Nelson Herrera en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam.
Foto: Cortesía de la autora.
Visibilizar el arte contemporáneo, nuevas formas y producciones; plurales son las propuestas estéticas y el acontecer plástico de varios continentes, que se darán cita en el esperado y controversial muestra en los meses abril-mayo.
A las puertas de la XIII Edición de la Bienal de La Habana, desde su inicio y hasta lo que está por acontecer. ¿Cuánto se ha replanteado o se ha redireccionado el evento?
La bienal comenzó de una manera tradicional. La hicimos exponiendo obras en cuatro grandes manifestaciones, planas todas que se colgaban de las paredes; típico hacer que se puede encontrar en algún museo, galería, etc. Así transcurrió la primera, a sabiendas que no teníamos una experiencia previa y queríamos saber cómo se comportaba este tipo de envío de obras, a través de cajas de wakales.
Para la segunda edición, incluimos piezas tridimensionales, esculturas, objetos y cualquier tipo de obra que no fuera plana. Esto nos permitió valorar el tipo de envío. Lo hicimos consciente de que las obras no serían muy grandes, sino más bien pequeñas, porque procedían de Asia, África y del medio Oriente, zonas que no habíamos explorado antes.
A partir de la tercera es que la bienal alcanza yo diría, una personalidad que se mantuvo en las ediciones restantes; que es el tipo de instalación más compleja, el videoarte y otras expresiones que ya solamente no eran la pintura, el grabado, la fotografía, el dibujo etc.
Esto nos permitió andar por caminos inexplorados, pero conscientes que esa iba a ser la imagen de la bienal, idea que se mantuvo de la 3ra a la 6ta. Realizamos 4 bienales con todo tipo de expresión artística, que incluyó a partir de la 3ra el performance y el happening. Así fuimos asumiendo nuevos métodos y desafíos que nos llevó hasta la 7ma bienal en el año 2000, donde salimos a la calle casi por vez primera. Habíamos hecho algo muy puntual antes, pero es en esta que nos lanzamos a plazas, parques, parqueos, solares yermos, a todo tipo de espacios públicos.
Fue importante para nosotros medir la reacción de la gente en la calle; el comportamiento del público; que pensaban sobre la puesta de obras de arte en la fachada de edificaciones deterioradas, en balcones y portales de Centro Habana. Eso nos dio la medida de nuestra fuerza para asumir todo tipo de planteamiento, que en el resto de mundo ya se estaba desarrollando.
De la 7ma en adelante, hemos direccionado la bienal en un sentido más menos estable. En la 8va tuvimos una experiencia muy interesante. Remodelamos 16 apartamentos en dos edificios de la zona de Alamar, en la que los propietarios y la familia aporto mucho y fue grande el interés que mostraron porque sus casas fueran sedes pequeñas y espacios visitables de la bienal. Comedores, salas, cocinas y habitaciones fueron redecorados por varios artistas extranjeros y cubanos.
Ya para 11na bienal en el 2012, llevamos la propuesta Detrás del muro, experiencia que acoge al Malecón desde la punta hasta el parque Maceo, como sala expositiva. 1 km en donde se muestran obras y los fines de semana se cierra la calle para los transeúntes. Esto se mantuvo en la bienal 12 y ahora en la 13. Así, hemos ido haciendo pequeñas modificaciones y rearticulaciones en el gran relato que es la Bienal de la Habana.
Para esta edición ¿qué harán en la calle línea?
Este año tenderemos una cosa nueva en ese sentido, que es el llamado Corredor Cultural de línea, que irá desde las faldas del hotel Nacional o la llamada Piragua, hasta las calles Línea y 18, casi a la entrada del túnel. El corredor será por tramos: de la piragua a G, - la calle de los pintores-, de G a Paseo, -la calle de los teatristas-, de paseo a 12, -la calle de la danza con la Compañía ¨Danza Acosta¨ y de 12 a 18, - la calle de los libros. Iniciativa que estará terminada casi para el 500 Aniversario de La Habana.
En este caso escogimos el primer tramo que deberá estar para la bienal, en caso de que no sea posible, el corredor se proyectará hasta noviembre para el aniversario de la ciudad, pero es una idea que surge de la bienal.
La proyección es compleja, pues se van a plantear diseños nuevos para fachadas de edificios, teatros como el Trianón, el Mella, la sede de Carlos Acosta, librerías de la zona y restaurantes. Se reformularán y se harán nuevas paradas de ómnibus, se eliminará una senda de la calle Línea, y se tomará solamente para ciclistas y peatones, aumentando así el espacio de paseo de la gente.
¿Por qué la construcción de lo posible?
Es un título que enmascara las dificultades y cualquier inconveniencia que podamos tener. El país está en una situación crítica, recién paso un tornado por la habana, y muchas personas se han visto afectadas. Pienso, que no podemos aspirar a que la bienal tenga el mismo presupuesto o financiamiento de otras anteriores. No podemos satisfacer todo lo que los artistas piden para producir sus obras. Hay quien necesita hierros enormes, maderas complicadas, mucho cemento, cavilla y realmente no podemos enfrentar esos pedidos, por eso es lo posible. Vamos a construir una bienal y un gran espacio de arte, pero tomando en cuenta la realidad del país y en la medida de lo que no sea viable hacer.
¡En la bienal, el milagro es que se haga! Asistimos a la construcción de un milagro, es lo posible porque cada vez que precisamos de un recurso, es para los damnificados. Vamos cambiando o sustituyendo, se trabaja casi contra viento y marea, eso es un reto, un desafío que hemos asumido.
