La tarde del viernes 6 de diciembre la Casa de las Américas continuó su acogida al Simposio «Prohibición de libros negros, silenciando voces negras: El Apartheid de Estados Unidos», con una amena conversación entre Randall Pinkston y Michael H. Cottman.
Pinkston es subdirector del Centro de Nuevos Medios e Iniciativas Estratégicas de la Universidad Estatal de Morgan, Estados Unidos, y entrevistó a Cottman ―quien también trabaja en dicho centro de estudios superiores― a propósito de su exploración científica sobre el comercio de esclavos a través de la historia del único barco dedicado a la trata de esclavos, y hundido en aguas norteamericanas, que ha sido descubierto e investigado en profundidad.
El autor del libro The Wreck of the Henrietta Marie, contó cómo durante cuatro años desarrolló una profunda investigación acerca del navío Henrietta Marie, que naufragara en las costas de Florida y cuyos restos sirvieron como valioso testimonio de la trata esclavista en la sociedad americana a partir de evidencias palpables.
En sus anécdotas se descubren, no solamente su alta preparación histórica y su compromiso con la divulgación de la historia de los afrodescendientes en EE.UU., sino también su valentía para enfrentar el proceso de descubrir los restos mortales de cientos de esclavos que vivieron los peores tratos (in)humanos jamás vistos en su país.
Por demás, y como punto nuclear de este evento, la etapa posterior a la publicación del libro en 1999 no estuvo excenta de retos, pues un año más tarde supo que el mismo había sido prohibido en todas las librerías de muchos estados norteamericanos, precisamente por revelar información contrastable que evidenciaba los crímenes sobre los cuales se fundó toda una nación, y que aún cubren la vida de los afroamericanos segregados, estigmatizados y estructuralmente siempre menos beneficiados que las clases blancas del país norteño.
Pinkston, como genial entrevistador, ante todo preguntó quién es Cottman, cuya historia vital reveló detalles interesantes a propósito de la formación de un historiador respetado por su labor política desde la ciencia. “Sea, survival and success”: mar, sobrevivencia y éxito, fueron tres palabras palabras clave para un niño de Detroit, Michigan, cuyo padre dijo algún día que no había en las escuelas suficiente literatura sobre la herencia afroamericana, de modo que Cottman regresaba de la jornada escolar para ir a otra escuela en casa, y conocer autores como James Baldwin y Langston Hughes, con solo ocho años de edad.
Los eventos que marcaron su infancia son el testimonio de un raza que se sabe perseguida y menospreciada, y sus estrategias de vida se condicionan por la necesidad de demostrar su valía por sobre su condición, ya valiosa, de ser humano.
“¿Qué quieres leer, qué quieres hacer, y a dónde quieres ir?”, le dijo su padre antes de asegurarle que podría lograr lo que se propusiera, solo debía esforzarse. Su madre, con ocho años, le llevó a aprender a nadar y cuando lo consiguió por sí solo, le afirmó que podía ir a la escuela, contar historias, y lograr lo que se quisiera, porque había aprendido nadar.
Con estas anécdotas el investigador ilustró la estrecha conexión, no precisamente invisible, entre los afroamericanos y el mar mediante el cual fueron introducidos hace al menos tres siglos al territorio que hoy habitan.
Las preguntas de Pinkston y la pasión por la investigación de Cottman se conjugaron para mantener al público expectante y emocionado, a pesar de tratar un tema complejo y cargado de tristezas, pero que la historia personal del segundo y la noble sensibilidad del primero convirtieron en una tarde reveladora.
El autor de un libro prohibido por el miedo conservador que hoy día crece entre partidarios de políticos como Donald Trump, Elon Musk, Marco Rubio, Susie Wiles y tantos otros reunidos bajo en un mismo gobierno norteamericano; entiende que la prohibición de un libro sobre la historia humana, y uno que rescate las vidas y el sufrimiento de miles de esclavos negros arrancados de su continente; debe medirse por los niños que no pueden leerlos y los sueños que no llegan a nacer mediante la lectura.
Más de 10.000 libros han sido prohibidos en 29 estados de EE.UU. en el curso escolar 2023-2024, de acuerdo con las investigaciones de la organización PEN America. Gran parte de ellos refieren historias de vidas o personajes LGBTIQ+ y afroamericanos, así como un porciento considerable aborda representaciones relacionadas con la sexualidad.
Todo ello forma parte de una campaña discriminatoria, conservadora, simplificadora y racista que en los estados de Florida e Iowa deja más de 4.500 y 3.600 prohibiciones de libros, respectivamente, en solo un año.
Frente a ese interés de amputar el pensamiento crítico a los estadounidenses, Cottman y Pinkston plantan cara con sus investigaciones y voces.
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