En arquitectura se define al Movimiento Moderno (MoMo) como el conjunto de tendencias surgidas en las primeras décadas del siglo XX, marcando una ruptura con la tradicional configuración de espacios, formas compositivas y estéticas. Sus ideas superaron el ámbito arquitectónico influyendo en el mundo del arte y el diseño.
La arquitectura cubana del MoMo es reveladora de expresiones trascendentes. Sus evidencias irrumpen en nuestro medio a principios de la década de los años 30, y se afianzan con esplendor en los años 50 y 60 del siglo pasado. En esta etapa, los arquitectos de la vanguardia asimilaron creativamente las influencias y lograron sintetizar las cualidades de “lo nuevo” y “lo cubano” en un genuino producto arquitectónico, lo que les permitió llevar a buen término y con gran sabiduría, un proceso de adaptación de teorías, formas y soluciones procedentes de otras latitudes, iniciado en la etapa colonial.
A nivel internacional, el trabajo realizado por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) sirvió de inspiración para la fundación en 1988 del Comité Internacional de Documentación y Conservación de Edificios, Sitios y Barrios del Movimiento Moderno (DOCOMOMO). Esta organización haría frente al desafío de la protección y conservación de la arquitectura moderna y el urbanismo.
El Comité Cubano de DOCOMOMO inició sus labores como grupo gestor en 1997 y en el 2002 fue reconocido en el VII Congreso Internacional de DOCOMOMO, efectuado en París. Los principales logros del organismo en nuestro país han sido haber elevado el grado de reconocimiento público e institucional de su trabajo y haber comenzado el proceso de protección oficial de las obras del MoMo según la legislación vigente del Ministerio de Cultura, labor que ha permitido amparar legalmente más de un centenar de exponentes.
Las numerosas obras con las que contamos no han sido suficientemente valoradas, y en la mayoría de los casos sufren el deterioro, el abandono y el impacto negativo de intervenciones que agreden la integridad física de estos edificios.
Es con el advenimiento del siglo XX que se conjugan los factores que permitirán una apertura total del país a la modernidad plena. Los cambios que sucedieron en la fisonomía de las ciudades cubanas fueron varios. El hormigón armado, en el tema residencial, y las estructuras metálicas en las construcciones públicas habían desplazado a las ya obsoletas técnicas de construcción. La ciudad se expandía y cada nuevo reparto reclamaba para sí la condición de ser el más moderno. El neogótico y el neobarroco de inicios del siglo XX dieron paso al eclecticismo que convivía con el Art Nouveau y que hacia finales de la década de los años 20 comenzó a ser relegado en el gusto cubano por el Art Decó. El Art Decó en su breve existencia, significó un enorme paso hacia concepciones formales de vanguardia y acortó, considerablemente, el espacio cronológico entre el arte local y el universal.
En nuestro país el MoMo alcanzó su plenitud en los años 50, reafirmándose el papel preponderante de La Habana con respecto al resto del país, y se enriqueció hasta igualarse y en muchas ocasiones superar la calidad de las obras de otros países.
En contra de lo generalmente asumido, ese florecimiento del MoMo no se cerró con el Triunfo de la Revolución Cubana. A pesar de la salida del país de la mayoría de los grandes maestros de la arquitectura, de las agresiones armadas y de la escasez de recursos, la década de los años 60 continuó dignamente con ese legado, pero ya a fines de esa década el clima de experimentación fue limitándose a los aspectos tecnológicos.
La arquitectura del MoMo ya ha pasado a formar parte del siglo pasado y es esta condición una de las que más ha influido en la aceptación o no de las obras de este movimiento como monumentos nacionales o locales. La legislación vigente en Cuba no exige un mínimo de antigüedad para tal clasificación, pero en muchas personas persiste la idea de que la edificación debe ser antigua para considerarla un bien a proteger. De esta manera se dejan a un lado criterios tan importantes como el valor artístico de la obra, la introducción de los avances tecnológicos usados en su construcción, su impacto positivo en la sociedad, su significado para la localidad en la que se encuentra enclavado el edificio y la belleza arquitectónica; elementos que podrían perderse de no adoptar una adecuada gestión para su conservación.
La legislación cubana no recoge que una obra por encontrarse en mal estado no deba ser clasificada como Monumento Nacional. Sin embargo, aún existe oposición a declarar una obra valiosa en mal estado, lo cual contribuiría a su conservación y evitaría su deterioro.
La conservación del patrimonio construido en Cuba comenzó a ampliar su espectro en la década del 70 del siglo XX, cuando la Facultad de Arquitectura de La Habana promovió una serie de trabajos de diploma dirigidos por profesores de Teoría e Historia de la Arquitectura y el Urbanismo. En los años siguientes tuvieron lugar numerosos coloquios, talleres y congresos dedicados a la arquitectura moderna de nuestro país. La participación de Cuba en el Congreso Internacional de Arquitectura y Urbanismo, en su cuarta y quinta edición; y la sexta que se desarrolló en nuestro país, contribuyó a que se tomara mayor conciencia sobre los valores de la arquitectura moderna, por lo que se incrementó su estudio en la Facultad de Arquitectura y en las restantes escuelas de arquitectura del país.
Resulta notable el hecho de una mayor apertura en la década del 90 para considerar las obras más recientes como parte del acervo cultural cubano. Hasta 2019 se habían declarado como Monumento Nacional 10 obras, y otras se encuentran protegidas por encontrarse en áreas urbanas declaradas Monumento Nacional, Monumento Local o Zona de Protección. Se demuestra así la intención de numerosos organismos que, de conjunto con Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, contribuyen a expandir la importancia de la preservación de estos bienes por su significado artístico, social y técnico en la sociedad.
- Obras del Movimiento Moderno que han sido declaradas Monumento Nacional:
- Unidad Vecinal No. 1 de la Habana del Este, La Habana. Resolución 134/ 8 de mayo de 1996.
- Tribunal Provincial (antiguo Palacio de Justicia), Santiago de Cuba. Resolución 151/ 10 de julio de 1998.
- Cabaret Tropicana, La Habana. Resolución 178/ 12 de noviembre de 2002.
- Instituto de Segunda Enseñanza Cuqui Bosch, Santiago de Cuba. Resolución 181/ 12 de noviembre de 2002.
- Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, Villa Clara. Resolución 03/ 29 de septiembre de 2008.
- Escuelas Nacionales de Arte, La Habana. Resolución 03/ 18 de noviembre de 2010.
- Hotel Habana Riviera, La Habana. Resolución 02/ 18 de abril de 2012.
- Centro Cultural Félix Varona Sicilia, Holguín. Resolución 07/ 5 de junio de 2013.
- La Rampa y su zona de influencia, La Habana. Resolución 08/ 14 de octubre de 2014.
- Plaza de la Revolución José Martí, La Habana. Resolución 07/ 29 de diciembre de 2014.
23 de Agosto de 2020 a las 14:46
Muy interesante aprendí mucho con esta página,soy alumno de la escuela de restauradores de la ciudad de matanzas
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