Pese a políticas hostiles, una pandemia y la crisis financiera internacional que la misma trajo consigo, los aires del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que comienza este jueves ya pueden respirarse en La Habana, haciendo énfasis en su edición 43 a disfrutar de las bondades de la pantalla grande que distingue a los tradicionales cinematógrafos.

Más, en estos tiempos, el mantenimiento de tales salas de exhibición comercial también ha ido ganando en complejidad, a partir de las medidas de seguridad que se han debido adoptar en aras de asegurar los derechos de autor de las películas, ante el creciente auge de la piratería en este sector.

De ahí que, para continuar exhibiendo las producciones más contemporáneas, nuestros cines necesiten adaptarse paulatinamente a una nueva y costosa tecnología, capaz de permitir la reproducción de los cada vez más numerosos filmes que a modo de protección circulan en el formato digital DCP (Digital Cinema Package) y no en el tradicional analógico de 35 mm, principalmente en eventos como el FINCL.

Muestra de la enorme importancia que en nuestro país se le concede a la cultura y, dentro de ella, al cine y a su evento insignia, ha sido el hecho de asignar parte de los escasos recursos financieros con que cuenta la nación para la compra de proyectores digitales, siendo los cines Chaplin, 23 y 12, Yara y Acapulco, los hasta ahora beneficiados y, por tanto, los aptos para asumir la programación de la fiesta cinematográfica que comienza este jueves.

Sin embargo, tal y como lo demuestran algunos indicadores, el esfuerzo de Cuba por mantener con toda dignidad dicho evento no ha sido en vano. El prestigio y la vitalidad del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano se evidencian en que realizadores de prácticamente la totalidad de países de la región enviaran sus obras al concurso, llegando a recepcionarse unas 2 200 películas, entre las que se escogieron las que optarán por los Premios Coral. Asimismo, ha sido creciente la participación de jóvenes cineastas y de mujeres realizadoras, a las que pertenecen 9 de las 15 óperas primas en concurso.

También lo corroborará la respuesta de un público numeroso y conocedor que nunca ha perdido la oportunidad de disfrutar, ahora con las más novedosas técnicas, de una amplísima muestra de cine diverso, contemporáneo y de calidad, como el que históricamente le ofrece el Festival de La Habana.