Huella de nuestro paso por la vida, con su obrar, cada generación entrega su legado a aquellas que habrán de sucederle en el futuro. Los edificios, los monumentos, los libros y documentos que reposan en archivos y bibliotecas son los referentes tangibles, la base material de una memoria que conquista nuevos sentidos cuando la sometemos a la prueba de las interrogantes e inquietudes de la contemporaneidad.
Graziella Pogolotti.[1]
La Universidad “Hermanos Saíz Montes de Oca” y el Centro Provincial de Patrimonio Cultural en Pinar del Río, convocaron al Primer Taller de Educación Patrimonial entre el 24 y el 26 de febrero. Desde el ámbito académico, se trata de una tarea que forma “parte de las acciones del Proyecto sectorial «La formación integral universitaria para la innovación y el desarrollo sostenible»”; el Centro Provincial de Patrimonio Cultural, por su lado, se integra en cumplimiento de uno de los acuerdos del Evento Provincial de Investigadores del Patrimonio realizado entre el 11 y 14 de diciembre de 2024 en el Museo Provincial del territorio.
Teniendo en cuenta la activa participación de los profesionales del patrimonio en la comunidad docente de la casa de altos estudios pinareña y/o en la formación postgraduada que la misma les ofrece, este taller ha de ser considerado como signo y expresión de unidad de quienes en su desempeño persiguen un bien común, la protección del patrimonio cultural en el territorio de Pinar del Río, mirada que explica la colocación de esta cita bajo la égida de la Educación Patrimonial, saber “que se ocupa del conocimiento del patrimonio y de la formación de los individuos y las sociedades en función de su protección, conservación y uso sostenible”.[2] Destaco desde ya la primera de ellas, “el conocimiento”, en tanto, solo se defiende lo que se ama y solo se ama “lo que se conoce”.
Argumenta dicha expresión la participación en él de representantes de una amplia red de instituciones vinculadas directa e indirectamente a la cultura, a la identidad y al desarrollo local, en un alcance tan amplio y diverso como demanda el siglo XXI; no solo por orientación en documentos internacionales como la Declaración universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural (2001), la Convención para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003) y la Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales (2005),[3] sino también en respuesta a desafíos no tan contemporáneos, pero aún vigentes, como es el caso de “la puesta en escena de lo popular” en el proceso de patrimonialización:
Lo popular es en esta historia lo excluido: los que no tienen patrimonio, o no logran que sea reconocido y conservado; los artesanos que no llegan a ser artistas, a individualizarse, ni participar en el mercado de bienes simbólicos «legítimos»; los espectadores de los medios masivos que quedan fuera de las universidades y los museos, «incapaces» de leer y mirar la alta cultura porque desconocen la historia de los saberes y los estilos.[4]
Conscientes de la complejidad inherente al Patrimonio Cultural, en particular al proceso de patrimonialización de bienes culturales, los organizadores del taller, también presentado como “parte de las acciones que se realizan en la Universidad de Pinar del Río para la implementación de la Ley 155/2022 y el Decreto 92/2023” en la gestión del patrimonio universitario, representado por la Dra. C. Alina Jiménez Morejón, Profesora Titular de la Universidad anfitriona, y Coordinadora del grupo de trabajo de Patrimonio Cultural Universitario; establecieron un programa con centro en cuatro conferencias de temas a reflexionar y debatir en aras de pautar principios estratégicos para la protección del Patrimonio Cultural y el cumplimiento de la Ley.
En condición de conferencia inaugural del taller, la Ms. C. Gricell Aurora Santana Sarduy, Directora de Museos en el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, presentó el tema “La Educación Patrimonial en la formación del profesional universitario”, donde apuesta por la educación patrimonial como un “proceso pedagógico centrado en las percepciones y conocimientos que las personas tienen ante los bienes patrimoniales”, un proceso que se conforma en tres dimensiones: la docente, la investigativa y la extensionista, mediante una instrucción que no ha de reducirse a la transferencia de conocimiento, sino también, en la creación de posibilidades para una producción o construcción de nuevos conocimientos, teoría desarrollada por Paulo Freire en su Pedagogía de la autonomía.
Llamó la atención Gricell Aurora a la necesidad de despertar la curiosidad por los bienes culturales que forman parte de la comunidad desde edades tempranas, incentivando con ello a la investigación como medio de aprehender los valores y significados que le inscriben como bienes patrimoniales, un quehacer en el que debe predominar la inclusión, la interacción y la innovación como lenguaje de presentación del discurso a interpretar por los receptores.
En similares coordenadas, en un estudio de caso, la Dra. C. Dory Castillo Garriga, Subdirectora Técnica del Centro Provincial de Patrimonio Cultural de Pinar del Río, apoyada en el cuerpo teórico-metodológico de la Sociomuseología, propuso “La interpretación del patrimonio de la ciudad de Pinar del Río”.
