Bogotá, Colombia.- Dos interesantes proyectos que reunieron la obra de siete creadores cubanos de distintas generaciones y tendencias, que de una manera u otra subrayan la versatilidad de la plástica nuestra, acompañaron este año las propuestas de las galerías La Acacia y Servando, pertenecientes a la empresa Génesis, en la 14ta. edición de la Feria de Arte de Bogotá, ArtBo 2018, entre el 24 y 28 del mes de octubre.
Junto con más de 70 galerías de 20 países: España, Estados Unidos, México, Perú, Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Venezuela, Uruguay, Dinamarca, Alemania, Brasil, Francia, Inglaterra, Turquía, Italia, Portugal, República Dominicana, presentes en esta ocasión, Cuba estuvo representada en sus dos stands por artistas como Frank Mujica, Javier Castro, René Francisco y Liset Castillo (La Acacia); y Adrián Fernández, Osvaldo González y Ángel R. Ricardo Ríos (Servando).
Pintura, instalación, dibujo, fotografía, escultura, objetos artísticos, video… se dan la mano en el espacio cubano, en propuestas conceptuales, paisaje y de temática social. Son estéticas diferentes con un toque más universal, aunque no dejan de ser cubanos, pero que están acordes a las tendencias que se mueven en el arte en este momento. Mostrar y abrir espacios para el arte cubano en Colombia es la intención de estas galerías, que comenzaron (en el caso de La Acacia) a participar en este encuentro que se está convirtiendo en uno de los más importantes de América del Sur. Además de que se reúnen, artistas jóvenes, con un camino ya labrado en este campo, y un Premio Nacional de Artes Plásticas, René Francisco, que llega aquí con una singular pieza donde se mezclan la pintura y el video, y que desde los primeros momentos ha causado interés de los asistentes.
El arte cubano es muy apreciado en este país latinoamericano. Por eso es fácil advertir siempre un público ansioso por conocer las nuevas propuestas llegadas de la Isla caribeña. Amén que varias obras, entre otras de Ángel R. Ricardo Ríos, fueron vendidas en los primeros días del foro.
Además de los ejemplos de estas dos galerías, por algunos stands de la sección Principal hubo piezas de creadores cubanos, como son los casos de Carlos Garaicoa, que llegó con Galería Elba Benítez (España) y Luisa Strina (Brasil), y Wifredo Lam (Leon Tovar Gallery, Estados Unidos), entre otros.
La revista Arte por Excelencia ocupó, por tercera ocasión consecutiva, un singular y atractivo espacio en la sección de Publicaciones, junto a medios tan importantes como la revista colombiana Art Nexus, Revista Terremoto (México), Arte Al Limite Chile), Hechizo, Exclama, Acoarte, Artecircuito, el periódico Arteria del país anfitrión, así como otras representando museos de Colombia (Pereira, Nacional, Antioquía…), editoriales y otras instituciones.
Ataviada en el stand por afiches que dan muestra de la diversidad cultural de la mayor de las Antillas: del Ballet Nacional de Cuba liderado por la figura de Alicia Alonso, y primeros bailarines de la compañía, y del Festival Internacional de Ballet de La Habana “Alicia Alonso”, fue un potente imán que despertó el interés de los espectadores que por allí pasaban. Luego, encontrar ese tesoro cultural/artístico en las elegantes páginas de la revista Arte por Excelencias atraía aun más la atención. Y también se sumaban estudiantes de ballet o arte que han pasado por Cuba para estudiar y recibir talleres de creación en el ISA, Ballet Nacional de Cuba, Escuelas Nacionales de Danza, turistas que han llegado aquí buscando cultura, otros que han recibido atención en hospitales cubanos, o destacados artistas que han sido invitados a las Bienales de La Habana
En las instalaciones de Corferia, donde se realiza desde el 2004 este evento, que ya marca pautas no solo en Colombia, sino en la región y más allá de sus fronteras, se ubicaron los diferentes espacios/secciones de ArtBo 2018: Principal, donde participan galerías consolidadas, emergentes y de vanguardia; el programa Arte Cámara, para promover nuevos nombres; Proyectos; Referentes; Sitio; Libro de Artista; Foro, Publicaciones y Articularte.
