El tiempo ha corrido pero los pasos llevaban al mismo lugar. La cita ahora nos trajo un Cristián Alejandro lleno de sonoridades actuales, con un dominio de la escena como los grandes y un repertorio que le permitió exponer una obra fuerte, elocuente y madura. Junto a su guitarra eléctrica, nos reaparece, crecido pero sin perder la ternura, como un cantante y un compositor consolidado, después de andar casi un año por el mundo abriendo los conciertos de Francisco Céspedes, lo que provoco su ausencia en nuestros escenarios. Ocho años atrás esta misma sala del Museo Nacional de Bellas Artes le abrió las puertas para su concierto de graduación y si en aquel momento se robó al público asistente, ahora emerge cual verdadero triunfador.
Varias condiciones avalan que le califique como tal: carismático, excelente figura, cualidades histriónicas, clase, magnifico interprete de la guitarra y una voz cálida y melódica, una voz plena de emociones que llevo al espectador a sentir momentos de sentimientos profundos, de alegría, de reflexión y también de euforia.
Cristian durante las casi dos horas que duró su primer espectáculo en solitario Solos tu y yo, nos transportó a todos los que estuvimos en el concierto no solo con la música, sino también con el maravilloso uso de la palabra, hacia los sentimientos que emergen del amor de un joven de 25 años, nos habló de su primer amor y del dolor que nos invade cuando lo perdemos, del amor que siente hacia su público, agradeció a las personas que han influido y ayudado en su carrera, nos revelo intimidades de como nacieron algunas de sus canciones y sobre todas las cosas nos llevó de la mano hacia su mundo mágico para producirnos sentimientos que nos hicieron reflexionar y reír, dijo palabras tan llenas de verdad que hizo también asomar lágrimas en nuestros ojos, “A veces después que la canto siento aun el sabor de sus labios en los míos”.
Cristian, que fuera secundado por su banda integrada por músicos muy jóvenes, talentosos y profesionales quienes le imprimieron a cada canción fuerza y alegría, en los teclados, guitarra y coros Julio Montoro; en el Bajo y coros Victor Miguel; drums Jorge Pérez y como percusionista, coros Jose Luis, alias el chiqui, todos tuvieron momentos donde lucieron con creces sus cualidades interpretativas.
Como invitada de la noche tuvo a su lado a la cantante Yeni Gómez del dúo Yeni con Cache, hicieron un dúo memorable del tema que da nombre al concierto, es una pena no ver con más frecuencia a la carismática Yeni quien es portadora de una preciosa voz.
Un momento especial en la noche fue la maravillosa interpretación que hizo del muy degustado tema Todo es un Misterio el que dedico a su compositor, el maestro, cantante y amigo Pancho Céspedes quien abrió las puertas de su música al mundo y al que Cristian agradeció la confianza que puso en él.
Los arreglos corrieron a cargo de un team de lujo integrado por Cristian Alejandro, Julio Montoro, Juan Kemel, Edesio Alejandro, Gerardo Garcia y Ernesto Cisneros. Los asistentes al concierto -sin un momento de descanso- pudieron disfrutar de diferentes géneros que fueron desde la música rock al pop pasando por el funk, la bachata y el house. Todo esto hizo recordar a los menos jóvenes aquellos conciertos que enardecían frente a un gigante de la escena musical cubana, su padre biológico Edesio Alejandro quien hizo la dirección general del espectáculo. ¿Acaso estaremos frente a una real trasferencia de genes en el ámbito musical? Los tiempos proponen y aquí Cristián Alejandro se ubica en la hornada actual. Ahora sale de gira por provincias, en la inmediata perspectiva están la Cárdenas, en Matanzas, la de Santa Clara, Santiago de Cuba y Pinar del Rio.
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