La recién concluida Feria del Libro de Caracas 2015 puede ser considerada como un éxito cultural de dimensiones mayores. Celebrada en medio de la difícil coyuntura política y económica que atraviesa Venezuela, fue un ejemplo de organización, puntualidad, calidad en las ofertas de libros y otros materiales para las ventas y sobre todo, por el altísimo nivel de las conferencias, lecturas de poesía, presentación de novedades editoriales y otros espacios de reflexión e intercambio con el público asistente.
Esta edición de FILVEN estuvo dedicada a Puerto Rico, que llevó una muestra considerable de su literatura, tanto de autores consagrados como contemporáneos. La isla entrañable sigue perteneciendo al entorno nuestramericano y caribeño: aunque la vida política del país esté regida por Estados Unidos, a merced de la situación neocolonial en que la pone su status de Estado libre asociado, culturalmente sigue siendo parte de nuestra familia de pueblos. No en balde desde los finales del XIX se fortaleció la hermandad antillana, alentada por el ideal libertario de los próceres borinqueños y cubanos, que se propusieron, a través del Partido Revolucionario Cubano que fundara José Martí en 1892, luchar por la independencia de Cuba y auxiliar y fomentar la de Puerto Rico. Todavía resuenan fervorosos, en muchos corazones, los versos de Lola Rodríguez de Tió: “Cuba y Puerto Rico son // de un pájaro las dos alas…”. Luego serían retomados por Pablito Milanés, quien en su canción definió a Borinquen como el “ala que cayó al mar,” y la invita a continuar juntos el mismo vuelo.
Escritores cubanos en FILVEN
Una representación de escritores cubanos asistió a dicho evento. Nos sorprendió gratamente la acogida de un público enterado, que con frecuencia iba buscando sus obras y autores preferidos, con un conocimiento de causa que rebasaba el acercamiento superficial.
Profesores universitarios y de otras enseñanzas, estudiantes, trabajadores, amas de casa, jubilados, se acercaban continuamente a nuestro stand e inquirían por nuestras ofertas: en la gran mayoría de los casos nadie salía con las manos vacías. Una avidez que agotó rápidamente el nutrido caudal de libros en venta y que desbordó, con múltiples interrogantes, el espacio concedido a cada una de nuestras presentaciones y conferencias. También demostró que sería muy útil para el futuro realizar un estudio de mercado con el que saldríamos ganando todas las partes.
La delegación cubana, encabezada por Ángel Gárate, directivo del Instituto Cubano del Libro, y Abel Sánchez Medina, de la editorial Oriente, responsable del stand, estuvo integrada por una representación de escritores muy diversa: Elier Ramírez Cañedo, Antonio Armenteros, Ulises Rodríguez Febles, María Liliana Celorrio y Marlene Vázquez Pérez.
Se iniciaron nuestras actividades con la presentación del libro El imperialismo norteamericano: pasado, presente y futuro, de los compiladores Esteban Morales y Elier Ramírez, y estuvo a cargo de este último. A raíz de este hecho, y motivado por la calidad de la intervención y las recientes amenazas yanquis contra Venezuela, se suscitó gran interés de público y prensa, y hubo un fructífero intercambio entre el presentador y los asistentes.
Los poemarios Nastraine y Kenoma, de Antonio Armenteros, y su libro de relatos País que no era, tuvieron una favorable acogida de público y crítica. Son textos de honda originalidad, demostrativos de la madurez fecunda del autor. Se acercan a cuestiones polémicas de la realidad cubana, entre las que sobresale el impacto que han tenido en la vida cotidiana del cubano de hoy las estrechas y sostenidas relaciones que en todas las esferas de la actividad humana existieron entre nuestro país y la otrora Unión Soviética.
Sobre ese mismo particular versa la novela Minsk, del multipremiado dramaturgo y narrador matancero Ulises Rodríguez Febles. Un escritor que debutó como cuentista, y que tiene ya una reconocida y exitosa carrera como dramaturgo —sobre todo con su obra teatral Huevos, publicada y representada dentro y fuera de la Isla; ha sido ampliamente reconocida por público y crítica, a merced de su calidad literaria, capacidad para conmover, poder reflexivo y profundo humanismo?, nos da ahora una novela muy bien lograda, merecedora de atenta lectura. También se presentaron sus textos dramáticos El concierto y otras obras y La cabeza intranquila y otras obras.
