Varentierra 2.0


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Fueron los aborígenes quienes, para resguardarse de la intemperie y los ciclones, diseñaron lo que se conoce generalmente como «varentierra», una construcción rústica en el campo, hecha de yaguas o guanos. Pero para los cineastas jóvenes cubanos es, desde hace un par de años, un punto de encuentro para hablar sobre proyectos en desarrollo, una oportunidad para soñar el cine bajo el amparo de nuestras raíces.

Con esa idea, el colectivo de creación audiovisual Wajiros Films ideó el proyecto de coworking audiovisual Varentierra, iniciativa que tuvo en diciembre de 2021 su segunda actualización. El evento, concebido como parte de una red de colaboración entre jóvenes y experimentados realizadores, productoras independientes y representantes del ICAIC, realizó dos nuevas sesiones de intercambio, justo a un año de la primera edición.

Se trata de una plataforma de diálogo y cooperación mutua a nivel nacional que pretende sesionar presencialmente al menos una vez al año. Es una iniciativa que fomenta el intercambio y la retroalimentación, permite un bosquejo y una actualización sobre el panorama productivo contemporáneo. No obstante, su funcionamiento no acaba con estas sesiones, sino que continúa como una red activa a lo largo del año, sobre todo vía online, con canales en Telegram, grupos de WhatsApp, etcétera, donde se comparte bibliografía e informaciones sobre estos tópicos.

La segunda edición del evento aconteció durante dos días, en los que el equipo liderado por la productora Yamila Marrero desarrolló un amplio programa de debates, asesorías, visualización de audiovisuales, sesiones de showroom y presentación de fondos y becasen apoyo a la gestión y desarrollo de doce proyectos fílmicos de cineastas noveles y que en su mayoría iniciaron su concepción en la pasada cita.

«Esta edición continuó y cerró estos proyectos a los que durante un año hemos estado dándole seguimiento personalizado, pues incluso en marzo tuvo un segundo momento de asesorías enfocadas sobre todo a evaluar las sugerencias de los primeros encuentros», comenta Yamila Marrero.

El evento, que contó con el apoyo de la Asociación Hermanos Saíz, Vedado Films y el ICAIC, discursó sobre temas relacionados con el guion, el pitching, la edición, los servicios de producción, elementos jurídicos, flujos de trabajo, entre otras cuestiones que arman el engranaje de la realización cinematográfica. Se ofrecieron sugerencias para presentar proyectos en los fondos de fomento, tanto del ICAIC como de organizaciones internacionales como el GO CUBA! – World Cinema Amsterdam, concebido para financiar creaciones cubanas y establecer posibles asociaciones institucionales que podrían beneficiar su curso.

Para esta ocasión, se unieron las productoras Voxel Cuba, de Guantánamo; Audiovisuales La Loma, de Holguín; Templo Producciones, de Santiago de Cuba; el Almacén de la Imagen, de Camagüey; Cuatro Caminos Producciones, de Villa Clara; y Kijote Films, de Granma, algunas de forma presencial y otras online, que, aunque no participaron con proyectos, contaron sus experiencias de producción e intenciones de realización para el futuro.

«Este año quisimos enfocarnos más en las productoras territoriales, similares a Wajiros Films, para construir alianzas y fomentar el coworking, de manera que cuando necesitemos grabar en otras provincias tengamos aliados en esos territorios que faciliten la producción», agrega la coordinadora general.

Arianny Sánchez Isidro, joven actriz que recién se inicia en el mundo de la realización audiovisual, agradece la posibilidad de participar nuevamente en Varentierra, en tanto valora la plataforma como un espacio necesario para quienes se están abriendo camino en este universo de creación:

«Estuve en la primera convocatoria con el cortometraje Génesis, que escribí y que producen Patricia Santa Coloma y María Carla Dausa, de Producciones Almendares. Recibí mucho apoyo y sugerencias al guion de profesionales de mucha experiencia, como el guionista Amílcar Salatti, el director Fernando Pérez y el fallecido director de fotografía Raúl Pérez Ureta.

«Este año volví con este proyecto; fue muy grato y útil el acompañamiento de los asesores con vistas a ser financiado y filmado. También las conferencias aportan mucho, sobre todo cuando no eres egresado de una escuela de cine. Por otra parte, Varentierra incentiva el intercambio entre colegas del gremio, lo cual propicia que se establezcan relaciones de colaboración con otros realizadores. Ojalá se repita el próximo año, es una experiencia enriquecedora», añade.

