Cuando los jóvenes quisieron saber más que los maestros.
Fue en la época del Algarrobo cuando nació el sentido del pudor en la tierra. Los hombres y mujeres comenzaron a cubrirse el sexo con hojas, con hierbas, con pieles, hasta llegar a la ropa actual.
Fue justo el tiempo cuando Oyekun Meyi nació primero que Bagba Ejiogbe. Dicen que era mujer, hija de Oyantaro y Omiloshe y que sobrevivió a todos los desastres de la civilización anterior.
Según cuenta esta historia Oyekun Meyi, además de todo cuanto se ha dicho y escrito, fue quien introdujo a la Ikú (la muerte) en este mundo y es el signo encargado de todas las honras fúnebres.
Dicen además que por aquella época surgieron las abejas y los pájaros cantores y también los plátanos, los cítricos y los mangos. Surgió el distanciamiento de los ahijados.
La gente no se vestía igual para evitar confusiones y se prohibió el uso de la ropa de raya y de un solo color, y los secretos no se les confiaban a las mujeres porque decían que estas solían romper los juramentos.
Fue precisamente en esa época del guardián de la luz y la claridad del día cuando los jóvenes quisieron saber más que los maestros.
Como había más vejez que juventud y cada vez era mayor la escasez de viviendas, además de la escasez de tantas cosas, los jóvenes decidieron construir sus propios proyectos de vida y sus propias casas.
Todo el pueblo comenzó a cifrar grandes esperanzas en aquellas nuevas construcciones.
Con el tiempo llegaron las lluvias y con ellas el derrumbe de las casas erigidas por los jóvenes.
El pueblo pronto comenzó a protestar y las protestas llegaron hasta oídos de Olofin.
Olofin, confiado en que un ojo no puede ver a través de un pañuelo negro cuando la noche es negra, decidió hacer una prueba y le ordenó a cada generación construir una vivienda.
El resultado fue que las casas construidas por los viejos, a pesar de las lluvias, se mantuvieron en buen estado; mientras que las edificadas por los jóvenes se derrumbaban.
Olofin conociendo que más sabe el viejo por experiencia que por diablo, les preguntó a estos dónde residía el secreto.
- Mire usted Babá-, dijeron los viejos. - Ocurre que los muchachos cuando construyen los techos, las tejas las ponen todas boca arribas y no lo hacen como debe ser-.
- ¿Y cómo debe ser? -, preguntó Olofin.
- Una boca abajo y otra boca arriba, y así se forma el canal-.
Cuenta la leyenda que a partir de entonces fueron los Orugbo (viejos) los que autorizaban a los muchachos como operarios.
La experiencia es la experiencia. Dice un proverbio Bámbara que la sabiduría de los ancianos es arcilla mojada: si saltamos sobre ella, podemos resbalar y rompernos los huesos.
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