Seriales y novelas a cualquier hora en la pantalla chica cubana, de plácemes los “novelófilos” y “novelófilas”, pero las propuestas son, raras excepciones, extranjeras.
Después de la locura impactante de Avenida Brasil, de la Casa O Globo, parecía que se inauguraba el carnaval de la telenovela. Comenzando temprano a media tarde con la propuesta argentina Herederos de una venganza, por Multivisión; casi al terminarse, la producción colombiana La ronca de Oro, en Cubavisión, un impasse hasta la noche con la trivial carioca Paraíso Tropical, mano a mano con la obra del patio La otra esquina y sin casi tiempo para cambiar de canal, Chocolate con pimienta, por el Canal Habana. Y para el que estaba trabajando, estudiando o haciendo otra cosa en la tarde, la reposición al filo de la madrugada de la sangrienta trama austral del canal de “las múltiples miradas al universo”; y al levantarse temprano, otra oportunidad con La ronca…
La reina sudamericana de las rancheras, la recordamos con agrado en esta versión televisiva a pesar de los pesares de tanta mezcla entre la biografía real y los dramas cursi con que trataron de adornarla y no siempre lo lograron pero al menos, estética y análisis crítico apartes, “enganchó” al televidente cubano al punto de apurarse a llegar temprano a casa después de la jornada laboral o levantarse temprano para verla mientras hacía el desayuno.
El paradisíaco ambiente de hoteles y extrahoteleras playeras de la nueva propuesta brasilera en espacio estelar del “Canal de la familia cubana”, ahora diariamente y no alternando con la novela cubana como era el estilo antes, aún carece del fijador que se requiere y hasta desencanta, un poco de más de lo mismo de alta sociedad y clase media carioca, un nudo que se enreda y se desata y regresa al punto inicial, en fin, no se habla por las calles de esta novela con el entusiasmo con que se ha hablado de tantas y tantas producciones del gigante sudamericano en otras oportunidades, habrá que esperar.
Su coterránea Chocolate…, ya a medio andar por el canal de “la capital de todos los cubanos” e iniciándose en las mañanas de Cubavisión para los habitantes del resto del archipiélago es del tipo de telenovela satírica, costumbrista y de época, con escenas mofas y hasta ridículas en algunos casos, sinrazones en algunos discursos y una lectura crítica a estilos de vida, prejuicios y conductas deleznables. Se pasa bien el rato con ella pero hay que dejar de dormir para verla… por el horario.
Herederos… es una fantasía, pero con un problema muy serio. Ya no es noticia que Sudamérica fue una especie de tierra prometida para los nazis cuando cayó el hitlerismo en 1945 y sobre todo el cono sur, incluso sus experiencias estuvieron presentes en las posteriores dictaduras militares de esos países de nuestra región. Un tema muy serio que sirve de base histórica a esta novela argentina que al igual que Chocolate… pone a superficie aquello de “pueblo chiquito infierno grande”. Ventura como Vidisterra, son ejemplos.
Y mientras, por la propia televisora Multivisión, infinidad de seriales de factura estadounidense todo el año, y algunos otros por Cubavisión, con denominadores temáticos comunes: policíacos, judiciales, médico-asistenciales, humorísticos, ciencia y ficción y raras excepciones como la magnífica Mansión Cowley, con excelente fotografía, ambientación y riqueza histórica.
A contraparte: La otra esquina. Ojalá que salve la honra de la telenovela cubana y no haya que cruzar para la otra… esquina. Buen elenco, actualidad en el tema y hay que esperar. Hace tiempo que está en crisis la telenovela cubana, al punto que hay televidentes ya prejuiciados que no quieren saber de ninguna aún sin ver un capítulo, y eso es mal augurio. Afortunadamente no nos sucede con el cine cubano y ni siquiera con las propuestas humorísticas, aunque se ha reiterado cierta crisis también en estas últimas cuando de lenguaje televisivo se trata pues se pondera mucho más el arte de reír en espectáculos teatrales o de centros de diversión nocturnos.
La telenovela cubana hoy requiere volver a hacerse cómplice de su público. Las más recientes no han sido bien aceptadas por el respetable... En la Playa Leonora nadie quiso zambullirse, de Santa María del Porvenir, el público esperó todo el tiempo lo que estuvo por venir y no llegó, aunque este autor la disfrutó agradablemente convirtiéndose en un ser incomprendido y raro para las personas más allegadas.
No se debe seguir evocando Sol de batey, Las huérfanas de la Obra Pía y Tierra brava, ya alejadas en el tiempo; o La cara oculta de la luna y Aquí estamos, mucho más recientes, para representarnos a la telenovela cubana. Los últimos disparos han sido desperdigados, por una puesta que llega al corazón del televidente, se presentan tres que ni se habla de ellas, aunque también lo he dicho en otras oportunidades, una parte del público cubano es demasiado exigente con las propuestas de su país y sin embargo consume a gusto enlatados seriales o culebrones cansones en los llamados “paquetes semanales” que circulan de una memoria flash a otra, o telenovelas aberrantes en su discurso como Avenida Brasil. Pero de todas formas la alarma está sonando y aunque los valores de nuestra sociedad no son los que prefieren Hollywood, Univisión, Caracol o TV O Globo, no se debe perder de vista que la realización estética de un audiovisual de estos tiempos no debe desconocer ciertos patrones de “gancho”. El ejemplo está en los dramatizados que “sacaron del apuro” las tardes-noches de los viernes de verano por el Canal Educativo 2. De hecho, hubo cierta similitud con programas foráneos como Decisiones, de Univisión o Usted decide de la ya mencionada O Globo; pero, a mi consideración, no fue una copia al calco, ni siquiera una copia, pues los temas fueron de la cotidianidad cubana, la forma activa en que el público participaba fue muy interesante así como la presencia de los análisis de un profesional de la psicología, y hay que decir que el programa gustó.
El cubano tampoco le ha dado las espaldas a Tras la huella, y lo prefiere por encima de los policíacos extranjeros y se hacen justicia también teleplays y algunas puestas de El cuento y Teatro en TV. Entonces el problema no está en los dramatizados cubanos sino en la telenovela propiamente, dejando para otros comentarios las aventuras infantiles y juveniles, cuya época de oro ya hace rato pasó.
La Casa Productora de Telenovelas tendrá que ir por los fueros de espacios ya antiguos como Horizontes, Grandes Novelas y La novela, época en que sin haber casa productora se hacían telenovelas de la vida cotidiana y de época cubanas —hoy muy recordadas— y puestas en escena de clásicos de la literatura universal y del patio; incluso, antes y después de la llegada de las mexicanas Los bandidos de Río Frío, El árabe y Gotita de Gente, que marcaron la irrupción en nuestra pantalla de las nuevas telenovelas latinoamericanas y de la brasilera La esclava, que abrió las puertas a las telenovelas brasileñas en Cuba, cautivantes desde entonces. Esperemos a ver qué hay en La otra esquina.
Deje un comentario