Con altos quilates Alain Pérez cerró presencia de Cuba en Cervantino


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Tras citar el célebre poema “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas”, de la poeta puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió, el reconocido músico cubano Alain Pérez parafraseó ese verso y dijo que Cuba y México poseen “un mismo corazón”, antes de comenzar su actuación en la 49 edición del Festival Internacional Cervantino.

Acompañado de su quinteto, correspondió al cantante, guitarrista, bajista y percusionista, cerrar la presencia de Cuba en el importante encuentro de todas las artes que desde el pasado 13 de octubre tuvo como escenario diferentes espacios de la pintoresca ciudad de Guanajuato, Patrimonio de la Humanidad, donde la Mayor de las Antillas —con una delegación conformada por más de 100 artistas— fue, junto al estado mexicano de Coahuila, Invitada de Honor.

Durante el concierto, bajo el título de Viaje en el espacio El Trasnoche, habilitado durante el Cervantino en el Museo Hacienda San Gabriel de Barrera, Monumento Histórico, Alain Pérez cautivó al público asistente con su singular estilo en el que se entretejen el jazz, la fusión y la improvisación; a través de un espectáculo en el que trascienden sus novedosos arreglos, con ritmos tomados del son, el flamenco y la rumba.

La actuación sobrepasó la primera hora del sábado e instó al baile a un entusiasta auditorio congregado en El Trasnoche,

un sitio concebido para alargar las noches cervantinas sin dejar de disfrutar la oferta musical que el Festival trajo a la ciudad de Guanajuato.

La popular radioemisora Ibero909, que transmitió el espectáculo en vivo (en FM),  con un gran titular en su edición digital expresa Alain Pérez Quinteto: Herencia de la vieja Cuba en Cervantino, el colega David Ovando afirma que “en perspectiva, la evolución de la música que parte del barrio, el canto bruto suscitado de esquina a esquina, donde no hay realidades rebuscadas, sino estilos de vida más asfálticos y donde subsiste un sentimiento que permanece en espera de manifestarse en el momento que el alma lo determine, conlleva un poder genuino. Así lo dio a entender Alain Pérez y su quinteto dentro de su presentación en Cervantino”.

Igualmente destaca que el canto en Cuba se manifiesta como semillero y esta herencia se trasladó a la ex Hacienda San Gabriel, en lo que se conoce como escenario Trasnoche. Así se dio cuenta de la nutrida genealogía de la música cubana, que trastoca desde la raíz hasta llegar al trabajo de este quinteto, una agrupación que persiste en conservar en distintos niveles, a Cuba a nivel sonoro.

“No es nada nuevo decir —agrega el comentarista de Ibero909— que esta isla, se ha propuesto como proveedor de estilos en la voz y el canto, así como en baile. Desde ese punto este quinteto, reinventa parte de ello, al plantear cánones de experimentación (fincada en la tradición del free jazz), pero que conserven el saleroso sonido cubano”.

Al valorar la presencia de Alaín Pérez y su quinteto en esa plaza con ambiente rural, David Ovando subraya que fue “un programa sonoro lleno crestas y valles, desenvuelto entre el complejo parangón del llamado Latin Jazz. En él se retoman los patrones del son y guaguancó cubano, pero también letras, por ejemplo, El yerberito moderno, donde inevitablemente la significación remite a Celia Cruz, aunque la resignificación recae en la caliente actuación de este quinteto.

“Las dos percusiones —apunta— dictaminan el alma de su propuesta, y en consecuencia del recital de aquella noche, dentro de éste, se otorgó un elemento que conectó con la raíz de un sentimiento genuino por la música. En ese sentido el Trasnoche, fungió como escenario para elaboración de un auténtico landscape, por un lado, la experiencia caliente de conectar con el sonido del guaguancó y la salsa cubana, pero también con el valor de la improvisación”.

Alain Pérez, quien comenzó a cantar y a tocar la guitarra y el piano en una agrupación cienfueguera cuando tenía 10 años de edad, está considerado un cubano universal tras dejar su impronta como músico junto a las célebres agrupaciones de Irakere y Chucho Valdés, Celia Cruz, Los Van Van, Issac Delgado y el español Paco de Lucía.

En la actualidad “si bien arrastra por defecto el aural de esos nombres”, expresa Ibero 909, “en este proyecto logra amalgamar dos vertientes a través de un estilo propio, pero que como lo dio a entender la noche del viernes, comprometido consigo mismo con su rol de artista…”.

El carismático músico ha dicho que “nací músico o la música me adoptó, me escogió. Nací, y sin darme cuenta aparecí en un escenario. Primero en el patio de mi casa, con los parranderos del pueblo y, de pronto, desde los 9 años, ya estaba ensayando, con mis lecciones de guitarra, de solfeo y piano. Creo que nací para esto. No sé hacer otra cosa. Bueno sí, amar”.

Su quinteto está integrado, además, por Andy García (piano), Alejandro Delgado (trompeta), Adonis Panter (congas) y Yandy García (drums). Alain se desempeña en el bajo, el timbal, la guitarra y la voz.

Juntos, una vez más, pusieron en alto la fuerza y prestigio de la música cubana, para reafirmar, en la clausura de la presencia de Cuba en el Cervantino, los altos quilates que en todo el mundo hacen relucir a la cultura insular contemporánea.

 


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