A 73 años del ballet ¨Antes del Alba¨.
El 27 de mayo de 1947 se estrenó en Cuba y para el resto del mundo el ballet titulado Antes del Alba en el Teatro Auditórium Nacional, ubicado en las calles Calzada y D, en el Vedado.
El drama relata las circunstancias en que Chela, una mujer pobre y
quebrantada de salud, vencida por el infortunio de la viudez, afronta un desahucio en un solar habanero y decide poner fin a su vida, por la vía de suicidio con fuego, o como suele decirse: “dándose candela”.
La coreografía de la obra fue realizada por el talentoso coreógrafo cubano Alberto Alonso Rayneri, concebida como una representación teatral con gestos y pasos de ballet, quien diría sobre la obra:
“Los primeros intentos parten de cuando creé, en 1947, en el propio seno de la Sociedad Pro-Arte Musical, mi ballet Antes del Alba, con música de Hilario González y diseños de Carlos Enríquez. Esa obra, a pesar de su eclecticismo, significó algo insólito, pues en ella se llevaba por primera vez a la escena la problemática social cubana y en lo formal intentaba expresar nuestra herencia afro y los ritmos de nuestros bailes populares a través de la técnica clásica. Fue una experiencia que me sirvió de mucho. En primer lugar, para comprender que esa empresa no podía llevarla adelante en el marco exclusivista de Pro-Arte, y, en segundo lugar, que para expresar lo folklórico, lo popular tenía que ir a las fuentes...¨
El libreto se debió al destacado dramaturgo español Francisco Martínez Allende.
La partitura, del compositor Hilario González, conjuga ritmos vernáculos cambiantes —incluye música comparsera y arrabalera: rumba, bolero, guaracha— salidos del sonar de tambores batá durante las celebraciones de las fiestas de carnaval. Sus compases invocan a una rara confusión sincrética de espíritus y deidades propios del panteón yoruba y del culto abakuá —traídos a Cuba durante la trata negrera—, cuyas apariciones danzantes provocan alucinaciones en su protagonista, Chela, interpretado por Alicia Alonso, lo que acentúa sus tormentos hasta martirizarla, víctima de un desenfrenado trance mental originado por sus creencias religiosas amalgamadas. Se rememora la “escena de la locura” del ballet Giselle, pero con música lucumí.
Los bocetos de escenografía y vestuario fueron encargados al pintor vanguardista Carlos Enríquez Gómez, siendo los únicos que realizaría para el ambiente teatral danzario cubano.
La directiva de Pro-Arte aceptó con reticencias el auspicio de Antes del Alba. Se esgrimieron criterios tales como: la filiación ideológica del libretista; la denuncia social que, sin recatos, proponía la historia a narrar; y el ambiente marginal que retrataba. Pero Alicia Alonso, a quien se apeló con el objeto de tomar la decisión final del estreno, ya había aceptado —sin cortapisas— el rol principal de la obra y, ante el estupor de aquel comité de damas, comenzó a tomar clases de baile con un rumbero callejero, cuyo sobrenombre, Chamba, había ganado en lides de “bajo mundo” a modo de condecoración.
Tal asombro es comprensible si tenemos en cuenta el total desprejuicio —contrapuesto a ciertas normas burguesas— con que una bailarina aclamada internacionalmente por sus desempeños en Giselle o en Grand pas de quatre, ascendía a su pueblo, en tanto reconocía y asumía como propias, ancestrales raíces étnicas de su cultura natal.
A 73 años de su estreno, esta obra constituyó la primera creación danzaría escénica realizada en Cuba que abordó una temática social, y utilizó un lenguaje cubano, por su línea y forma, con amplia incorporación de elementos del folclor de antecedentes africanos.
Fuentes consultadas:
Alberto Alonso. Revista Cuba en el Ballet., 1983, V.2, N.2.
Miguel Cabrera García. Historiador del Ballet Nacional de Cuba.
Miguel Castro Muñiz. Historiador e investigador.
Pedro Simón. Director Museo de la Danza.
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