Añorado encuentro: Música, voz y algo más (II parte y final)


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Bis Music

Manuel Navarro Luna, uno de esos grandes poetas cubanos, que hoy rara vez se cita, tuvo a bien afirmar, ha ya más de tres cuartos de siglo: “… no os asombréis de nada…”. Recordando este verso del poema que dedicara a la ciudad de Santiago de Cuba; propongo que sigamos la ruta que traza en la discografía cubana actual el CD Añorado encuentro, editado y producido por BIS MUSIC y que tiene tras devolvernos la figura de Ovidio González.

Añorado encuentro es, según hemos podido indagar, el octavo disco en que convergen los intereses musicales de Ovidio y de Bis Music; todos ellos con la particularidad de contar con la visión de artesano que caracteriza la carrera como productores musicales del binomio García Suarez/Eddy Cardoza.

Y es que la distancia, y tal vez la desidia de los difusores y promotores musicales en los medios, ha contribuido a que discos como vamos a volar; Soy guajiro donde intervienen Silvio Rodríguez y Omara Portuondo; la recopilación de boleros titulados Cuenta conmigo, acompañado por un formato de conjunto sonero y Secretos pasionales dedicados a las canciones de la trova tradicional; duerman el sueño del olvido.

Entonces, con estos antecedentes, qué diferencia y qué acerca a Añorado encuentro de sus predecesores. Sencillo, se trata de un proceso de continuidad y ruptura estilística y musical; solo que esta vez Ovidio decide compartir sus ansias con intérpretes cubanos de distintas generaciones —algunos de los cuales no tuvieron el placer de conocerle; o simplemente le descubrieron en el estudio— estilos e intereses estéticos diferentes. Pero igualmente invita Jorge Villamizar y a María Tejada, dos intérpretes de los cuales pronto escucharemos noticias y que sorprenderán a aquellos demiurgos que no se hayan detenido a escuchar este fonograma.

Musicalmente los productores apostaron a combinar diversos formatos musicales en dependencia del tema mismo y del invitado con el que Ovidio comparte el tema; así Llegué por San Antonio de los Baños sigue la misma ruta sonera de su creador, solo que esta vez —nuevamente, pues ya se había aventurado hace más de veinte y cinco años con la Orquesta de Adalberto Álvarez con el tema Cántalo, pero báilalo— Silvio regresa como aprendiz de sonero y luce desde su perspectiva humana.

El convocar a Anaís Abreu para recrear en tres temas parte de la historia del feeling demuestra que esa cantante cubana sigue siendo imprescindible en el decir musical de estos tiempos; y que su voz está como el primer día.

La presencia de María Victoria, Yenny Valdés, Sory y de Dayany Gutiérrez es la confirmación de que la buena música puede ser cantada por aquellos que musicalmente crucen otros caminos. Cantar es un arte y se trata de hacerlo bien; y si detrás hay productores con suficiente inteligencia y sentido común se logra. Aunque en honor a la verdad tanto María Victoria como Sory tienen horas cantadas en materia de boleros y canciones cubanas de alta y buena factura.

Pero Ovidio es un hombre que creció profesionalmente en los años de esplendor de la Nueva Trova; así que no debe sorprender la presencia de Vicente Feliú, Amaury Pérez o Manuel Argudín; o el que intervenga un formato como el Trío Los embajadores de Cuba; y es que ese formato es inherente a la trova y al bolero.

Punto y aparte son la presencia de Omara Portuondo, Pablo Milanés y Frank Fernández en el fonograma. Se trata de dos íconos inobjetables de la canción cubana; ellos lo han cantado casi todo y lo han hecho muy bien. Con Omara ya Ovidio había unido voz en producciones anteriores; pero con Pablo se adentra en un dúo en uno de los temas más conocidos del compositor Orlando de la Rosa y que marca la transición cultural que unifica al feeling con el bolero.

En el caso del maestro Frank Fernández; tema de cierre; Ovidio retoma aquel tema por el que se nos hizo popular a comienzos de los años ochenta del pasado siglo: Donde crezca el amor, escrito por Ángel Quintero para su “ópera trova” del mismo nombre.

Con economía de notas y demostrando que su voz no ha envejecido —ha madurado diría un sabio amigo— Ovidio revive el recuerdo y apuesta por un futuro musical del que no debemos dudar.

Manuel Navarro Luna, lo mismo que Nicolás Guillén se valieron de la poesía para anunciar a sus compatriotas y contemporáneos algunas verdades premonitorias esas que se han añorar con el paso del tiempo; los productores de Añorado encuentro, sin proponérselo  las han validado musicalmente, para el común de los mortales. La hora de que los medios entren en juego para trascienda este producto es esta; ojalá no ocurra que los sorprenda un rabo de nube y el deseo se les convierta en estatuas de sal.

La añoranza también es una virtud humana. Ovidio lo sabe y este CD da fe de ello.

 


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