Con gran entereza o resiliencia, como suele decirse últimamente, el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales (CDAV) ha enfrentado las difíciles condiciones interpuestas a su gestión por la actual pandemia de la Covid 19.

El 8vo Salón de Arte Cubano Contemporáneo fue el bautismo de fuego que, a inicios de 2020, mostró a directivos y especialistas de la institución los nuevos derroteros  de que podían disponer en la red de redes, para continuar apostando por la creación que emerge a todo lo largo y ancho del país.

Al evento, cuyo cuerpo central fue La Pesquisa, especie de mapeo que posibilitó la creación de un Directorio de Jóvenes Creadores de carácter nacional, le siguió la apertura de Sala Negra, espacio virtual abierto a la experimentación en Instagram, el cual de forma orgánica ya se nutre de los noveles artistas que anteriormente habían sido “descubiertos”.

Tal es el caso de Miguel Osorio, a quien le fue encargada la segunda y más reciente muestra aparecida en dicho perfil del CDAV.

“El momento en que se realizó el 8vo Salón fue para mi muy especial porque era un momento en el que todos estábamos como que en pausa y abrió las puertas para que muchos artistas jóvenes pudieran mostrar su trabajo desde las redes sociales, hacer encuentros, conocer personas y al propio Centro de Desarrollo de las Artes Visuales.

Fue también el primer encontronazo, por así decirlo, con las redes sociales. Pero le debo mucho porque gracias a esa Pesquisa conocí a Meira Marrero, una excelente persona y curadora, la cual congenió muy bien conmigo y de ahí partió todo este enlace y todo este proyecto”.

Explicó al Periódico Cubarte el también profesor de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro al referirse a su participación en el evento y a Visceral, la exposición que por estos días aún puede visitarse de forma virtual en Sala Negra.

“Como curadora, Meira estuvo prácticamente desde el comienzo de la creación de cada máscara hasta que llegamos al momento de la foto como tal, ya que desde el principio era un intercambio constante de ideas que fue formando el cuerpo de la exposición. Fue como una especie de juego porque ella no sabía de qué iba la obra y yo sólo le iba dando algunas pistas más o menos, a partir de las cuales me hacía sugerencias. Parte de ese intercambio también la subimos a Instagram”.

Acerca de la experiencia que le ha significado este traslado de su quehacer a las redes sociales al que le motivaron las convocatorias del CDAV, Miguel Osorio apuntó:

“Tiene su parte positiva porque cada plataforma posee cualidades que se pueden aprovechar mucho. Por ejemplo, en Instagram los hashtags, las historias; todo eso se puede utilizar como herramientas para dar propaganda a la misma obra ya que las imágenes pueden llegar más lejos, una vez que pueden ser compartidas y enlazarse con otras obras etiquetadas…Brindan bastante alternativas.

Como fue una experiencia bien interesante y todo el equipo ha quedado satisfecho, más adelante pensamos hacer la exposición de forma presencial a modo de una especie de environment”.

Así de indetenible es el impulso que han dado a la creación las iniciativas adoptadas por el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales en tiempos de pandemia cuando, en medio del obligado aislamiento físico, cientos de jóvenes entran a sus predios por las anchas puertas virtuales, abiertas gracias al empeño de quienes allí laboran en aras de que la creación siempre disponga de aliento y espacios.