"Con persistecia y dedicación, por más de treinta años, Zarza se ha dedicado al toro".
Foto: Tomada del Perfil de Facebook del artista.
El Premio Nacional de Artes Plásticas que otorga el Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) recayó este año en Rafael Zarza, grabador, pintor e ilustrador incansable, una de las figuras cimeras dentro del arte gráfico insular y de la generación artística cubana de los setenta.
Con persistencia y dedicación, por más de treinta años, Zarza se ha dedicado al toro: tema de antigua data que inicia con las representaciones minoicas de la taurocatapsia, prosigue con mitos helenos como el rapto de Europa y el Minotauro, y se extiende hasta la Modernidad en grabados y pinturas de Goya y Picasso. Luego: nuestro tauromáquico por excelencia, defensor y miembro del Taller Experimental de Gráfica de La Habana, fiel heredero de los bueyes desollados que pintaran Rembrandt, Soutine, Chagall y Francis Bacon.
Para Zarza, el toro encarna un paradigma masculino, de procedencia española, que se aplatanó en tierras cubanas. La potencia muscular, la bravura y la virilidad de la bestia (ya sea en estado puro o mezclada con rasgos fisionómicos humanos) han sido abordadas una y otra vez en varias series permeadas por el humor, a veces refrescante y ligero, en otras, cáustico y reflexivo, con un fuerte componente de crítica social. La intertextualidad, los guiños culteranos, el tratamiento de personajes históricos y la constante búsqueda de variaciones dentro de un mismo motivo distinguen dicha trayectoria, personal e identificable, pues, en el arte cubano, cuando de toros se trata, los caminos nos conducen, inexorablemente, a Rafael y a su trabajo.
Antropomorfizadas, erotizadas, autoritarias, caricaturizadas, esqueléticas: las reses de Zarza, ora vitales, muertas, enfurecidas o en reposo, ora transformadas en tótems, damas de alta sociedad, demoiselles ligeras de cascos o victimas listas para el desguace, nos hablan de la vida y del gusto por la carne, de los ruedos cotidianos a los que enfrentamos los cubanos en los combates diarios y de esa sexualidad desenfrenada, desbordante, perentoria, aderezada con mugidos y cornadas que, en gran medida, nos caracteriza.
Rafael Zarza recibe la felicitación de Norma Rodríguez Derivet, Presidenta del CNAP, y Lesbia Vent Dumois,
Premio Nacional de Artes Plásticas 2019. Foto: Maité Fernández Barroso.
Para Zarza, mis felicitaciones. Que este reconocimiento, otorgado de forma unánime por un jurado que incluyó a reconocidos artistas visuales, críticos y curadores del patio, incremente su vitalidad creativa y le inspire nuevas aproximaciones a su motivo iconográfico predilecto.
El artista junto a los miembros del jurado Toni Piñera, crítico de arte, Lesbia Vent Dumois y José Manuel Fors,
Premio Nacional de Artes Plásticas 2016. Foto: Maité Fernández Barroso.
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