Al escenario retorna el Ballet Español de Cuba con su clásica obra Aquel Amor Brujo, a propósito de las celebraciones por el aniversario 35 de su fundación.
Acompañada por la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, bajo la dirección de su titular el maestro Enrique Pérez Mesa, la emblemática compañía que dirige desde sus inicios el bailarín y coreógrafo Eduardo Veitía, actuará en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional los días 11 y 12 de febrero, a las 8:30 p.m., y domingo 13, a las 5:00 p.m.
A la puesta se sumará de manera especial Chelo Pantoja, quien ha paseado el flamenco por todo el mundo, y se espera que su presentación en La Habana, enriquezca estas jornadas.
De casta le viene a la excelente cantaora española, nacida en Jerez de la Frontera, su relación con el arte flamenco. Muy pequeña, a los seis años, ya se adentraba en el mundo artístico. Ha compartido escenarios con Lebrijano, Camarón, Paco de Lucía, Tomatito, Dorantes y entre muchos otros. Chelo tiene fonogramas con Manuel Fernández, Rocío Jurado, colaboraciones en los discos de Pepe Habichuela, Niña Pastorillo, Los Manolos, Perlita de Huelva y José Carmona. Su relación con el Ballet Español de Cuba data desde hace cinco años con en el espectáculo ¡Oh, Cuba!
Aquel Brujo Amor se estrenó en 1996, en homenaje al aniversario 50 del fallecimiento del compositor español Manuel de Falla. Esta enigmática obra paseó por última vez sobre las tablas durante las jornadas del 1er Festival Internacional de Danza Española y Flamenco Cuba/Flamenco 2017, en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
Con coreografía de Eduardo Veitía, Aquel Brujo Amor combina con acierto el gesto, la danza y la emoción. La música de Manuel de Falla marca los pasos y la atmósfera de esta obra en dos actos (prólogo y cuatro escenas), inspirada en el ballet pantomímico El amor brujo.
El periodista y crítico de arte Toni Piñera expresó: “En poco más de una hora, Eduardo Veitía, ataviado como coreógrafo, realizó una labor de investigación en los bailes, pues, no se trata sólo de flamenco, sino que se amplía al ballet clásico, del que es deudor el director, así como a otras danzas populares que dejan en él su huella. Aquel brujo amor, sustenta un credo artístico, y vuelve a lograr su más alto instante cuando penetra en el mundo flamenco”.
Y enfatizó el especialista. “Una parte del triunfo de este ballet se debe a la coreografía, en la que destacan elementos novedosos, como en la tercera escena (la Danza de los Espíritus dentro del lecho de las llamas para hacer desaparecer el espectro de José), entre otras escenas, donde destacan también los diseños y el decorado, creados por el maestro Salvador Fernández, y ese toque singular de la dualidad del vestuario, informal y teatral al mismo tiempo”.
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