Pasan los años, pero para muchas personas cuando se dice “Zaida del Río”, entre las imágenes de caballos, pavorreales y mujeres-pájaros que vienen a la mente, surge también la de aquella muchacha que acostada en un verde prado observa al espectador con una expresión que hoy puede resultar profética.
Es como si, cuando medio siglo atrás Flavio Garciandía daba las últimas pinceladas al icónico cuadro, la joven modelo, hoy Premio Nacional de Artes Plásticas 2023, avizorara ya todo lo que le permitiría alcanzar, con peculiar sensibilidad, esa voracidad por la vida y la belleza que llevaba dentro.
Foto: Maité Fernández Barroso
“He trabajado todas las técnicas posibles, todo lo que he podido y seguiré haciendo otros experimentos y otras cosas. Ahora mismo estoy haciendo collage, algo que nunca había hecho, pero he trabajado el grabado, la cerámica, los murales, la pintura…”
También tienes varios libros de poesía publicados y grabaste un disco con las canciones que le gustaban a tu padre. ¿Es que no te alcanzan las posibilidades expresivas de las artes visuales?
“No, pero como tengo inclinación por varias manifestaciones artísticas como son la poesía, la danza y hasta el canto, entonces puedo hacer todo lo que yo quiera o me den las fuerzas para, si lo hago bien, poderlo realizar y sentirme mucho mejor.”
¿Cómo ves que recepcionan tu obra los jóvenes artistas cubanos?
“Bien, porque me mantengo bastante actualizada. También voy a todas las exhibiciones de los jóvenes, trato de comunicarme con ellos, de ver lo que están haciendo y eso se retribuye con un respeto, con un cariño de ellos hacia mí.”
El público que acude a tus exposiciones es muy heterogéneo; parte de él no es el que habitualmente visita las galerías. A qué atribuyes eso.
“Es que yo me trato con todo el mundo, lo mismo en el mercado que por la calle. Yo soy una artista muy popular; es decir, conozco gente de todas las dimensiones, de todas partes y así admiran mi trabajo y van allí cuando expongo.”
¿Cómo te definirías como artista?
“Digamos que multifacética, por hacer tantas cosas. Y surrealista, porque mi obra es completamente surrealista.”
¿Piensas que está marcada por una visión de género?
“No, no exactamente. Aunque, claro, siempre pinto a la mujer y como me pinto a mí misma se ve que hay una inclinación hacia lo femenino, pero no es intencional, sale con naturalidad. Quizás las mujeres tengamos una sensibilidad especial, pero por lo demás es lo mismo seas hombre o mujer, somos artistas todos.”
En qué estás trabajando en estos momentos.
“Estoy haciendo una serie nueva que la dejaré para la próxima exposición. Son unos collages con los bailarines de Acosta Danza en los que continuaré trabajando para incorporarlos a las muestras que se hagan por el Premio.”
Han pasado los años, pero en la memoria colectiva permaneces como aquella muchacha que Flavio Garciandía llevó al lienzo de “Todo lo que Ud. necesita es amor”.
“Han pasado muchos años, pero siempre se me recuerda por seguir en la yerba, como estaba en aquel tiempo. Es decir, siempre de vuelta a mis raíces, al campo, amando la naturaleza que es parte de lo que muestro en mi obra: las formas naturales, las formas humanas.
Y, bueno, con una esperanza, con una alegría que se ve en ese rostro del cuadro de Flavio Garciandía, emblemático de los años 70.”
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