Con los libros de relatos Mujeres en la cervecera y Matar al pájaro sentado, la poeta y narradora tunera María Liliana Celorrio se presentaba en Caracas con credenciales de lujo. Dueños de una prosa de altos quilates, irreverente, osada en las búsquedas expresivas y temáticas, estos libros estremecedores conducen al aplauso, a la polémica, al rechazo mojigato, pero jamás a la indiferencia. La autora, que también es una excelente narradora oral, hizo gala de sus dotes y leyó, además de un cuento, páginas de su poemario Madame la gorda, muy aplaudido por los asistentes, como cierre de su presentación.
Quien escribe esta crónica presentó su libro La vigilia perpetua, Martí en Nueva York, ante una sala muy concurrida y en la que no faltaron estudiosos del legado martiano en la patria de Bolívar. Este volumen valora zonas altamente significativas del periodismo de José Martí escrito desde los Estados Unidos, dirigido a alertar a Nuestra América respecto al naciente imperialismo, a la labor del Apóstol como fundador de órganos de prensa y al análisis filológico de los originales manuscritos de textos relevantes como “Vindicación de Cuba” y “El general Grant”. La autora, también investigadora del Centro de Estudios Martianos, impartió la conferencia “José Martí, la idea americana y la independencia de Puerto Rico,” de especial significación, ya que la feria, como se dijo al inicio, estuvo dedicada a este territorio.
La delegación cubana estuvo, además, en otros eventos importantes. Asistimos también a la exhibición del emotivo documental Chávez y Fidel para siempre, de Roberto Chile y Fabiola López, presentado por Ingrid Fernández Hernández, de la editorial CITMATEL, en un teatro repleto, donde abundaron lágrimas y aplausos.
Debe destacarse asimismo la presentación del libro Bolívar y Martí. Pensamiento, vigencias y convergencias, una excelente compilación de textos realizada por el profesor, ensayista e investigador venezolano Alberto Rodríguez Carucci. En otro momento el propio Rodríguez Carucci dio a conocer un texto emblemático para los estudios martianos, gracias a la colección Claves de América de la Fundación Biblioteca Ayacucho. Se trata del volumen Martí, modernidad y latinoamericanismo, de Ángel Rama, dedicado a reunir los penetrantes ensayos que el destacado profesor e investigador uruguayo dedicara al prócer cubano.
Alejo Carpentier, un caraqueño ilustre
Uno de los momentos cimeros de la feria, rica en acontecimientos significativos, lo fue sin duda la presentación del libro de Alejo Carpentier Visión de Venezuela, Monte Ávila, Caracas, 2015. El mismo aparece por la colaboración entre la prestigiosa casa editorial, la Fundación Alejo Carpentier, de La Habana, y el Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela. Tuvo lugar el pasado 14 de marzo, y coincidió, felizmente, con la celebración del Día de la Prensa cubana, que ha tenido entre sus más destacados cultivadores al autor de El siglo de las luces. En la mesa de presentación participaron Rogelio Polanco Fuentes, embajador de Cuba, María Elena Rodríguez, directora de Monte Ávila, Roberto Hernández Montoya y Luis Britto García, destacados intelectuales venezolanos y quien escribe estas líneas, Marlene Vázquez Pérez, encargada de comentar el volumen.
Estamos en presencia de un texto de enorme significado, no solo por su contenido, trascendente sin duda alguna, sino por lo simbólico que resulta reeditar una obra como esta en el presente. No debemos olvidar que Alejo Carpentier residió en Caracas durante catorce años, en una muy fructífera etapa de su vida, y que jamás se sintió extranjero en Venezuela. De esa época data su colaboración asidua con El Nacional, que mantenía entonces una postura progresista y era el diario más importante del país. Su columna “Letra y Solfa” fue escenario propicio para comentar sobre los más acuciantes temas de actualidad cultural en la época, sin desdeñar ninguna manifestación artística, y de la riqueza de esas páginas han salido a la luz varios volúmenes con temas diferentes. En esta ocasión se reúnen todos los textos de tema venezolano que publicara Carpentier en ese espacio, más las conocidas crónicas que bajo el título “Visión de América” publicara en la revista cubana Carteles en 1948. A estos se añade el artículo “Visión del páramo andino”, escrito para aquella ocasión, pero que no fuera publicado entonces.
En otro momento me ocuparé de reseñar, con el detenimiento que merece, el contenido del volumen, dadas su riqueza y extensión. Basten, por ahora, estas notas veloces, que solo han pretendido ofrecer información general sobre el acontecimiento. Van matizadas por los límites que impone la vivencia personal, y con la consabida dosis de subjetividad. Solo intento con ellas que la fugacidad de la vida cotidiana no nos saquee la memoria.
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