Hace más de diez años, entre mayo y junio de 2011, publiqué en Cubarte un extenso trabajo en tres partes titulado “Las revistas literarias hispanoamericanas”. Tiempo atrás había leído el libro Las revistas literarias de Hispanoamérica, del catedrático estadounidense Boy G. Carter (Ediciones Andrea, México, 1959), quien revisó decenas de miles de publicaciones periódicas relacionadas con la literatura para ofrecer una completa historia de la literatura hispanoamericana a través de sus revistas.Esta lectura me motivó a realizar un compendio y actualizarlo hasta donde me lo permitían las posibilidades de acceso a las revistas literarias más importantes de nuestra región. Existía, y posiblemente subsiste,el prejuicio de que la cultura literaria está en los libros, quizás por su antigüedad y prestigio; el texto de Carter demostró que las publicaciones seriadasatesorabanun valiosísimo acervo no recogido por lo general en los libros, especialmente en géneros literarios brevescomo el cuento y la poesía.Tal vez la causa principal de este desconocimiento fueran las dificultades para la adquisición de las revistas literarias en las hemerotecas, históricas parientes pobres de las bibliotecas. Hoy, con las tecnologías digitales, libros y revistas han quedadoen el mismo nivel de accesibilidad para el lector, el maestro, el investigador.
Comenté o revisé más de un centenar de revistas literarias hispanoamericanas, de las que me parecieron las más valiosas, muchas de ellas existentes en la actual Hemeroteca Roberto Fernández Retamar de la Casa de las Américas; en ellas se encuentran obras incluidas posteriormente en libros, o desestimadas—y a veces negadas— por sus autores, pero no porciertos lectores a la luz de la Historia. Otro problema ha sido la clasificación de una revista como literaria, tipología en la que debe predominar fundamentalmente la ficción, pero también ensayos relacionados con el mundo ficcional de la literatura, las traducciones, las reseñas de libros…, a veces una frontera difusa. Casi siempre, entre nosotros, este tipo de publicación se ha generado alrededor de un líder generacional o gran promotor, una generación o grupo literario, una universidad o institución,una corriente estéticaen su momento de mayor esplendor, o una región geográfica con suficiente “prestigio” social y cultural. Su histórico problema han sido los financiamientos, por lo general provenientes de mecenas, universidades, editoriales, sociedades culturales o de los propios promotores, y otras veces con fondos públicos de gobiernos locales y nacionales; pero como bien se sabe, al primer atisbo de crisis desaparecen el sustento y las revistas, por muy importantes que sean, por lo que es común registrar publicaciones de efímera existencia, a pesar de su valor cultural, con dos, tres y cuatro números a lo sumo, sin distribuidores, regaladas a interesados o vendidas en quioscos con irregular entrega y muy lenta salida.
Si bien desde el siglo XVIII comenzaron a aparecer estas revistas en Hispanoamérica, no es hasta la centuria siguiente que jerarquizaron discursos literarios, especialmente en el Romanticismo,después de la independencia de España, para consolidar las identidades culturales de las nacientes repúblicas. En nuestro país, la Revista Bimestre de la Isla de Cuba, llamada posteriormente Revista Bimestre Cubana (1831-1834 en su primera etapa) fue la publicación más importante para la formación cultural de la sociedad criolla de su tiempo. Con el nacimiento de lo que se ha conocido como“feminización de las lecturas”, se impusieron modelos de publicaciones dirigidas a mujeres,quienes se suponía que solo debían leer literatura de ficción, especialmente leyendas, novelas y poesía; así surgió un grupo de revistas, en pleno romanticismo literario, como El Colibrí, Tertulia de las Damas, La Lira de Apolo, Guirnalda Cubana, Floresta Cubana, Cesto de Flores… dirigidas al “bello sexo”; posiblemente la más significativa haya sido Álbum Cubano de lo Bueno y lo Bello, dirigida por Gertrudis Gómez de Avellaneda, en La Habana de 1860, de carácter quincenal y autodefinida como de moral, literatura, bellas artes y modas. El modernismo también trajo sus publicaciones; la más trascendente, La Habana Elegante, en que brilló Julián del Casal, aunque no era tampoco una revista literaria propiamente dicha.
