Es muy sencillo si tú te pones a pensar en Cuba, en los cubanos, en lo que sucede. A mí me parece que la Revolución es una vocación, la Patria es una vocación, es un compromiso, por tanto cuando se hable de Cuba, se habla de la Revolución, uno siempre  piensa que hay que salvarla por encima de todo. 

Los cubanos, los que creemos en la Revolución, están conmigo si les digo que esa defensa está garantizada, las dificultades hacen que afloren los miedos, la zozobra, aflore el desconcierto, pero creo que Cuba está por encima de todo este desconcierto, por encima de todo miedo personal. 

Yo les diría a mis amigos, a mi  familia y a mis compañeros que hay que salvar a Cuba de toda humillación, de esa vergüenza de que vengan los americanos a mandar aquí otra vez, de que sean los dueños y los amos, después de que la Revolución nos dio un mundo distinto, después de que el gobierno revolucionario nos dio a los cubanos una perspectiva de orgullo, de ser dueño por vez primera y yo creo que eso hay que salvarlo.  

Yo creo que para muchas personas en el mundo Cuba es eso, un símbolo, una pequeña esperanza, una luz al final de ese túnel en que se ha convertido el mundo. Yo creo que los cubanos, defendiendo nuestro país, defendiendo esta Revolución en la que creo, hacen una pequeña contribución a que el mundo tenga una esperanza. Salvando la unidad, salvando nuestro sueño, estamos salvando el sueño y la idea de muchas personas. 

Creo que hay que resistir, hay que estar al lado de Cuba por encima de todo y es lo que puedo decir. Tenemos que estar unidos, fuertes. Como decía Martí «Las armas del juicio que  vencen a las otras». Hay que tener las armas del juicio, la inteligencia, el talento de nuestro pueblo, de nuestra gente, de nuestras mejores mentes. A eso los invito, en eso creo y a eso los convido. Creer en Cuba, salvar a Cuba y defender a Cuba.