Castillo Garriga, asume la educación patrimonial como “el aprendizaje y comprensión del patrimonio cultural y natural” y, en la interpretación de su ciudad desde una perspectiva patrimonial, entrelaza: 1) la interdisciplinariedad, espacio en el que convergen historia, antropología, sociología, arte y ciencias naturales; 2) la sensibilización a partir de una conciencia crítica que conlleve a la valoración del patrimonio como camino a su protección y 3) la participación comunitaria, incluso en procesos cotidianamente reducidos a la especialización, como la identificación, preservación y promoción del bien cultural con potencialidad para su inscripción entre los bienes patrimoniales. Perspectivas muy a tono con la implementación de la Ley 155/2022 y el Decreto 92/2023.
Un tercer tema en conferencia fue expuesto con maestría pedagógica por Luis Pérez González, Profesor Consultante de la Universidad de Pinar del Río y miembro de la UNEAC: “El trabajo con el patrimonio cultural y los museos frente al programa de descolonización”, a mi entender, uno de los más agradecido. Luis Pérez, como le llaman con pleno respeto y admiración sus alumnos, convencido de cuan obvio resulta el planteamiento del tema, optó, en honor a su formación como filólogo, por el análisis epistemológico de los tres conceptos que se entrelazan: patrimonio, museo y descolonización cultural.
Luis Pérez González en su exposición
En su discurso, miró el profesor a su auditorio e interrogó: ¿Qué es descolonizar?, al tiempo que refiere: “Es diseccionar ese cuerpo heterogéneo, pero a la vez monolítico que nos conforma como pueblo. // Buscar lo que nos une dentro de la diversidad para formar y promover una visión crítica hacia todo lo que nos envenena con banalidades y superficialidad. // Implica repensar y dignificar nuestra cultura”; para cerrar con una metafórica frase: “Descolonizar es dejar de ser colonia en la mente”, un reto de nítido entendimiento para quienes están formados desde una sólida eticidad tanto en profesión como en el deber ser social.
Para argumentar sus tesis, Luis Pérez recurre a José Martí, a quien declara un visionario de la descolonización cultural y, en particular, su ensayo “Nuestra América”, al que califica de manifiesto descolonizador por excelencia, texto que el profesor Pedro Pablo Rodríguez considera “una de sus obras fundamentales por contribuir decisivamente a la comprensión y defensa de la identidad latinoamericana y de la soberanía de nuestros pueblos”.[5] Con la pasión de martiano convencido, Luis Pérez da lectura a varios fragmentos y, cual si se tratara de una clase de gramática, subraya con la voz aquellos signos que han de tenerse en cuenta, si de interpretar a José Martí se trata:
Por eso el libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza.[6]
Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.
Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano, y si sale agrio, ¡es nuestro vino!
En el ámbito patrimonial recuérdese “La carta de Machu Picchu. Ciudades Históricas”, conclusiones del Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos en Monumentos Históricos, celebrado en Cuzco, Perú, en 1977, 45 años después de la “Carta de Atenas”, en 1933:
Los lugares son significativos, Atenas se erigió como la cuna de la civilización occidental, Machu Picchu simboliza la contribución cultural independiente de otro mundo. Atenas representó la racionalidad personificada de Aristóteles y Platón. Machu Picchu representa todo lo que no involucra la mentalidad global iluminista y todo lo que no es clasificable por su lógica.[7]
Machu Picchu
Aunque tercera en el programa, he dejado para cuarta mi intervención, titulada “La Ley 155/2022. Ley General de protección al Patrimonio Cultural y el Patrimonio Natural. Una mirada desde la Enseñanza Superior”. Resultados iniciales del estudio de dicha ley en su condición de obra documento, como expresión del momento histórico en que se gesta, se aprueba y declara en vigor; un objeto de estudio al que mediante análisis e interpretación se evalúa en relación con el lugar que ocupa en el sistema legislativo del patrimonio en Cuba, cuyos antecedentes se remontan a la década del 20 del pasado siglo.
