El Concurso Latinoamericano Vivace-Finale 2020, auspiciado por Vivace Studio de México junto al prestigioso software de música Finale, concedió galardones por edades a las solistas Adriana y Andrea López-Gavilán, Patricia Dot, Laura Areán, Aaron Pérez y Sofía Iraola.
Los logros de estas promesas del piano son fruto del sólido sistema de enseñanza artística del país, que tiene en su vanguardia a la Escuela Cubana de Piano, con reconocidos maestros que entregan lo mejor de su savia para que sus alumnos brillen y desarrollen su talento.
Recientemente dimos a conocer que en el Primer Concurso Latinoamericano de Piano América Para Todos, organizado por la Sociedad de Pianistas y Profesores de Latinoamérica y el Caribe, las hermanas Adriana y Andrea López-Gavilán fueron distinguidas en la categoría pequeño Pianista, al tiempo que compartieron el reconocimiento especial de Interpretación de la Música Latinoamericana.
De igual forma, alcanzaron lauros en el certamen: Malva Rodríguez, Maikol Pérez y Daniela Santiesteban, quienes recibieron premios en los apartados Joven Pianista, Joven Virtuoso y mención honorífica que otorga el jurado, respectivamente.
Tanto el Concurso Latinoamericano Vivace-Finale 2020 como el Primer Concurso Latinoamericano de Piano América Para Todos reflejaron la sólida formación y destreza técnico-interpretativa de los noveles instrumentistas cubanos.
En la preparación de dichos estudiantes estuvieron involucrados reconocidos pedagogos del país, como los maestros Hortensia Upmann, María Teresa Pita, Rosalía Capote, Miriam Cruz, Danae Ulacia, Caridad Laferté, Liana Fernández y Aldo López-Gavilán.
Según destacó la directora de la Orquesta de Cámara de La Habana, Daiana García, en una nota de prensa divulgada en las redes sociales, ha sido muy loable el trabajo de los maestros y profesores de las cátedras de piano, quienes han dado lo mejor de sí para materializar estos resultados.
Además, subrayó su continuo e infatigable desempeño en este tiempo de contingencia causado por la pandemia de la Covid-19 en el que los hogares de los maestros han devenido aulas y escenarios improvisados.
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