El Premio Nacional de Literatura, de 1991, Ángel Augier Proenza, nació 1 de diciembre de 1910 en el central azucarero Santa Lucía, de Holguín, y es reconocido por su amplia obra literaria, y su labor como investigador, periodista y crítico
Augier, doctor en Ciencias Filológicas, graduado de la Universidad de La Habana y del Instituto de Literatura Mundial Máximo Gorki de la Academia de Ciencias de la URSS, en Moscú, fue director fundador de la Revista de Literatura Cubana (1982). Miembro de Número de la Academia Cubana de la Lengua, correspondiente de la Academia española. Miembro del Consejo Asesor del Centro de Estudios Martianos. Miembro fundador de la Unión de Periodistas de Cuba y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la que fue vicepresidente y miembro de su Consejo Nacional durante varios años. El Consejo de Estado de la República de Cuba le otorgó en 1982 la Orden Nacional Félix Varela de primer grado
Desde muy joven comenzó a trabajar en el central Santa Lucía y a la par inicia su producción poética; sus primeras obras se publican en el periódico El Triunfo, de Gibara, y luego en Orto, revista literaria de gran trascendencia.
Ya en el año 1931 se integra a la lucha antimachadista; al año siguiente ingresa en el Partido Comunista de Cuba; mantendría una actitud revolucionaria y progresista alo largo de toda su vida.
En 1932 publica su primer poemario Versos, que contó con un prólogo del poeta cubano Agustín Acosta.
En el año 1933 participa en la organización de las primeras células comunistas en Gibara, pero se ve obligado a salir hacia el exilio en Honduras por la persecución de que era objeto por parte de la policía. No regresa a Cuba hasta la caída de Machado.
En La Habana se vinculó a organizaciones revolucionarias como el Ala Izquierda Estudiantil, Liga Antiimperialista de Cuba y Defensa Obrera Internacional.
Tuvo vínculos muy fuertes con Antonio Guiteras, e igualmente, trabó amistad con intelectuales cubanos de izquierda como José Antonio Portuondo, Nicolás Guillén, Mirta Aguirre, Juan Marinello, Carlos Rafael Rodríguez, entre otros.
En 1936 se inició como auxiliar de Emilio Roig de Leuchsenring en la recién creada Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Colaboró en diversas publicaciones como Ellas, Página, Mediodía, Bohemia y en 1944 comienza a colaborar con el diario Noticias de Hoy, y a partir de 1945 edita su suplemento dominical.
Al triunfo de la Revolución, se integra al proceso transformador con una intensa labor política e intelectual. En 1961 participó en el Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas en el que surge la UNEAC. En 1973, fue designado presidente de la sección de literatura de la UNEAC y en 1976, fue designado como su vicepresidente, cargo en el que fue ratificado en 1977 y 1982, en el II y III Congresos de esa organización.
Recibió un sinfín de premios y distinciones, tanto en el ámbito cultural como en el político y legó una vasta obra poética y ensayística donde se trasluce su compromiso revolucionario y militante.
Entre sus poemarios más destacados, se pueden contar Canciones para tu historia (1939); Isla en el tacto (1965), y Las penúltimas huellas (2000), y entre sus ensayos, De la sangre en la letra (1977); La Revolución cubana en la poesía de Nicolás Guillén (1979); Acción y poesía en José Martí (1982), y Cuba en Darío y Darío en Cuba (1988)
De él, diría el profesor y ensayista Raimundo Lazo (Camagüey, 1904-La Habana, 1976):
« (...) poeta de excelencias de contenido, de tono y de forma (...) crítico de finura y perspicacia (...) investigador al que el método y la ejemplar laboriosidad, lejos de estorbar, favorecen el trabajo inteligente y fatigoso de repasar papeles olvidados, y coleccionar datos de valor histórico».
Angel Augier falleció el 21 de enero del 2010, a los 99 años; considerado un intelectual relevante del siglo XX cubano. Su obra trasciende la época en la que vivió, y llega con gran vigencia hasta el presente por su contenido humano y social y por la calidad literaria.
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