Como ya es habitual en la Isla, el calendario cultural del 2016 se inició con las expectativas, satisfacciones y polémicas, alrededor de las noticias sobre los Premios Nacionales instituidos para reconocer el talento y la entrega de la intelectualidad cubana. Consensos y disensos, bien fundados o no y desde ambas orillas, se pueden explorar en la red de redes, sin perder de vista lo más trascendente: Cuba, su pueblo-pueblo y cada cubano rellolllo, se deberían sentir premiados legitimando a sus más virtuosas y vistosas estaturas.
Hay de todo, pero las más infelices opiniones sobre los tres Premios Nacionales a los que me referiré, el de Ciencias Sociales y Humanísticas, el de Artes Plásticas y el de Literatura; cojean por desconocimiento, prejuicios y otras bajas mezquindades. A todos, como convocaba El Maestro: “leer y no creer”. Aunque a algunos —la verdad— lo que les falta es querer leer y crecer con ello.
Ciertos fulanos no reconocen el “color cubano” del que hablara Guillén, con voz oral y escrita, por encima de las falsas razas y credos. Por no leer a Martí, ni a Ortiz, no ven que Ana, Pedro y Rogelio son cubanos plenos, no porque tierras cubanas les absorbieron sus primeros fluidos o le inscribieran con cuños y firmas su vínculo oficial con la cubanidad, en La Habana a Ana Andrea Cairo Ballester y a Pedro de Oraá Carratalá, el 10 de noviembre de 1949 y el 23 de octubre de 1931, respectivamente, y en Matanzas a Rogelio Agustín Martínez Furé, el 28 de agosto de 1937; sino porque los tres —desde sus talentos y pasiones, contra viento y marea—, han obrado por alimentar nuestro abierto “nacionalismo espiritual”. Porque sus exploraciones y explicaciones entretejen las láminas más recientes del extracto nacional y con ellos, Cuba se premia en extensión y hondura, gozando más sus flujos “etnogenéticos” que sus sombrillas exóticas.
Menganos, por su parte, se niegan a aceptar que también tiene rostro ideológico “lo cubano” y que no es precisamente el de Mickey Valdés, por una vocación electiva, ya cubana antes de 1959, pero más martiana y postcolonial después, precisamente por la resistencia cultural y las actitudes descolonizadora que tienen en Furé un mambí. Fisonomía hibrida, sí, pero “na´ que ver” con nada que ver con Iósif Vissariónovich Dzhugashvili o Walter Elias Disney. Y que por ello, se premia a la Dra Cairo: por sus aportes “al estudio y divulgación del pensamiento político y social cubano, que contribuyen al fortalecimiento de la identidad nacional”. (1)
Y a los sutanos, que cuestionan si era más propio tal premio que el otro, porque Pedro es pintor, poeta, narrador, ensayista, crítico, promotor, y diseñador editorial (2); Rogelio (3) es poeta y narrador —en sus vertientes oral y escrita—, además de folklorista, etnólogo, bailarín, cantante, compositor, investigador, libretista… y Ana, docente (4), historiadora e investigadora; que el propio Oraá les responda: “He llegado a la conclusión de que ya la sociedad no tolera a los creadores múltiples, a los creadores polifacéticos. A todos nos dividen por profesiones, y casi nadie comprende que en una persona se pueda dar más de una manifestación.” (5)
Gracias entonces a los tres, que bendecidos por “las tres virtudes —dichas teologales—, fe esperanza y amor” (6), se identifican consciente y éticamente con “lo cubano”. Por asumir, como Ortiz, la responsabilidad de estudiar el “intrincadísimo complejo de elementos” que nos distingue; “en todas las sedimentaciones”, en las cumbres, las laderas, valles, sabanas, ciénagas, —y añado yo— arroyos y mareas que sus multifacéticos y sensibles instrumentales —científicos, éticos y estéticos—, le posibilitaron. Para premiar, a su vez —con sus ahora reconocidos resultados—, a la cubanidad plena y sentida, que cual advirtiera nuestro “tercer descubridor”, no es guiso ya hecho, sino un ajiaco en cocción constante, en fluencia y ebullición interminable, creadora y dinámica.
Y gracias a los tres jurados que nos premiaron, aquilatando sus valores y legados — sedimentados y sedimentándose—, boceto a obra y makawa a maka (7) voz a latido, exposición a recepción, fertilización y alumbramiento a publicación y conferencia, premonición a promoción; sobre esa suma de todos los patrimonios que conforman el archipiélago cultural cubano.
Notas
(1) www.granma.cu/cuba/2016-01-13
(2) También es Premio Nacional de Diseño del Libro (2011): http://www.ecured.cu/Pedro_de_Oraá
(3) Comparte los Premios Nacionales de Investigación Cultural (2001) y de Danza (2002): www.ecured.cu
(4) Sobre Literatura y Cultura Cubanas y personalidades como José Martí y Fernando Ortiz: www.academiahistoria.cu
(5) www.lajiribilla.cu/articulo/pedro-de-oraa-ni-pintor-ni-escritor-artista
(6) Ortiz, Fernando: Los factores humanos de la cubanidad, en: Fernando Ortiz y la cubanidad. Ediciones Unión, La Habana, 1996, p. 8.
(7) Ver: http://www.uneac.org.cu/noticias/la-maka-de-rogelio-martinez-fure
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