Cuando el buque ARM Huasteco, de la Secretaría de Marina-Armada de México, atracó en el puerto de La Habana en enero pasado, no se trataba de un arribo cualquiera. A bordo venía un cargamento de miles de libros que la nación azteca envió para su participación como invitada de honor en la trigésima edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, 2022.
A las puertas de la gran fiesta de la lectura en Cuba, y tras tanta incertidumbre, son mayores las certezas que permiten asegurar que lo que viene próximamente, del 20 al 30 de abril, será una gran celebración. El mayor acontecimiento cultural que vive la nación caribeña será motivo para festejar los lazos de amistad y arte entre dos países unidos por la historia y la defensa de un acervo común.
Es mucha la expectación que hay alrededor de esta Feria, aplazada durante al menos dos años, cuando los momentos más crudos de la pandemia de COVID-19 impidieron su realización, lo cual ha permitido pensar su desarrollo con más cuidado en los detalles y diseñar un evento diferente, que acerque aún más el libro a los lectores. Esta vez irá más allá del Complejo Histórico-Militar Morro-Cabaña, sede principal de la celebración, junto a varios centros culturales de la Oficina del Historiador de la Ciudad, para llegar a diecisiete subsedes en toda la capital y recorrer municipios como Cerro, Plaza de la Revolución, Centro Habana y Boyeros.
A cada uno de esos lugares llegará, por supuesto, el amplio abanico de actividades de la propuesta mexicana para esta feria, que se prevé impresionante. «Está a punto de arrancar una gran fiesta de la cultura. Es una feria que esperábamos, que construimos juntos y es un honor para México ser el invitado», asegura el embajador de los Estados Unidos Mexicanos en la Mayor de las Antillas, Miguel Díaz Reynoso, en conferencia de prensa en el Ministerio de Cultura de Cuba, a propósito de la inminente celebración.
El evento cultural más importante de la nación caribeña rendirá tributo a la obra de Alberto Prieto Rozos, premio nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2020, y Luis Álvarez Álvarez, premio nacional de Literatura 2017. Además se estarán celebrando los centenarios de Carilda Oliver Labra y Jesús Orta Ruiz «El indio Naborí»; los 120 años del natalicio de nuestro poeta nacional, Nicolás Guillén; los 140 de obras cumbre de la literatura cubana, como el poemario Ismaellillo, de José Martí, y Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde, así como los lazos culturales históricos y de hermandad entre Cuba y México.
La celebración adquiere mayor magnitud debido a toda la expectación que ha generado la larga espera hasta llegar a su desarrollo. «Venimos de un largo encierro: mexicanos, cubanos, latinoamericanos… anhelábamos volver a salir y el libro nos permite eso. Juntos volveremos a decirles a los pequeños y mayores lectores de Cuba que aquí estamos y cumplimos. Así como hace dos años México necesitó la mano amiga de Cuba y su ayuda con los médicos para enfrentar la pandemia, un año después Cuba solicitó el apoyo de México y nosotros lo dimos: entonces vinieron barcos con la ayuda que Cuba necesitaba. Otro año pasó y vienen nuevos envíos a través de un barco, un barco cargado de cultura, cargado de libros», rememora el diplomático.
Con el Huasteco llegaron sueños, conocimientos de ciencia y tecnología, saberes culturales ancestrales y contemporáneos, así como toda la misticidad de una cultura que se caracteriza por el culto a lo mágico. Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Rulfo, Octavio Paz, Amado Nervo y Rosario Castellanos, entre muchos otros autores, llegaron en ese viaje que fue la avanzadilla de un gran desfile cultural que México traerá a Cuba próximamente.
Están previstas más de 50 presentaciones con la participación de una veintena de autores mexicanos. Entre las propuestas destacan La libertad, la bicicleta, de Paco Ignacio Taibo II; Librovejero, de Álvaro Castillo; Felipe Ávila con El asesinato de Zapata, así como Caballo Fantasma, de Karina Sosa, y dos volúmenes de Mitos y cuentos indígenas, de Elisa Ramírez.
Ello es motivo de satisfacción para Díaz Reynoso, pues «viene una nutrida delegación artística muy diversa, tanto en la literatura, la narrativa, como en otras manifestaciones. Es una muestra de la pluralidad, la diversidad de nuestra nación.
