El libro El mundo después del Coronavirus, con textos del periodista y editor Félix López e ilustraciones de Arístides Hernández (Ares), se presentará hoy en la sede del Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, en esta capital.
También quedará abierta al público hasta febrero próximo, una exposición titulada Cuarentena, que incluye una treintena de caricaturas que aparecen en el mencionado libro.
Estas son, de alguna manera, la aguda mirada gráfica de Ares en torno a lo que ha significado la pandemia para el planeta y las consecuencias que traerá para el futuro de la Humanidad, según información compartida en nota de prensa.
En las palabras introductorias del texto aseguró Félix López que tanto el libro como la exposición muestran una opinión, pero no pretende imponer las respuestas.
“El mundo después del coronavirus tiene que ser una creación colectiva. Donde el pensamiento se trasmita de un alma a otra y el contagio se haga visible en la sonrisa, la esperanza y la vida. Una galería abierta, un libro que respira, la música que late… nos avisan que ya estamos de vuelta a la fase de los abrazos”, aseguró.
Subrayó el escritor que el libro es el resultado del intercambio creativo entre dos amigos en las redes sociales durante el confinamiento , él en España y Ares en Cuba.
“Un pintor-caricaturista y un periodista-escritor se propusieron abrir un espacio de reflexión para la post pandemia. Las caricaturas y los textos de El mundo después del coronavirus quieren ayudar a entender la sociedad en la que vamos a vivir mañana, argumentó.
Por su parte Ares, además de humor gráfico cultiva la ilustración, la cartelística y la pintura y ha recibido más de ciento cincuenta premios en eventos internacionales y nacionales, así como el Premio Nacional de Humor 2020.
Reconoce a aquellos que considera sus maestros: “la creación es una especie de vampirismo: uno va bebiendo de la sangre de mucha gente y el gran compromiso de la creación es lograr, a pesar de eso, mantener intacto tu grupo sanguíneo propio”, confiesa.
Aseguró que sus primeras influencias creativas “tienen que ver con el Dedeté de los años ochenta: estoy hablando de Carlucho (Carlos Villar Alemán), de Ajubel (Alberto Morales Ajubel), de Manuel (Manuel Hernández Valdés), de Tomy (Tomás Rodríguez Zayas)”, contó.
También reconoce influencias internacionales: “de los rusos Garif Basyrov y Mikhail Zlatkovsky, de los mexicanos Rogelio Naranjo y Helio Flores, del argentino Quino… del francés RolandTopor y de muchísimo otros”.
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