En sentido general, las revistas cubanas en el siglo pasado publicaban literatura, pero no podían conceptualizarse como revistas literarias. Antes de la Revolución y en el vanguardismo y posvanguardia, Social y la Revista de Avance se acercaron a la cultura literaria, al igual que Orto desde Manzanillo, pero sus contenidos se expandían hacia otros temas artísticos, sociales y políticos. Probablemente la más famosa de las publicaciones literarias de esta época fue Orígenes, de José Lezama Lima y José Rodríguez Feo, y sus antecedentes efímeros —Verbum, Espuela de Plata y Nadie Parecía—, así como Ciclón, de Rodríguez Feo; Poeta, de Virgilio Piñera, y Clavileño, de Gastón Baquero. Con la Revolución surgieron diversas revistas unidas al pensamiento y al arte, como Lunes de Revolución, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Unión y El Caimán Barbudo, entre otras; cada una con un perfil amplio e inclusivo de la cultura y las letras, y asociadas a una institución.Emergieron algunas más específicas relacionadas con las artes escénicas, como Tablas y Conjunto, y otras para el ensayo, como Temas. Por los años 80 aparecieron dos revistas literarias vinculadas a las editoriales, y las que tuve el privilegio de participar: Opción, de la Editorial Arte y Literatura, con 10 números, y Letras Cubanas, de la editorial homónima, con 20.Es de apreciar también La Siempreviva, animada por Reynaldo González. En el presente siglo nacieronEl Cuentero, del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, publicación trimestral que continúa con la tradición de otras desaparecidas como El Cuento, en México, de Edmundo Valadés, y Puro Cuento, en Argentina, de MempoGiardinelli; y en la poesía, La Isla Infinita, a cargo de Cintio y José Adrián Vitier, y Amnios.
Amnios ha sido definida como una publicación periódica de poemas, poetas y poéticas, ydebutóen 2009. La revista cumple 20 números y que subsista hoy, en plena era digital y pandémica, parece como una quimera; más si lo hace no solo insertada ya en lo mejor de la tradición cubana de revistas literarias, sino retando a cualquiera de las latinoamericanas, en un tema aparentemente muy específico como es la poesía.Amnios es una de las mejores revistas de su tipo en nuestro idioma y tiene como antecedente el título de una antología del enorme poeta cubano Raúl Hernández Novás. De alguna manera, le rinde homenaje a Hernández Novás y a la perspectiva universal que cultivó en ese “divino pugilato en lo oscuro”. En su veintena de números la publicación ha sido un sueño cumplido del poeta y editor Alpidio Alonso Grau, quien ha dirigido el proyecto desde su inicio hasta hoy. Siempre lo acompañaronel coherente y ajustado diseño del experimentado Ricardo Rafael Villares, bajo la asesoría artística del también poeta y editor Alex Fleites, y la producción de Nelis Salas. En su etapa inicial se mantuvo en la jefatura de edición el poeta Roberto Manzano, que contribuyó a la concepción general de la revista. La edición estuvo a cargo de Alena Bastos en los primeros momentos, luego de Carlos Bernal y, hasta el presente, de Aline Marie Rodríguez. De la ilustración se han ocupado poetas-artistas de la plástica—o artistas de la plástica-poetas— que han enriquecido el resultado final. En algunos números, Fernando León Jacomino, Yanelis Encinosa y Alejandro Montesinos Larrosa han asumido las relaciones públicas. Un aparte merece la labor de coordinación editorial de Pedro López Cerviño, en los últimos números hasta su repentina y lamentable desaparición física.
Uno de los elementos distintivos de Amnios ha sido la diversidad: poetas clásicos y consagrados de la actualidad junto a otros que recién comienzan a publicar; textos olvidados y rescatados deladesmemoria contiguos a otros novedosos o poco promocionados; cubanos de la Isla y otros que viven lejos de ella;autores provenientes de cualquier parte del mundo subdesarrollante o del subdesarrollado, de países “marginales” o “periféricos”. No hay prejuicios, solo se impone el juicio de la calidad estética en un proyecto que alerta, prevé, recuerda y convoca, fija y estremece, nos hace dudar de algunas de nuestras convicciones más tradicionales y reafirma esencias humanistas, aunque la palabra se encuentre en la frontera de “lo correcto”. La revista pierde la noción de geografía y competencia, no sigue cánones, estilos o líneas estéticas; las rompe continuamente, porque la poesía no se divide en países ni maneras autorizadas por nada ni nadie, no se parece a un ejercicio académico ni tampoco a un evento deportivo, para ella no existe una época determinada porque solo hay una en su código, la existencia del ser humano, sus pensamientos y emociones más trascendentes frente a la vida.