«Hay muchos México en un solo país y se ha buscado que se represente esta enorme diversidad en la Feria. Tanto de la literatura como de las demás artes, viene una muestra de las diversas manifestaciones artísticas, con géneros como la música, el teatro y una representación enorme del folclore, pero también del arte contemporáneo. El público podrá reconocer lo tradicional, que se conoce y disfruta mucho en Cuba, como la música ranchera, pero también nos interesa que se conozca lo nuevo y lo que está pasando en México después de Frida Kahlo y Diego Rivera», comenta el diplomático.
Y si de compartir se trata, la venidera inauguración de la librería del Fondo de Cultura Económica, fundación que promueve la lectura en México y que llegará a Cuba con un nuevo espacio que será dado a conocer durante la gran fiesta del libro cubano, es un claro ejemplo de esa solidaridad cultural.
Tuxpan ha sido el nombre escogido para esa librería, que ofertará al lector cubano una amplia gama de la literatura mexicana, gracias a la labor sostenida del Fondo, liderado por el intelectual Paco Ignacio Taibo II, gran amigo de Cuba, periodista e intelectual incansable.
«Paco es un universo y que esté hoy no como autor, sino como director del Fondo de Cultura Económica y promotor de esta nueva librería en La Habana, es maravilloso. Su gran esfuerzo en la promoción de la lectura ha sido sostenido y ha dado enormes frutos desde que en Ciudad de México promovían una brigada y donaban libros en el metro, con el compromiso de que se devolvieran. Todos dijeron que eso era una locura, que se los robarían, pero no fue así: los leían y los entregaban.
De ahí viene Paco, de una gran preocupación por hacer accesible el libro, y creo que la buena noticia para la librería del Fondo en La Habana es poder compartir sus nuevas ediciones con el público cubano. El Fondo acaba de editar la colección Vientos del Pueblo, una muestra muy accesible de literatura mexicana de los libros clásicos, pero también de obras nuevas, y acaba de editar para traerlo a la Feria Nueve noches con Violeta del Río, de Leonardo Padura. Será interesante compartir estos textos con los cubanos», afirma Díaz Reynoso, con el convencimiento de que esta inauguración es un peldaño decisivo en la relación cultural entre Cuba y México.
Entonces, en medio de las jornadas intensas de preparativos, a las puertas de la sala Abelardo Estorino, del Ministerio de Cultura, Juventud Rebelde conversa con el Embajador en Cuba para conocer otros pormenores de la participación de esa nación en esta inusual Feria del Libro.
—¿Qué distinguirá la participación de México este año en la Feria?
—Esta será una gran feria. México se ha preparado para cumplir con la invitación que ha hecho Cuba y yo tengo la fortuna de haber vivido y trabajado en este país por más de 25 años, en una primera oportunidad como agregado cultural, y sé lo que es una feria de libro, desde sus inicios. Me tocó promover la participación de México en Pabexpo, cuando era la sede.
«Sé cómo ha ido creciendo la Feria hasta la última edición en el Morro-Cabaña, así que sabemos que nos enfrentamos a una de las grandes movilizaciones culturales de la población en Cuba, para acercarse al libro. No ha sido fácil prepararnos para esto; ha costado armar un programa del tamaño de los públicos que se espera tener en Cuba y la diversidad que viene trata de responder a eso.
«Conocemos la experiencia de Cuba en la formación de los lectores y hemos pensado en promover temas relacionados con los adultos mayores, temas de género, la juventud, cómo acercar nuevamente a sectores de la juventud al libro en una actualidad tan mediada por la tecnología. Estamos frente a una situación peculiar, en la que enfrentamos la vulgaridad en las redes, el acceso fácil, tentador a la basura, y eso nos ha hecho pensar con mucha seriedad en qué debe ofrecer la Feria, justo para contrarrestar, o al menos equilibrar, esta dinámica de tentaciones, sobre todo virtuales.
«Creo que la Feria ofrece alternativas e invitaciones para que la gente se acerque nuevamente a la literatura, la lectura, la poesía, el ensayo y la historia, y pienso que esta es la gran oportunidad y el reto que compartimos con Cuba permanentemente.
«Habrá espacio para la poesía indígena, que nos interesa mucho difundir. No solo nos importa lo contemporáneo; también insistimos en lo ancestral y hay un rescate de la poesía de autores indígenas que están escribiendo, que están creando con una visión actual, pero desde la raíz. Yo aconsejaría la posibilidad de escuchar a Natalia Toledo, hija del pintor Francisco Toledo (1940-2019), muy querido y visto en Cuba. Ver a la hija como continuidad de esa cultura guajaqueña será una muy buena oportunidad.