Les digo. Cualquier otro festival en Cuba tiene garantizado casi toda su producción. La música, usa instrumentos que están o se producen aquí, son prestados o alquilados. El cine viene en DCP, que es la última generación tecnológica. La película viene en el bolsillo del director y se evita toda la tramitación aduanal. En la literatura, envías el escrito por correo y la danza, le tienes que programar los teatros que ya existen; pero una bienal de artes plástica es muy complicada, porque requiere de la disposición de las enseñanzas artísticas, para la disponibilidad de estudiantes que participan; materiales de construcción; pantallas para proyectar videos, en fin, una infraestructura de producción compleja. Son mucho los recursos y las instituciones que se deben involucrar.
¿Continúa siendo un evento que apuesta por el arte que realizan los más jóvenes?
Siempre ha sido una divisa de la bienal contar con jóvenes figuras, además, tendremos el placer de contar con las obras de 9 premios Nacionales de artes plástica.
¿Esta edición tiene concebida abrir las puertas a otras provincias del país?
Esa es una de las características principales diferente de esta bienal. Vamos a tener sede en Pinar del Río, Matanzas, Cienfuegos y Camagüey. En Matanzas se construirá un café cultural en una esquina importante de la ciudad, donde va a ver charlas, proyecciones y conferencias dirigidas por la artista matancera que vive en Estados Unidos María Magdalena Campo. Esto es nuevo para la Atenas de Cuba, casi como un pequeño centro cultural.
En Cienfuegos, se intervendrá el antiguo Muelle Real, ubicado en la zona antigua del centro histórico en la bahía, que era por donde entraban los barcos. Allí cuatro artistas, harán sus obras escultóricas instalaciones que participan del agua y de la tierra. Además, 3 arquitectos proyectarán una construcción en el mismo muelle, para darle a la gente una perspectiva distinta del mar. Se podrá subir a las edificaciones y observar la bahía a unos 3 o 4 metros de altura, desde diferentes puntos de vista. Eso es lo interesante del proyecto que se nombra Mar Adentro.
En Pinar del Río se articulará una experiencia que tiene 3 años funcionando, llamada La Farmacia, dirigida por Juan Carlos Rodríguez. Proyecto pedagógico con niños y adolescentes, se van a hacer cosas un tanto nuevas, pero utilizando la estructura que tiene montada. Es un proyecto para curar o sanar. Un lugar donde se puede adquirir y conocer en vez de medicamentos, arte. Centro que pretende sanar el espíritu o el alma.
Camagüey sumará el Festival de video arte, que ya tiene una tradición de varios años, dirigido por el escultor Jorge Luis Santana.
Teniendo en cuenta todo lo que nos has dicho. ¿Cómo ves la salud de la Bienal de La Habana a Futuro?
Se tiene que cuidar mucho. Tiene que estar como esas gentes que tiene catarro y es preciso que se abrigue.
Es un evento tan complejo que puede ser que un momento determinado el Consejo Nacional de las Artes Plástica y el Ministerio de Cultura, no nos puedan dar toda la ayuda que quisieran, entonces la bienal tiene que repensarse todo el tiempo. Terminándose un evento debemos conciliar con estos organismos y ver en que nos pueden ayudar para el próximo, porque no contamos con un presupuesto millonario y el financiamiento lo asume enteramente el estado.
Ojalá otras entidades nacionales y extranjeras colaborarán, pero hasta ahora no es el caso, por ello te digo que tenemos que cuidarnos mucho. Un Plan B en el peor de los casos sería el de hacer una bienal nacional y con pocos extranjeros la convertiríamos en internacional, pero el 95 % descansaría en artistas cubanos. Hemos pensado en esa solución o posibilidad, pero no dejar de hacerla.
Sería una solución cercenadora, hay muchos artistas de diversas latitudes que esperan esta cita y dejarían el evento sin fuerzas para el vuelo e intercambio internacional.
Decía que es una alternativa para no dejar de hacer. Conocemos el riesgo, esperamos no tener que llegar a ese extremo. Además, el público espera, se suma y disfruta de todas las propuestas y de la retroalimentación entre artistas del patio y foráneos. Hay miles de ciudadanos que nunca han entrado al Museo Nacional de Bellas Artes, a recorrer sus salas a ver que hay dentro por curiosidad, y están alrededor y no van; sin embargo, se las pones en la calle y las visitan todas, llevan a la familia, a los niños. La bienal propone esa posibilidad, un acercamiento a cada uno de los pobladores de esta ciudad. Ofrecemos una ventana abierta al mundo y que digan: no sabía que con estas sillas, mesita, ladrillos y bloques se podía hacer una instalación bonita o una escultura, que puede que no la entienda bien, pero no importa, me parece interesante y me entusiasma. Entonces vamos eliminando prejuicios de la gente. El arte sirve también para eso. Es como cuando le das un libro a alguien, que lo abre y se dice ¨aquí hay solo dos o tres líneas en cada página¨ ¡Bueno léelo, comienza a ver si te gusta! La gente es muy prejuiciosa en eso.
Quien no se iba a leer 100 años de soledad, cuando empezaba con aquella frase: ¨Aureliano Buendía nunca sospecho que el día que lo iban a fusilar conocería el hielo¨. Solo esa primera página era suficiente para llamar la atención. Eso es lo que tiene el arte y la buena literatura, que te provocan actitudes que antes no imaginabas. El arte trae posibilidades para abrirse al mundo. Lo más triste es vivir toda la vida pensando lo mismo, y a veces desconociendo lo que se podía conocer. Eso es algo positivo que arrastra la bienal, que despierta la curiosidad y la imaginación a la gente.
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