La Habana arriba este 16 de noviembre a su cumpleaños 504 en un ambiente que enaltece las tradiciones y promueve  un acercamiento in situ a su historia, mitos y leyendas.

Fundada por el conquistador español Diego Velázquez en 1519, la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana sigue su ritmo bullicioso, su andar ajetreado y no cesa en el empeño de  reconstruir obras dañadas por el paso del tiempo, entre las que figuran toda la red de inmuebles y el sistema patrimonial.

Tales son los propósitos de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC), interesada en que cada piedra de sus añejos edificios de arquitectura ecléctica, barroca, neoclásica o de otro tipo mantenga su lozanía como testigo de muchos acontecimientos históricos, sociales y culturales, que han quedado registrados para siempre y matizan el decursar de sus poco más de cinco siglos.

En ese plan se inscribe la terminación de la primera etapa de restauración del Palacio del Conde de Jaruco, en la llamada Plaza Vieja del Centro Histórico, y la Casa Vitier García-Marruz, que se erige como  centro cultural para dar continuidad al quehacer intelectual de esa importante  familia de la cultura cubana.

Otros inmuebles sometidos a reparación son la Casa de los Árabes, así como el Museo Casa de la Obra Pía. Todos forman parte del programa por el cumpleaños de la urbe y  rinden homenaje al Historiador Eusebio Leal, artífice del rescate y conservación que permitió declarar al Centro Histórico Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco en 1982.

Vale insistir en el llamado de la OHC que convoca  a  la necesidad de proteger el patrimonio de la ciudad, con el apoyo y participación de la ciudadanía para cuidar lo que se rescate con mucho esfuerzo, sobre todo en estos tiempos tan difíciles y de carencias, y ser capaces de  velar  diariamente por cada obra, por cada inmueble y tener una urbe  limpia y cuidada.

Si queremos trabajar en función de restituir valores, buscar lo desaparecido, recuperar lo dañado, es preciso crear ambientes idóneos para transmitir lo realmente auténtico, lo que nos identifica como cubanos.

Precisa recordar que en un momento de esa historia se convirtió en el gran estuario del continente y se reunieron en sus aguas las flotas y las armadas. La ciudad se llenaba de gente y el mar fue, desde entonces, su aliado principal.

Tales preceptos se enlazan también con la oferta cultural y educativa planeada con motivo de los 504 años que incluye al Acuario del Centro Histórico, con un nuevo concepto museográfico de creación tecnológica y que expondrá  la conjugación entre los ecosistemas de agua dulce y marinos.

Como expresara Eusebio Leal: “La Habana es una ciudad pensada. Como si esto hubiera sido una coincidencia de deseos a lo largo del tiempo. No es un caos reunido, sino que tiene la gracia de las grandes ciudades. La gracia que tiene París, la gracia veneciana, la gracia de Madrid, la gracia de muchas ciudades del mundo. Quiere decir que La Habana tiene muchas cosas”.

Y como la capital cubana es sumamente musical los organizadores del programa por su aniversario tomaron interés en celebrar el Festival Habana Clásica, del 17 de noviembre al 3 de diciembre, en la Basílica Menor de San Francisco de Asís una temporada de conciertos y actividades que incluyen la danza.

Una ciudad y su pueblo son valiosos en tanto  conservan sus elementos de identidad, por eso será bienvenida la oferta de la Casa Oswaldo Guayasamín, donde quedará inaugurada la exposición fotográfica La Habana y sus historias.

Muchos se aprestan a homenajearla, entre ellos los constructores que dan vida a obras restauradas como la Fuente de la Juventud y la conclusión del mantenimiento integral de las áreas verdes de la Vía Panamericana, además de varias acciones  en la Necrópolis de Colón, mientras la Dirección de Transporte reinaugurará la Pasarela de Regla.

A los 504 años de fundada sigue siendo un lugar de encanto, que ostenta el título de Ciudad Maravilla, por su “atractivo mítico, lo cálido y acogedor de su ambiente, y el carisma y jovialidad de sus habitantes”, de acuerdo con declaraciones de Bernard Weber, presidente de la Fundación New7Wonder al elegirla entre las urbes más connotadas del orbe.