La cultura nacional cubana es mestiza, resultado de la síntesis de multiétnias, de nuestros pueblos originarios americanos, los africanos, hispanos, francés, asiáticos, árabes… Cuba responde a la tesis de Fernando Ortiz: un ajiaco, que es fusión, mezcla. No una ensalada mixta, heterogénea pero con ingredientes que mantienen su diferencia.
Las instituciones que tienen el encargo estatal de instrumentar la política cultural de la Revolución no pueden estar ajenas a esa realidad histórica y morfológica y mucho menos ser presa de prejuicios lacerantes de la unidad nacional, de sentimientos excluyentes o discriminatorios.
Racismo, discriminación racial, prejuicios raciales, exclusión social, son términos que nada tienen que ver con expresiones claves y directrices para el arte, los artistas y los intelectuales que acompañan el proceso revolucionario: “Con la Revolución todo, sin la Revolución nada”. “La espada y el escudo de la nación” defienden un proyecto de país incluyente y solidario y lo que lo empañe es sencillamente antinacional y en la guerra cultural que nos embarga ayuda a las fuerzas y medios del enemigo y no, a nuestras tropas.
Los mensajes desde el arte y la literatura revolucionarios y el contenido ideológico de la enseñanza artística, en tanto moldeadora del talento en desarrollo, deben estar esclarecidos respecto a este problema y actuar consecuentemente en función de este principio.
Tales fueron las premisas para una reunión de trabajo que devino en evento académico, celebrado en el teatro Abelardo Estorino, en la sede del Ministerio de Cultura, con su consejo de dirección y principales cuadros de sus consejos nacionales, institutos y entidades de su sistema, en la que integrantes de la dirección de la UNEAC y su comisión José Antonio Aponte, expresaron sus ideas de trabajo, resultados, objetivos y la realidad de la subsistencia de conductas y modos de pensar discriminatorios ajenos a la savia martiana como vestigios de una larga historia de siglos de explotación que se aferran a coexistir con una sociedad de justicia social e igualmente reafirmar los sitios de memoria histórica que refrendan el legado cultural africano.
Pedro de la Hoz, Jesús Guanche y Rolando Rensoli abordaron el tema y el viceministro Fernando Rojas concluía orientando el consenso en cuatro aspectos: comprensión de la importancia y actualidad del problema, necesidad de su inclusión para debate en el sistema de la enseñanza artística y el trabajo de los instructores de arte, su abordaje en la próxima reunión nacional de directores municipales de cultura y finalmente, la indicación a todos los consejos nacionales, institutos, editoriales y demás entidades a programar y realizar intencionalmente actividades concretas con el objetivo de enfrentar la discriminación racial, el racismo, los prejuicios raciales y la exclusión social así como resaltar el legado para la historia y la cultura cubanas de la africanía, la negritud, nuestros pueblos originarios y demás componentes étnicos no blancos.
Planteado el axioma: política cultural y cultura nacional versus racismo.
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