Se cumplen, 177 años del natalicio de Antonio Maceo Grajales y 94 de Ernesto Guevara de la Serna “Ché”. El primero vio la luz en la oriental y sureña ciudad de Santiago de Cuba en 1845 y el segundo, en 1928, en la ciudad de Rosario, de la República Argentina. Los restos de ambos, no descansan en sus terruños natales. El del “Titán de Bronce” en La Habana, en el majestuoso mausoleo de la loma del Cacahual junto a su ayudante y ahijado Francisco Gómez Toro “Panchito”, hijo del Generalísimo Máximo Gómez Báez. El del “Guerrillero heroico” en la central ciudad cubana de Santa Clara, en otro digno mausoleo junto a sus compañeros de lucha en Bolivia y de la columna invasora No. 8 Ciro Redondo.

Distanciadas, cientos de kilómetros sus ciudades natales y con una diferencia de 83 años, pero muy identificados en su pensamiento revolucionario y la estrategia político-militar, constituyen Maceo y Ché, paradigmas para los cubanos, los latinoamericanos y caribeños y para todas las personas progresistas del mundo. 

El general Antonio no sólo se venera en Cuba, también es una personalidad histórica en las repúblicas centroamericanas de Honduras y Costa Rica. En Honduras, fue general de división de su ejército y en la tierra de los “ticos” fundó una productiva colonia agrícola en Nicoya.

Maceo dejó claro que no envainaría su espada, una vez libre Cuba del colonialismo español, hasta lograr la independencia de Puerto Rico y al igual que José Martí, previó el expansionismo estadounidense sobre Cuba, dijo que nada esperaba de los Estados Unidos y prefería no contraer deudas de gratitud con un vecino tan poderoso, a la vez que aseveró que de la única manera que combatiría junto a España sería para enfrentar una invasión estadounidense.

Las proezas militares de Maceo, se resumen en más de 700 combates y 27 heridas en su cuerpo producto de acciones combativas y “la proeza del siglo”: la invasión desde mangos de Baraguá hasta Mantua, más de dos mil kilómetros, con un contingente de caballería e infantería para poner en pie de lucha a toda la isla, en tres meses.

En el orden político: la protesta de Baraguá, sus posiciones tangenciales ante las sediciones de Santa Rita y Lagunas de Varona, y su rol en La Mejorana, son ejemplos de intransigencia revolucionaria, disciplina y pensamiento propio.

El Ché, un joven argentino reconocido como “cubano por nacimiento” fue el segundo en ascender a Comandante, después de Fidel Castro, fue fundador de Radio Rebelde y del periódico “El cubano libre” homónimo a uno de la primera guerra por la independencia, invadió el centro de la isla y tras desarrollar una formidable campaña en esa región, ocupó Santa Clara y con ello, se precipitó la caída de la tiranía de Fulgencio Batista.

Su presencia en el Congo y Bolivia, al frente de los movimientos guerrilleros de ambos países, constituyen dos de los más elevados ejemplos de internacionalismo proletario. Una foto del Ché tomada por el fotógrafo Korda, en la proclamación del carácter socialista de la Revolución cubana, el 16 de abril de 1961, se ha convertido en la imagen icónica universal del médico, guerrillero, político y pensador argentino-cubano, presente en las movilizaciones por la paz y la justicia social en todos los continentes desde la década del 60 hasta nuestros días.

Ilustración: Obra "Ché por siempre" de  José Ángel Téllez Villalón