María Elena Mora Valiña es economista y poeta cubana. Además de ser embajadora de la Paz por su trabajo en defensa de los derechos de la mujer, es también representante para América Latina de Timbalaye, proyecto internacional, encargado de promocionar la cultura de la mayor de las Antillas.
Cuando se realiza el primer Festival Cultural de Cubanos Residentes en el Exterior que tiene lugar de manera virtual del 7 al 9 de julio, Mora Valiña, una de las participantes del evento, nos transmite en verso lo que en la distancia significa Cuba.
Respirar y sentir el oxígeno del recuerdo
ese ayer que no abandona mi presente,
respeto a los ausentes que entregaron su vida
la fe que mantiene viva la esperanza de un país,
el gran Don Fernando Ortiz en letras de cubanía
la risa que no se pierde entre tanto sufrimiento
el odio y el cruel lamento de aquellos que la deshonran,
una Habana enamorada que reconquista el aliento,
palmeras que al son del viento se despeinan de su enojo
para quedarse en tu alma cuando la miran tus ojos.
Ella es el orgullo paternal,
recuerdo del militar que se la llevó en sus sueños,
la dignidad y el empeño que se entrega día a día
las carencias que no matan la historia que se defiende
la luz que siempre se enciende entre tanta adversidad
la fuerza de la verdad para continuar luchando
contra el horrendo bloqueo que nos ha estado asfixiando.
Cuba es cada amanecer desde cualquier latitud
el buchito de café que te inspira en la mañana,
esa comida cubana mezclada entre mil sabores,
el toque de los tambores para alimentar la fe,
cantar la Guantanamera con la lágrima que asoma
sentirnos buenas personas cuando tendemos la mano,
es la esencia del cubano, ser cálido y solidario
lo aprendimos a diario y es parte de nuestra historia.
Tal vez no te he dicho claro lo que es Cuba para mi
entre todo el frenesí que al hablar de ella me inspira,
mi patria es la que respira la vida que me sostiene
la que tiene más razones que quedan por defender
la que no puedo esconder cuando el orgullo me llena,
la que llora por la pena cuando recuerda a Fidel,
la necesidad de ser fiel al legado más preciado
ese que todo me ha dado para encontrar el camino
las riendas de mi destino las tomé un día en mis manos
que importa que tierra piso, me muero siendo cubano.
EXTRANJERA
Extranjera en la verde esperanza
allí donde danzan de noche los recuerdos ancestrales,
aquellos viejos vitrales como espejo de palmeras
la rumba marcando el paso de una mulata cualquiera
el cajón o dos cucharas son parte de sus caderas
pero su pasaporte la hizo sentir extranjera.
Lleva en los hombros cargando el caimán de sus sueños
como el verdadero dueño de toda la travesía
sueños, realidad, fantasía, palmeras que lleva el viento
su boca sin aliento a menudo repetía...
te vas conmigo caimán en mi oscura travesía
solo tendremos la luz de mi humilde poesía
sin métrica, burda y clara como el caudal de aquel río
en que se le canta a ochún para entregar una ofrenda,
no tengas miedo caimán si por cargarte me ofendan
tal vez algún día comprendan, en un momento cualquiera
que con el verde caimán nunca carga una extranjera .
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