Fornés y Sabino por siempre, así se tituló la exposición retrospectiva con que los organizadores de la XX Bienal del Humor, rindieron homenaje al caricaturista cubano Rafael Fornés, con motivo de cumplirse en este 2017 el centenario de su natalicio y los 60 años de creación de su personaje Sabino.
La muestra, conformada por 32 historietas de los fondos del Museo del Humor de San Antonio, estuvo abierta hasta la primera semana de mayo en unos de los salones del Centro Provincial de Artes Visuales “Eduardo Abela” de Artemisa, institución que ya cumple 30 años promocionando arte.
Rafael Fornés Collado [1] (La Habana, 1917-2005), comenzó a crear viñetas desde joven y entre 1936 y 1939 publicó —como alternativa a la avalancha de comics estadounidenses— sus series con su personaje José Dolores. Sin embargo, fue con su personaje Don Sabino (1957-63) —concebido en el periódico Información— que ganó notoriedad como uno de los padres del nuevo humor en Cuba.
El considerado padre del humor filosófico le comentó a Samuel Feijóo sobre estos personajes: “José Dolores fue producto de una visión de aquellos años del ambiente de los barrios habaneros que yo trataba de reproducir. Desde luego, como no podía ser testigo de una anécdota así, cada semana, tenía que inventarla. Sabino fue otra cosa; más bien el producto de dudas y certezas que en mí mismo anidaban. Por esto, uno de mis hijos, cada vez que se refiere a mí, me nombra Sabino.” [2]
En lo formal las historietas de Don Sabino, traslucen el estilo característico de la época en que fue creado, es un personaje chiquito y cabezón —similar a Mr. Magoo— y vestido de negro. Su renovación radica más bien en su contenido filosófico, en el motivo irónico y el sin sentido más enfocados en lo reflexivo.
Prevalece en ellas, el dibujo desenfadado y minimalista. El discurso o narrativa discurre por lo icónico preponderantemente, aunque en ocasiones recurre al texto. Distanciado de lo grotesco, su tono transita entre el humor blanco y el humor negro, con perceptible influencia surrealista.
Las historietas expuestas en la galería artemiseña comprenden originales publicados en los periódicos Informativo y Revolución, en el Suplemento Infantil de este último y en la Revista Signo; recorriendo un periodo desde 1957 hasta 1975.
Don Sabino desapareció de Información en 1958 por contradicciones con el Director y luego en 1961 —y hasta 1963—, volvió —sin el Don— dentro de las páginas del rotograbado de Revolución. En este último periodo, las series de Sabino, gozan de una mayor profundidad conceptual y un estilo gráfico novedoso.
En muchas de ellas —por lo general de cuatro cuadros— aparece la muerte o personajes cadavéricos que interactúan con Sabino, develando por contraste las esencias del hombre y el aprecio por la vida.
Esta muestra fue la oportunidad de conocer más sobre el devenir del humorismo gráfico cubano.
Como se recordará Rafael Fornés fundó en 1960 El Pitirre, una publicación en la que se agruparon varios jóvenes creadores con una visión novedosa del humor para aquellos tiempos. Este tabloide, suplemento humorístico del periódico La Calle, ha sido considerado iniciador del humor revolucionario en nuestro país. [3]
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