«La posibilidad de recuperar el diálogo académico, también el diálogo de ciencia y tecnología en la Casa Benito Juárez, será muy interesante. Pepe Gordon, quien tiene un gran programa de difusión de las ciencias en la Universidad Autónoma de México (UNAM), estará en la Casa Benito Juárez.
«Resulta ineludible la relación que tenemos con el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, institución con la que abordaremos durante la Feria la figura del embajador Gilberto Bosques (1892-1995), con once años de misión en Cuba. Después de haber vivido una epopeya salvando a los perseguidos de la guerra civil española, es notificado por el Gobierno de México que estaba propuesto para ser embajador en Cuba, el 26 de julio de 1953. Vivió en Cuba 11 años, hasta 1964.
«Una vida en defensa de los perseguidos, en la que conoció a Fidel y a Raúl. “Fidel, lo van a matar —dice Bosques en sus memorias—; lo vamos a ayudar con Raúl a que se vaya a México». Esa historia no es conocida desde la perspectiva del embajador. Llega la Revolución y viene el rencuentro. Ese es Gilberto Bosques, gran embajador mexicano en Cuba del que no conocemos mucho y por eso en la Feria queremos hablar de esta figura emblemática. Además, hablar de la mujer en la literatura mexicana es otro llamado de atención importante».
—México ha hecho una gran apuesta por mostrar al lector cubano un vasto abanico de su literatura.
—Hay una enorme variedad. Vienen autores mayores que están trabajando mucho una nueva literatura, pero sobre todo vienen autores más jóvenes que recuperan el acercamiento a la historia en estos tiempos de aniversarios cerrados, como son los casos de la conquista española y la independencia de México. Eso puede ser muy atractivo para un público que esté interesado en nuevas versiones y narrativas.
México pondrá a disposición del público más de 25 000 ejemplares en esta nueva edición de la Feria.
«Viene literatura de mujeres jóvenes, desde las autoras que han empezado a crear a partir de nuevas realidades, con las que habrá sorpresas interesantes. Creo que, revisando el programa, hay realmente una oferta diversa para todo público: jóvenes, mayores y chicos. La recomendación sería acercarse al programa e ir viendo, porque la otra novedad interesantísima es la diversidad geográfica: no se debe ir solo al complejo Morro-Cabaña; también a los centros de la Oficina del Historiador, a Casa de las Américas… Habrá mesas en distintos espacios del Vedado, en el Centro Dulce María Loynaz, entre muchos otros lugares.
«Me parece que es una gran apuesta de esta edición la oportunidad de llevarle más cerca al lector el libro, la presentación cerca de su casa y no necesariamente tenga que ir hasta el Morro-Cabaña para todo. La Cabaña sigue siendo un espacio privilegiado, pero comparte con muchos otros lugares de La Habana la promoción».
—¿Cómo será ese acercamiento de la cultura mexicana a las comunidades habaneras?
—Sobre todo llegará música a las comunidades, además del teatro, con la Compañía Nacional de Teatro y su obra Desazón o el Ballet Folclórico de México. La idea es llevar música a los barrios en la medida en que se pueda quedar un poco más de tiempo el grupo artístico que venga. Creo que es una oportunidad interesante.
«La Casa Benito Juárez, la casa de México en La Habana, será un lugar estelar en la Feria. Será privilegiada porque habrá jornadas con hasta tres presentaciones en un solo día: exposiciones de fotografía, paneles, estreno de libros en Cuba y un rencuentro con las colecciones de la Casa. Además, queremos potenciar el acceso al libro electrónico, pero con la inauguración de la librería del Fondo de Cultura Económica lo importante era traer nuevamente el libro físico, y por eso vino el barco desde enero con más de 25 000 ejemplares para la Feria, aunque parte será para la librería y otra como donación».
—Este evento es un incentivo en las relaciones culturales y de amistad entre Cuba y México.
—La relación entre los dos países vive un momento excepcional. Creo que no podemos olvidar de dónde venimos inmediatamente: del Festival Internacional Cervantino, con una enorme presencia de Cuba, así como de esa apuesta común por convertir el bolero en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Y ahora la Feria, con estas buenas nuevas, como es la fundación de una librería mexicana en Cuba.
«Son muestras de que hemos convertido en hechos las palabras y creo que con esta Feria estamos confirmando el espléndido momento que vive la relación y toda esta etapa se coronará en algún momento con la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador.
«Al público cubano le sugiero que no pierda la oportunidad de acercarse a algún espacio de la Feria. Acérquense a México, que está a un pasito».
Deje un comentario