Se cumplieron 50 años de la visita de Mercedes Sosa a la Casa de las Américas. La institución homenajeó a quien entregara su voz a la lucha por la liberación de todo el continente, en un encuentro protagonizado por múltiples cantores cubanos y argentinos, entre ellos, Araceli Matus, nieta de Mercedes. Estuvieron presentes los trovadores cubanos Augusto Blanca, Amaury Pérez, Heidi Igualada, Santa Massiel y Ana Irma Pereyó.
Por primera vez, el Festival de Arte Popular Mercedes Sosa se realiza fuera de Argentina, y puede entenderse que el gobierno de la motosierra no soporte un evento de esta magnitud: la voz de la justicia popular les asusta demasiado, y esa es la voz de Mercedes Sosa.
Amaury Pérez habló de la Mercedes que conoció. Del primer documental cubano dedicado a su obra, dirigido por Roberto Paris: «Escuchar a Mercedes fue muy importante. Ella hizo una bonita amistad con Sara González. La vi en sus visitas a Cuba. En 1987 fue su último concierto en el teatro Karl Marx, allí estuve y disfruté de su compañía».
La fuerza de su canto moviliza a un pueblo aún cuando no está presente. Así se sintió en la Casa en la voz de quienes con respeto, admiración y esperanza cantaron las canciones que La Negra inmortalizara.
Augusto Blanca se refirió al encuentro con Mercedes en Santiago de Cuba, muy breve, pero gratificante para el artista. Siempre la vio con una imagen muy fuerte, y tuvo el placer de visitar con ella La Granjita, el Cuartel Moncada y la Gran Piedra, espacios cargados de simbolismo para los cubanos.
La huella de Mercedes Sosa en Cuba, y especialmente en la Casa de las Américas, es un abrazo que inició hace 50 años y nunca ha bajado los brazos. Solo queda agradecer de forma especial a la Fundación Mercedes Sosa por llegar para abrazarnos y cantar juntos para agradecer a la vida, que nos dio a La Negra y su canto.
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