo que hace parte no solo del deber sino también de la felicidad; compartir lo que tenemos, brindar la mano amiga a aquellos que padecen desgracias en el mundo; hacer el bien. Eso están haciendo nuestros colaboradores de la salud: el bien, y como martianos, porque la actitud asumida, el compromiso mostrado, la decisión de poner en riesgo sus vidas; ¿acaso no es eso una condición martiana?, así lo han demostrado con cada vida salvada, cada persona curada, cada sonrisa devuelta en cualquier rincón del mundo.

Son los valores que nos distinguen, los de una Cuba socialista, internacionalista, solidaria, hermana de los pueblos, salvaguarda de la vida de los seres humanos. Es la Revolución que triunfó el 1 de enero de 1959, que ha formado miles de médicos y les ha enseñado, como expresara Martí, que “el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber” . Cuba, lo dijo el Comandante en Jefe Fidel Castro, no envía al mundo bombas sino médicos, luchamos por la vida, ayudamos a salvar la de millones en la humanidad, albergamos y compartimos el amor y no el odio; somos solidarios con el mundo, no por interés personal; porque “Cuba no anda de pedigüeña por el mundo: anda de hermana, y obra con la autoridad de tal. Al salvarse, salva” ; sino por la satisfacción de haber hecho algo bueno por los demás, de haber sido justos, de haber aplicado los valores forjados al fragor de la lucha por la libertad de la Patria.

Como dijera Martí: “se es bueno porque sí; y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás. Eso es mejor que ser príncipe: ser útil” . Esos son nuestros colaboradores de la salud, hombres y mujeres que hacen el bien, se desvelan por la vida de los otros, son esencialmente útiles. Ahí está su grandeza, en cómo cultivan la virtud y hacen de sus vidas epicentros de humanismo y solidaridad. Tienen mucho adentro y necesitan poco afuera; entienden que el vaso no puede ser más que la flor. Aman la paz, porque qué es salvar vidas sino una lucha por la paz en el mundo. Ellos merecen, no ya el Premio Nobel, sino uno mayor; que lo tienen y tanto ellos como nosotros, nos sentimos orgullosos.

Es el premio del amor y el agradecimiento sincero de quienes han sido atendidos, salvados, de quienes sabemos cuánto se sacrifican nuestros compatriotas, la hermosa labor que realizan, su gran sentido de humanidad. Las instituciones martianas de Cuba, en infinito agradecimiento y reconocimiento a nuestros colaboradores de la salud, apoyan la idea de muchos amigos en el mundo que la Brigada Médica Henry Reeve sea acreedora del Premio Nobel de la Paz. No olvidemos la lucha contra el Ébola, la presencia de la brigada en numerosos países tras desastres sufridos; y ahora, enfrenta con qué entrega y pasión, la pandemia que ha puesto al mundo en una muy difícil situación.

Se ha demostrado una vez más cuán insostenible es el sistema capitalista, las políticas neoliberales. Sistemas de salud colapsados, millones de personas sin atención médica, agudización de la pobreza, el desempleo, y otros males que son consecuencia de un orden económico, político, social y cultural incapaz de dar respuesta a situaciones extremas como las que vive hoy la humanidad. Cuba, que es víctima de un cruel bloqueo económico, comercial y financiero, de una genocida guerra económica y un recrudecimiento de la hostilidad imperialista; ha mostrado, con humildad y dignidad al mundo, las garantías de un sistema de salud con esencia humanista, con probada ética y justicia social. Es el socialismo cubano, pese a agresiones y amenazas, ataques y manipulaciones de todo tipo; como la pretendida desacreditación de nuestros colaboradores de la salud por el gobierno estadounidense y sus aliados al servicio de la peor lacra imperialista.

Pero los cubanos no nos amedrentamos. Seguimos haciendo Revolución con el corazón guiándonos en esta lucha y el pensamiento unido a la fuerza de la verdad y las ideas. “Honrar, honra” nos enseñó Martí, y por eso nuestro abrazo a cada médico, enfermero y técnico de la salud que ha estado ahí, en la primera línea del combate por la vida, convencidos, como reza la frase martiana de Fidel de que: “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”


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