Y más allá de ArtBo hay otras siete ferias satélites, instituciones, galerías y museos que abren sus puertas a este mes cultural y de arte en Bogotá, que cada ano cobra más vida, y suma más interés en los colombianos.
ARTBO POR DENTRO
Cada año, desde el 2004, vienen aquí destacadas figuras del arte en el tiempo, junto con otros nombres más cercanos que tienen ya un espacio en el altar del arte latinoamericano y del mundo. Ellos proyectaron, nuevamente, su subjetividad sobre los productos del kitsch, enriquecieron el quehacer plástico del área con sus novedosos performances, arte povera, matizaron de conceptos visuales las más variadas obras, instalaron ideas, grabaron tradiciones, dibujaron vidas, pintaron el tiempo con sus matices creativos, respiraron entre formas y colores las tecnologías más contemporáneas, y elaboraron proyectos de sus propias comunidades a la manera del Arte.
Art Bo 2018 resultó un reflejo, casi perfecto de este quehacer, una puerta abierta, bien ancha, a la creatividad.
Cruzar las miradas por los espacios fue reconfortante. En muchos de ellos, contrariamente a lo sucedido en ediciones anteriores, se observaba una mirada introspectiva al Hombre, a su entorno natural, porque muchas piezas utilizaban materiales de desecho, otros salidos de lo más profundo de la naturaleza, enfocando aspectos cruciales para la vida en la Tierra en este XXI: la ecología en primer lugar, y la lucha del ser humano, dondequiera que esté, para salvar la casa común que nos acoge.
Un toque de elegancia y de la grandeza de los maestros en el tiempo acercaron nombres como los de los escultores Eduardo Ramírez Villamizar y Edgar Negret (Colombia), Julio Le Parc (Argentina), Carlos Cruz-Diez (Venezuela) que saludaba a la entrada de ArtBo 2018 con una inmensa instalación multicolor con sus rasgos cinéticos, Ana Mercedes Hoyos (Colombia), Liliana Porter (Argentina) y Fernando de Szyszlo (Perú), junto con esos jóvenes que siguen sus pasos, y colman de admiración los espacios con sus entregas donde se reúne, en un mismo trabajo contemporaneidad/tradición.
Cientos y cientos de piezas cruzaron por las miradas que se acercaron al encuentro, traídas de la mano por creadores de 18 países de América Latina y el Caribe, Europa, Asia, Estados Unidos. Allí convergieron talento, creatividad, contemporaneidad, tradición, experiencias, trabajo, aspiraciones, realidades e irrealidades que se aderezan con el ingenio y la capacidad del artista para transformar el pensamiento y los sentimientos, el material o el objeto, la vida o los sueños, en una obra que lleva un fuerte peso de la personalidad y todo aquello que se mueve por los adentros del hombre.
Cuando estamos en presencia de una pieza: sea escultura, dibujo, pintura, instalación, grabado, objeto, video..., vemos un producto terminado, algo que cobró vida después de horas y horas de incesante laboriosidad, de la mano y la mente, y también matizado por algo extraño, interno, profundo que yace en lo más íntimo del ser humano. Cada pieza es parte de la vida del que la crea, es algo suyo, propio, una pertenencia que va más allá de todo lo que uno puede calcular, porque el pensamiento humano es vasto. Las obras, son, pues, reflejos, señales, inspiraciones que llevan el ADN creativo de quien las forja. Allende las estrechas fronteras de Corferia, donde aparece cada año ArtBo, el arte desbordaba otras ferias satélites que en esos días de octubre llenan rincones de la ciudad: Bogotá Arte-Barcú, Feria del Millón, Artchicó, Odeón intensivo…, que junto a las muestras abiertas en diferentes galerías, museos y centros alternativos por toda la ciudad hacen de esta capital una inmensa vitrina del Arte en plural.
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