Cuba: Bandera, Himno, Cultura… ¡Pensar todos como país!


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Con el estallido de la insurrección, el 10 de Octubre de 1868, La Bayamesa de Pedro Figueredo cobraría todo su sentido como himno patriótico. En la mañana del 20 de Octubre, tras la toma de la ciudad de Bayamo por sus pobladores devenidos mambises y la rendición del cuartel, la multitud se agolpó en la plaza para celebrar la victoria. El tañido de las campanas y la música acompañaban el entusiasmo popular, avivado por la presencia de Figueredo, quien se abrió paso entre la multitud. El bayamés iba sobre su caballo Pajarito y erguido sobre la montura, arengaba a sus compatriotas con exclamaciones revolucionarias.

Fue cuando la muchedumbre inspirada de tanto fervor patriótico comenzó a tararear las notas de La Bayamesa, con la música de fondo que ejecutaba la orquesta. Entonces hizo su entrada La Abanderada, Candelaria (Canducha Figueredo), hija de Pedro Figueredo, vestida con el traje de la libertadora (toda de blanco), escoltada por un hijo de Figueredo (Gustavo), y por otro de Céspedes (Carlos Manuel). El entusiasmo creció aún más y se inició una marcha por la calle El Comercio, encabezada por Céspedes, Pedro y la propia Abanderada. Detrás iban otros líderes de la Revolución: Donato Mármol, Luis Marcano, Pío Rosado, Maceo Osorio, Esteban Estrada y José Joaquín Palma. Los jefes de la insurrección y el pueblo que los secundaba completaron una vuelta a la plaza.

Seguidamente, se enarbolaron voces que solicitaron a Figueredo revelara la letra del himno patriótico, ya que su música era conocida por todos (1), para que fuera cantada por el pueblo.

A la altura de la calle Mercaderes la petición del pueblo de Bayamo se hizo más fuerte, y provocó se detuviera la marcha. Extrajo entonces el Autor un lápiz y una hoja de papel de su bolsillo y sin moverse del sitio, sobre la montura del caballo, anotó los versos que con anterioridad ya había compuesto del patriótico himno.

Candelaria (Canducha) Figueredo recuerda:

“(…) El día 18, a las siete de la mañana, ya estaba ordenada toda la tropa de papá, si tropa puede llamarse a unos valientes que en su mayoría no llevaban más armas que sus machetes, y muchos ni eso, sino estacas. Nos pusimos en marcha hacia Bayamo. Íbamos delante papá con sus ayudantes, y yo con los míos, que fueron Carlos Manuel de Céspedes y Céspedes y Gustavo Figueredo, mi hermano. Cuando llegamos a Bayamo ya se había aumentado el contingente notablemente, pues doquiera que pasábamos, se nos iban agregando todos los hombres y hasta los niños que encontrábamos al paso. Bayamo entera nos esperaba, y apenas nos divisaron, fuimos saludados con vivas entusiastas y atronadores. Entonces papá me dijo: Flota la bandera, y así lo hice dando un entusiasta grito de ¡VIVA CUBA LIBRE! Al fin llegamos a la ciudad donde ya estaban las primeras partidas frente a la Plaza de Armas, y fue entonces cuando, con loco entusiasmo, papá cruzando la pierna sobre la silla de su caballo, escribió su Bayamesa inmortal. No habrá pluma que pueda describir el delirio, la emoción de aquel hombre y aquel pueblo que le oía e imitaba; y a los acordes de aquel himno asaltamos la plaza”. (2) Siluetas patrias. Candelaria Figueredo. Por Emilio Roig de Leuchenring. La Habana, 7 de febrero de 1914.

Tomada la ciudad, se comenzó a organizar su gobierno y el ejército. Céspedes nombró los primeros mayores generales y, entre otros, a Pedro Figueredo como jefe del Estado Mayor de las fuerzas mambisas. Entre las primeras iniciativas de los revolucionarios emergió la creación de un órgano periodístico, El Cubano Libre, Primer periódico independiente que se publica en Cuba.

Para puntualizar, durante mucho tiempo, se ha polemizado en torno a cuáles fueron las estrofas que se cantaron el 20 de Octubre. En el número del 27 de Octubre de 1868, Año 1, No. 4, de la citada publicación, siete días luego de haber sido conocida su letra públicamente, aparece por primera vez el texto impreso firmado por su Autor: Pedro Figueredo. Se publica con el nombre de La Bayamesa, Himno Patriótico. Sólo consta de dos estrofas que constituyen actualmente el Himno Nacional cubano.

Al combate corred, bayameses,

que la Patria os contempla orgullosa;

no temáis una muerte gloriosa

¡que morir por la Patria es vivir!

En cadenas vivir es vivir

en afrenta y oprobio sumido;

del clarín escuchad el sonido,

¡a las armas, valientes corred!

Himno y letra extraordinariamente hermosos, profundamente emotivos y enardecedores

Cuba: Bandera, Himno, Cultura. ¡Pensar todos como país!

 

Fernando Ortiz en que cubanidad es «condición del alma, complejo de sentimientos, ideas y actitudes», mientras cubanía es «cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable»

 

Notas:

(1) La noche del trece de agosto, durante un encuentro que sostienen los ptriotas conspiradores Pedro Figueredo, Francisco Vicente Aguilera y Francisco Maceo Osorio, este último le pidió a Figueredo que compusiese un himno similar a La Marsellesa francesa. Para ser interpretada en público requería de una adecuada instrumentación, la que tuvo a su cargo Manuel Muñoz Cedeño, quien dirigía una de las orquestas de la ciudad de Bayamo. Días después, cuando el maestro Muñoz Cedeño tuvo lista la música de la marcha, un reducido público invitado a escucharla en la casa de Figueredo, quedó gratamente impresionado. Para ser escuchada públicamente, Figueredo decide escoger la fecha del Corpus Christi (Once de junio de 1868). Así, la música de la marcha fue ejecutada en el Te Deum y durante la procesión posterior. Ese día la mayor parte de las familias bayamesas vinculadas al movimiento revolucionario se instalaron desde horas tempranas en la iglesia hasta casi abarrotarla. Tropas de la infantería española y hasta el propio gobernador tuvieron dificultades para acceder al recinto. Muñoz Cedeño, ordenó con un gesto la ejecución, y los compases musicales del himno (aún sin su letra), resonaron en todo el ámbito de la iglesia. Posteriormente, se repitió más de una vez el himno en la procesión y el entusiasmo de los bayameses fue in crescendu, así como las sospechas de las autoridades coloniales sobre su verdadero sentido, patriótico y no religioso.

(2) Edición Especial Revista Biblioteca Nacional José Martí. Aniversario 150 de las Guerras de Independencia. 


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