Otros cortos de ficción que participaron junto a Génesis en la cita previa y repitieron en esta ocasión fueron La otra isla, de José Manuel García; El insomne, de Rafael Alejandro Betancourt; y Porcelana, de Manuel Alejandro Rodríguez. Además, se sumó El cantar de la ciguapa, de Diana Moreno. Por otra parte, como proyectos de largometrajes de ficción regresaron Miedos, de Jimmy Ochoa; Manicato, de Lisy Rojas Varela; y Conejo negro, de Yaremis Pérez. En cuanto a los documentales se presentó No recuerdo su voz,de Leysa Medina, ya seleccionado desde la entrega anterior, y se incorporó GuanTaínomo, de Daniel Ross.

La dinámica de Varentierra evoca en muchos aspectos la del espacio Haciendo Cine, de la Muestra Joven del ICAIC, que fomentaba la presentación de proyectos en desarrollo de jóvenes realizadores y su asesoramiento no solo por especialistas de la institución, sino también por parte de independientes, valora Evelyn Mulet, participante de esta edición como productora del cortometraje La otra isla.

«Este es un proyecto que comenzamos hace un año y medio. Fue apoyado por el Fondo de Fomento para el cine cubano de la embajada de Noruega en Cuba en 2020, pero debido a la pandemia, y a la necesidad de grabar en locaciones fuera de La Habana, en cayo Carenas, provincia de Cienfuegos, se postergó su concreción. Sin embargo, durante este tiempo las asesorías recibidas nos han servido mucho para pulirlo y arribar a la fase de filmación, ya prevista para enero, con las ideas más claras», concluye.

La primera vez que se realizó Varentierra, estuvo enmarcado en los días de Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y fue una cita liderada por mujeres. Aquellas sesiones, como estas, sorprendieron con proyectos que asumían la dirección, el guion y la producción, e incluso se aventuraban en una categoría menos explorada por la cinematografía actual en Cuba: la animación.

La cita también sirvió para convocar a la producción de un cortometraje de 15 minutos sobre la violencia de género. A esta edición, que contó nuevamente con la presencia de asesores de la talla de Fernando Pérez, se incorporaron otras voces de vasta experiencia en el cine cubano, como los directores Marilyn Solaya, Rolando Díaz, Alan González y Lenia Sainuit y los productores Frank Cabrera, Inti Herrera, Reymel Delgado y la mexicana Martha Orozco, integrantes de Cocuyo Media Lab, e incluso de profesionales de otras especialidades, como fue el caso del periodista Ciro Bianchi.

Sobre su participación como asesor en el evento, Frank Cabrera destaca la trascendencia de contar con intercambios de coworking para jóvenes creadores independientes. «Los asesoramos desde el guion hasta el diseño de la carpeta de proyecto y financiamiento para su consecución. La mayoría son proyectos interesantes, pero en general necesitan mucho trabajo en la escritura; ese es el punto de partida y la base para emprender su desarrollo».

A modo de balance sobre los resultados de Varentierra 2021, Yamila Marrero reconoce que este nuevo encuentro permitió apreciar los avances de los proyectos: «Hay muchos que ya están listos para filmarse en enero y febrero, o a punto de iniciar la etapa de preproducción, con mejorías notables en los guiones de largometrajes, y trabajan con vistas a conseguir financiamiento para filmarlos».

En el espacio de exhibición, una de las propuestas fue Los coleccionistas, de Diana Moreno, fundadora del colectivo Wajiros Films, ocasión en la que la joven compartió además sus experiencias de rodaje. Esta segunda edición de Varentierra supuso además la plataforma para el lanzamiento oficial de Wajiros Music, una iniciativa que se subordina a la filosofía general de Wajiros, de eliminar estereotipos y facilitar el acceso al mercado y la industria, en este caso, desde la música, para visibilizar el talento emergente.

Diana Moreno comentaba hace justo un año, cuando se lanzaba la plataforma, que la idea es que Varentierra se convierta en un evento procesual y regional. Una vez al año, en una provincia tanto del centro como del oriente del país, deberían sesionar encuentros similares que permitan una mayor participación de proyectos y productoras territoriales, para que reciban asesorías de los colaboradores y que en una selección posterior se reúnan en La Habana, como colofón del evento nacional.

«Por las condiciones que ha impuesto la COVID-19 y los límites a la cantidad de personas en espacios cerrados no podemos admitir todos los proyectos. Hacemos una selección, en la que más de la mitad queda fuera; por eso una muy buena opción sería tener estas fases regionales», señala Yamila Marrero.

Sin embargo, el sueño no ha sido posible aún debido a las restricciones de movilidad y a cuestiones logísticas, según indica la coordinadora general. Aun así, los «wajiros» persisten en hacerlo posible. En 2017 se iniciaron en la utopía de crear una productora audiovisual integradora, alejada de «habanocentrismos», y con la filosofía de estrechar alianzas. Apenas tres años después se convirtieron en el primer colectivo de creación en fundar un espacio de coworking en el país. Desde ya se alistan para la tercera edición, y un segundo momento de esta entrega. La invitación para los jóvenes creadores está hecha.


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