De la africanía en Cuba. Ogunda Meyi


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Eleripin vivía en un lugar junto a los demás Orishas, pero allí todos los Iworo (santeros) siempre estaban en guerra. Era una Tierra sin respeto ni paciencia. Un día él decidió viajar a Isalaye un territorio cerca de Ifé. A su llegada lo primero que hizo fue dar Obi a los cuatro vientos. De los cuatro pedazos que tiró, dos salieron cóncavos y dos invertidos que significa Eyife (seguridad para lo que se pretenda hacer. Respuesta afirmativa).

Un muchacho, al observar lo que hacía aquel forastero le preguntó:

— Ibó siare (¿qué es eso?).

— Es el biaggué, sistema de adivinación por cocos - respondió Eleripin -, pero lo que más uso es el Okpele (la cadena de adivinación) porque soy awó (sacerdote de Ifá).

— Omillere ilá. ¿Y cómo se llama usted?

— Mi nombre es Eleripin. Conozco los secretos del hombre y puedo predecir lo que va a suceder y prescribir solución a cualquier situación.

— Tú eres el hombre que hace falta en mi Ará (tierra), dijo el omodé asombrado y diciendo esto, ambos emprendieron camino hacia la ciudad de Ifé.

No transcurrió mucho tiempo para que Eleripin se hiciera de gran fama en un poblado todo colmado de grandes retos, dificultades e incertidumbres. Hombres y mujeres acudían a todas horas a consultarlo. De la noche a la mañana personas de los más diversos estratos sociales se veían circulando por las calles portando manillas de Orula o collares de distintas deidades.

La popularidad fue tal, que pronto llegó a oídos del Oba del territorio, quien de inmediato fraguó un plan para acabar con aquel intruso al parecer de tanto poder.

En el palacio del Oba vivía una bailarina nombrada Oshún Miwá, mujer muy curiosa, quien era hermana del gran guerrero Ogún Fombo Okuta. Ella, sin conocer a aquel adivino, comenzó a sentir cierta atracción por él y decidió ir a verlo secretamente; contando con la ayuda de Orisha Oko, hermano de Eleguá Laroye.

La bailarina llegó y Eleripin la consultó saliéndole el signo Ogunda Meyi:

—Aquí dice que usted está condenada a oko eru (la esclavitud) y tiene dos guerras, una por delante y otra por detrás. Debe superarse moral y materialmente para poder progresar y así lograr ser respetada y considerada por los demás. Habla además de oquesado (trampa, traición), profetizó el oráculo. Oshún Miwá, le dijo que ella era ore (esclava) de su marido, el Oba de la ciudad, y que en cuanto a trampas y traiciones seguro se refería al plan que su okuní mantenía en secreto para eliminarlo. Se comprometió en que además de cumplir con el ebó de los tres gallos a Ogún, averiguaría el secreto de Oduduwa para matarlo.

La bailarina, que no creía en nadie, y por naturaleza era adicta a las broncas y a las peleas, regresó al Afin (palacio) donde vivía.

Una noche en que estaba ofikale (haciendo el amor) con Oduduwa, ella se las arregló para que éste en un arrebato de placer le confiara el secreto de su macabro plan: decapitar al intruso.

Oshún Miwá, aunque era indecisa, fue corriendo a contarle a Eleripin.

No habían trascurrido tres lunas llenas cuando Oduduwa mandó a buscar al adivino para que le adivinara. El verdadero propósito era mandarlo a mejor vida.

Al entrar y saludar a Oduduwa, Eleripin le dijo: — Tú me has llamado para que te adivine. Conozco tus verdaderas intenciones, pero primero dice Ifá que a tu pueblo le vendrá una gran mortandad, para salvar a tus hijos de Ifé debes coger ese secreto para que se lo des a Igbo Egun Orun y poder conservar tu poder tanto material como espiritual.

Oduduwa, asombrado de que el awó conociera del secreto que le tenía preparado para gamu gamu (exterminarlo) y no teniendo argumentos para negarlo le dijo: — Te daré el derecho a dirigir mi tierra.  Pídeme de ella lo que más te guste.  Eleripin le respondió: en tu harem guardas a una ore que te sirve de bailarina, a ella la deseo para que sea mi fiel sirvienta.

Ante esto Oduduwa se dio cuenta que Oshún Miwá había espiado y revelado su secreto, pero como ya no podía revocar su sentencia, virándose para Oshún le dijo: — Seguirás siendo esclava, ayer mía, hoy de Eleripin. Y así sucedió hasta el día en que Ogún se impuso.

En este odun es donde nace la esclavitud de la mujer.


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