Resulta imposible en tan breve espacio mencionar poetas o trabajos para destacar, sería un necesario y extenso estudio que le debemos. Amnios cruza y entrecruza textos en diálogo y complementación, hay entrevista y reflexión, comentario y ensayo de fondo, reseña y presentación. No concluye nada porque esocompete a cada lector. Ha reunido dossiers y no ha olvidado ni el discurso femenino y feminista, ni el racial o de culturas diferentes a las promovidas en el canon occidental, diversas sexualidades y tonos disímiles de muchas espiritualidades, poetas malditos y bendecidos, mosaico de la realidad híbrida de cualquier sociedad del mundo intercomunicado. Nada importante de la cultura poética ha sido relegado. Su ecumenismo cumple con el principio de que somos la misma humanidad. Su coherencia desde el primer número tributa a la hibridez de discursos, temas y estilos que desafían a los constructores de la torre de Babel, para cada vez llegar más cerca del cielo. Solo los puntos de vista artísticos rigen, lo extrapoético se desecha, se trata de un reino autónomo de la mejor poesía del orbe. Todas las insinuaciones pasan por el arte poético, se vinculan a la música, la plástica, la escena o el cine, se entremezcla con la narración y el pensamiento ensayístico, en la misma medida en que contribuyen a cerrar un difícil círculo entre la comprensión de la lectura privada del poema y los mensajes transmitidos por los poetas.
Contrario a lenguajes erizados de dudosas informaciones o que intentan demostrar verdades matizadas por ocultamientosexigidos por “lo conveniente”, y de otros que constituyen verdaderasfábricas de falsedades, el lenguaje de la poesía verdadera construye su discurso sin ningún disimulo para edificar verdades singulares sólidas, no obstante sean incómodas yremuevan cualquier piso; aspiran a una recepción y aceptación social, aunque algunas demoren un tiempo en develar su verdad o descalificarse. Por tanto, la lectura de los poetas, de sus poemas, y la asimilación de sus poéticas, constituye un tema singular o determinado, pero de un alcance y proyección trascendente. La poesía regala sólidas revelaciones y confidencias desde la sensibilidad especial de sus autores, y ninguna disciplina de las ciencias sociales puede indagar o investigar su exclusividad subjetiva; no pocas veces resulta proféticay se coloca en el imaginario social: quien no se entera de estos mensajes resulta sorprendido, por mucha ciencia que domine. Ciencia y cultura, incluida la cultura poética, se complementan. Los alcances infiltrados entre señales filosóficas, denuncias sociales, rescates históricos, advertencias singulares, avisos políticos, envíos morales… que traslucen ciertas imágenes,dan contornoal comportamiento humano basado en una cultura que no pocas veces resulta invisible a lo que se certifica como evidente.
Hay quien asegura que el poema es una construcción de palabras, y eso es también cierto, pero no es lo único; el verdadero poema trasmite emociones y razones, a veces lanza una interrogación, y otras propone resultados, pero de manera instintiva; pertenece a una esfera cognitiva exclusiva e inatrapable. El personaje principal en el hecho poético es el lector, por lo que recibe esos estados de ánimo de manera directa; si se desea explicar, se desvanece; si se quiere apresar, huye, y nadie llega a su total y completa definición, porque depende de cada lector y de cada época, en tanto los significados de los poemas se reciclan según las circunstancias o los contextos.Las poéticas resultan reinos autónomos y desconcertantes a los efectos de quienes quieren buscar reglas o dogmas; a veces son temibles y caóticos, en ocasiones generan violencia o una manifestación muy rara de belleza mediante la palabra que por momentos contradice los propios conceptos de belleza que tenemos arraigados. La poesía puede ser tan intensa como el instante antes de morir, el último reducto de esperanza, produce recuerdos semejantes a la música o sensaciones como el amor; se le ha dedicado mucho tiempo intentando explicarla, sin que nadie haya llegado a una dilucidación completa, de ahí que solo existan explicaciones parciales. Esto lo saben muy bien los de Amnios. Por eso celebramos los primeros 20 números y ojalá Zeus conceda a Apolo la ventura de muchos números más.
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