Un performance donde vibraron las palabras y las rimas resultó la presentación del libro Del Mondongo al Ojalá, el más reciente del artista multidisciplinario Aldo Villegas, conocido internacionalmente como Bocafloja.

La sala Manuel Galich de la Casa de las Américas abrió sus puertas al artista mexicano y residente en los Estados Unidos, quien protagonizó una lectura diferente, resultado de experiencia en el arte del spokenword o poesía hablada.

Iniciado en el movimiento mexicano de Hip Hop, el también cineasta, documentalista, investigador, gestor cultural y fundador del colectivo Quilomboarte, y que ha transitado por más de treinta países con sus obras, afirmó que el objetivo de esta nueva entrega literaria es mostrar la diversidad, la pluralidad y las nuevas voces del rap de su país de nacimiento.

En esta primera presentación del libro fuera de México y Estados Unidos, Bocafloja compartió sus ideas sobre la espiritualidad como un lenguaje político y la necesidad de estudiar el movimiento urbano como parte de la responsabilidad política actual.

Su producción artística y académica abarca tres libros e igual número de documentales, los cuales han sido cubiertos por algunos de los medios más importantes del mundo, aseguró Santiago Ruiz Sánchez, agregado cultural de la Embajada de México en Cuba. 

Del Mondongo al Ojalá se compone de textos y fotografías capturadas por el propio creador, donde una y otra vez vuelve sobre temas como la periferización, la racialización y la descolonización, indicó Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de la institución. Agregó además que Bocafloja posee una manera curiosa y camaleónica de insertarse en todas partes sin pertenecer a lugar alguno.

Al comentar sus experiencias como escritor, poeta y activista, el artista subrayó que las visitas a Cuba desde el año 1996 le ayudaron a fortalecer y ampliar su proceso de politización y de entendimiento ideológico.

«Cuando hablamos del Mondongo ‒asopado que se prepara en varios lugares de América desde la época esclavista‒ y del Ojalá, nos situamos en esas otras experiencias que ayudan a entender la espiritualidad como una posibilidad proactiva de organización política, comunitaria, social y un lenguaje común de ímpetu y evolución», comentó el artista. 

Sobre el volumen presentado afirmó que los poemas, relatos, testimonios e imágenes apreciados, «se remontan al origen, a la experiencia de la periferización y del borde, pero no como una creación a partir del trauma o del sufrimiento colonial, sino a través del júbilo, la celebración y el orgullo de ser quienes somos».

En palabras de Bocafloja: «El libro recurre a un formato flexible, que va desde el microrrelato, las historias cortas, la poesía, la ficción especulativa y utiliza la fotografía como parte fundamental de este diálogo en el que afincamos un ejercicio que yo llamo  “autocartográfico”, donde la premisa fundamental es dejar de ser objetos de estudio para convertirnos en sujetos de enunciación».

A propósito de su carrera como músico, expresó que pertenece a la primera generación de artistas de Hip Hop de la Ciudad de México, y a una parte de los pioneros de esa cultura en Latinoamérica. Específicamente, a esos cultores que creen en el abordaje pedagógico y contrahegemónico del rap, como un vehículo artístico de adhesión a los diferentes procesos de participación política. Identificarse con esta forma de arte dinámica y expresiva lo llevó a un proceso de intelectualización, aseguró.

«La música y nuevas lecturas me condujeron a investigar y estudiar a figuras, políticos, intelectuales y activistas como Angela Davis, Assata Shakur, el movimiento de las Panteras Negras o el movimiento de los chicanos desde el pensamiento de izquierdas, el sur global y los pensadores negros, afrodescendientes y latinoamericanos que estaban dislocando la lógica del intelectual eurocéntrico».

Como era de esperar, Bocafloja performatizó algunos textos de su libro y sostuvo un diálogo con el público que se animó a hacer preguntas. La presentación estuvo acompañada por embajadores, trabajadores de la Casa, artistas, emprendedores, creadores locales y vecinos de la comunidad.