Recientemente el programa Punto de partida, auspiciado cada semana por el Centro de Superación de la Cultura, en el Canal Educativo 1 de la televisión cubana, nos entregó una excelente propuesta sobre los archivos fílmicos del ICAIC - Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos- (1).
Así, recordamos que el Noticiero ICAIC, liderado durante tantos años por el cineasta Santiago Álvarez, pertenece ya a la Memoria del mundo y que la restauración de estos fondos patrimoniales es realizada por prestigiosas instituciones francesas usando las últimas tecnologías existentes.
El loable empeño por rescatar esta parte de la memoria audiovisual de la nación, me hizo recordar a otros archivos fílmicos cubanos olvidados. Los de la televisión. Aunque la mayoría de los cubanos asocian la frase archivo fílmico –tanto en soporte físico como la actividad- al ICAIC y están convencidos de que esta institución posee la totalidad de la producción fílmica nacional, no es así.
Nuestra memoria suele retener lo más inmediato en detrimento de sucesos históricos pretéritos que de considerarse, matizarían nuestras percepciones de los procesos sociales y nos acercarían más a la realidad histórica. Nuestra historia mediática revela que en el universo de los archivos fílmicos se incluyen los fondos de la televisión cubana.
Hagamos algo de historia:
Cuando el 24 de octubre de 1950, se inauguraron oficialmente las transmisiones de Unión Radio TV (Canal 4) -miembro de la trilogía fundadora en Ibero América, junto a las de Brasil y México- la televisión no era tecnológicamente lo que es hoy. Mucha agua tuvo que pasar debajo del puente hasta que se inventaran y aplicaran las tecnologías y los artilugios que la diferenciarían del cine. Mientras, el también llamado video se apropió de los formatos, géneros, dramaturgias, códigos, lenguaje de cámaras y de luces, sonido y tratamiento de la imagen consolidadas por el cine.
Aunque muchos lo han olvidado, por mucho tiempo la actividad televisiva se sustentó casi absolutamente en sus tecnologías, rutinas y prácticas. Analicemos:
La televisión fundacional se emitía por transmisión directa al éter, generalmente en tiempo real –en vivo- desde los estudios o replicando escenas o eventos desarrollados en locaciones exteriores que se lograban mediante los controles remotos.
Por largo tiempo, muchas imágenes de los programas se registraban en cintas fílmicas reversibles llamadas kinescopios (2) - de menor calidad que las del cine tradicional, usadas para hacer copias de trabajo-, con el mismo proceso productivo que la cinematografía: revelando, editando y pegando en los laboratorios.
Pequeñas cámaras fílmicas captaban las imágenes de los noticieros y con los kinescopios las escenas en exteriores de musicales, teleteatros, cuentos, aventuras, novelas y humorísticos; luego se insertaban junto a la banda sonora, diálogos, música y las representaciones que tenían lugar en los propios estudios -foros-, en el complejo proceso de la difusión directa. (2)
Desde 1951 -cuando la cobertura geográfica de transmisores y antenas direccionales no permitía a los residentes en las provincias orientales ver la programación capitalina en tiempo real- las copias fílmicas de los estrenos de CMQ TV (Canal 6) en La Habana, se transportaban por avión y se emitían dos o tres días después en las primeras filiales provinciales de una singular e incipiente cadena televisiva. (3)
Los cubanos y las electrónicas norteamericanas experimentaron en Cuba diversas tecnologías de reproducción y emisión de las señales televisivas desde su primer decenio. Entre los ejemplos más notorios estuvieron:
- Captar desde un avión comercial la señal televisiva de una planta norteña y retransmitirla hacia La Habana para que los televidentes vieran las imágenes de un partido de béisbol, con muy poca diferencia de tiempo al real.
- Intercambiar entre los dos países -en tiempo real a su emisión cuando no existían las antenas parabólicas ni los satélites- espectáculos, entrevistas y encuentros deportivos televisados mediante el Sistema sobre el horizonte. (4)
- Empresas norteñas hicieron grabaciones experimentales con cinta magnética (video tape) -que muy pronto desplaza a la filmación con cinta cinematográfica- en juegos de pelota profesional habanera.
En 1961, cuando se interrumpieron las relaciones entre Cuba y EE.UU., nuestra tecnología ya estaba obsoleta y era totalmente dependiente del vecino del Norte. Ello impuso hacer milagros para mantener operando nuestras televisoras, sin poder renovarla allí, ni financiar el alto costo de su renovación integral en otro país.
Así, en lugar de ser pioneros en generalizar el video tape, estuvimos entre los últimos en América Latina: Solo en las postrimerías de los años 70, los primeros equipos japoneses fueron asignados por la UNESCO a nuestra programación educativa. Su generalización se produjo en la década siguiente.
En consecuencia, por más de tres décadas, nuestra pantalla alternó la difusión en vivo desde los estudios, los eventos en exteriores emitidos por control remoto y la filmación en kinescopios de la mayoría de sus proyectos -incluso los informativos- y hasta sus eventos institucionales.
Durante los años cincuenta, la cinta fílmica también se usó para transmisiones diferidas de programas o para la comercialización de nuestros productos audiovisuales fuera de fronteras.
En los años sesenta del pasado siglo el Instituto Cubano de Radio y Televisión fundó sus propios Estudios fílmicos donde sumó a la tradicional producción de programas y spots comerciales, los mensajes de bien público, documentales, dramas y dibujos animados orientados a la grey infantil.
El valor histórico, cultural y patrimonial de estos archivos del ICAIC y del ICRT, es similar:
El ICAIC, con proporciones menores, conservó casi su totalidad y las restaura en el exterior.
La televisión que acumuló fondos descomunales provenientes de su programación habitual y sus Estudios fílmicos, perdió hace mucho el sistema de preservar las cintas y por carecer de las condiciones precisas y las tecnologías adecuadas presenció la devastación química de gran parte de su caudal artístico-comunicativo.
Solo en el siglo XXI, mejoramos el entorno de nuestros archivos fílmicos y adquirimos equipos para su digitalización gradual. No obstante, la restauración de nuestras obras sigue siendo una quimera.
Este remanente audiovisual atesorado durante decenios contiene las tendencias evolutivas de ámbitos como: el diseño, la dramaturgia, la fotografía, las artes plásticas, la información, las prácticas mediáticas audiovisuales, la comunicación y la historia de la nación. Por ello constituye una zona importantísima de nuestra memoria colectiva y de nuestro patrimonio.
Notas:
(1) Primera institución cultural fundada por el Gobierno Revolucionario en fecha tan temprana como marzo de 1961.
(2) Nombre similar al equipo norteamericano que permitía hacer copias de esas cintas y en una segunda etapa, de la imagen reflejada en la propia pantalla chica.
(3) En el caso de la radio se usaban además de las grabaciones en cintas, las placas de acetato para grabar diversos géneros y contenidos.
(4) Esto sucedió hasta que los canales 6, 4 y 2 instalaron sus propias redes de microondas y extendieron la señal mediante plantas repetidoras, por nuestro alargado caimán verde.
(5) Sustentado en la cercanía geográfica con nuestro país, las corrientes eólicas, el cable submarino y esas curiosas antenas ubicadas en la playa de Guanabo.
Deje un comentario