Como investigador y docente, el espacio cobró desde su convocatoria especial interés para mí, en tanto tributaba a una inquietud que con el tiempo se ha hecho constante en mi quehacer: el papel de la Universidad en la formación del profesional ante el Patrimonio Cultural de la Nación, categoría que asumo no solo en lo establecido en las derogadas leyes 1 y 2, del 4 de agosto de 1977, y su Decreto no. 118, del 3 de noviembre de 1983,[8] en correspondencia a lo establecido en la Constitución de la República de Cuba de 1976, sino también en las constituciones de 1940 y 1952, así como en la Ley Fundamental de 1959, donde se nombra Tesoro Cultural de la Nación:
[1976] Capítulo IV // Educación y Cultura // Art. 38.- El Estado orienta, fomenta y promueve la educación, la cultura y las ciencias en todas sus manifestaciones. // En su política educativa y cultural se atiene a los postulados siguientes: […], i).- El Estado vela por la conservación del patrimonio cultural y la riqueza artística e histórica de la nación. Protege los monumentos nacionales y lugares notables por su belleza natural o por su reconocido valor artístico e histórico.[9]
[1940,1952 y 1959] Artículo 58.- El Estado regulará por medio de la Ley la conservación del tesoro cultural de la nación, su riqueza artística e histórica, así como también protegerá especialmente los monumentos nacionales y lugares notables por su belleza natural o por su reconocido valor artístico e histórico.[10]
Artículo 58
Provocador me resultó en la convocatoria el hecho de que el taller formara “parte de las acciones que se realizan en la Universidad de Pinar del Río para la implementación de la Ley 155/2022 y el Decreto 92/2023, tarea que compete íntegramente al Centro Provincial de Patrimonio y su red de instituciones en el territorio. Los artículos 11.1 y 11.2 de las “Disposiciones generales” de dicha Ley indican:
El Ministerio de Cultura, a través del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y las estructuras territoriales de las direcciones de Cultura sobre las que ejerce autoridad funcional metodológica el referido Consejo, en lo adelante estructuras territoriales para la protección al Patrimonio Cultural, dirige, supervisa y evalúa la protección al Patrimonio Cultural. //. El Consejo Nacional de Patrimonio Cultural funge como coordinador e integrador de las medidas que adoptan los órganos y organismos, y vela por el cumplimiento de lo estipulado en la presente Ley.[11]
¿Qué espacio se le atribuye a los Centros de Enseñanza Superior en la implementación de la Ley y su Decreto? Desde la praxis, durante el taller, comprendí que dicha implementación se relaciona directamente con el Art. 115.1 de la Ley 155/2022, mediante el cual la Universidad se convierte en gestor especializado “para la conservación, apreciación y disfrute” de los bienes culturales que le pertenecen y adquieren la categoría de patrimonio universitario, “si se demuestran sus valores y se cumple con el procedimiento establecido”, en coordinación con los órganos locales del Poder Popular y las estructuras territoriales para la protección al Patrimonio Cultural, es decir, el Museo Municipal, y el Centro Provincial de Patrimonio Cultural.[12]
Mi intervención se encamina en arista diferente, en la misión que demanda la puesta en vigor de la Ley General para la Protección del Patrimonio Cultural y el Patrimonio Natural a la Universidad en cuanto a la Educación Patrimonial, en su sentido general, y en las carreras especializadas, en lo particular. Téngase presente que al Patrimonio Cultural o Proceso de Patrimonialización, como prefieren llamarle algunos autores para destacar su condición de “construcción social”, le es inherente la interdisciplinariedad, al que cada saber aporta resultados desde sus propias perspectivas, al tiempo que cada uno de ellos deviene objeto de estudio por otras.
Gráfico de la interdisciplinariedad
Mi objetivo, como el nombre de la conferencia indica, es realizar una aproximación a la Ley 155/2022 desde la Enseñanza Superior, en particular desde la Historia del Arte, universo vinculado, junto a la Historia y a la Arqueología, al papel tutelar sobre los bienes patrimoniales desde tiempos inmemoriales. Se vinculan en ella tres dimensiones: 1.) La Universidad; por su papel de formar profesionales en el campo que nos ocupa, 2) el patrimonio como objeto de estudio en permanente evolución, y 3) el Municipio, en su condición de unidad política administrativa de mayor responsabilidad a tenor de dicha Ley.
Para introducir el papel de la Universidad traigo a análisis la tesis desarrollada por la Dra. Andria Torres Guerra, de la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín, en “El papel de la universidad cubana actual y su influencia en el desarrollo social”:
Al enmarcar el proceso tecnocientífico en el contexto social y defender la necesidad de la participación democrática en la orientación de su desarrollo, los estudios de Problemas Sociales de las Ciencias, en el marco de Cuba, adquieren una relevancia pública de primera magnitud. Cuestiones que desborda el ámbito académico para convertirse en centro de atención e interés del conjunto de la sociedad. // De ahí el significativo papel de las universidades, instituciones cuyas estructuras emergen como respuestas funcionales a las diferentes necesidades sociales y de conjunto con los Centros de Investigación y que contribuye a la generación de riquezas basada en la innovación como proceso de aprendizaje; desarrollan su óptimo aprovechamiento, el conocimiento y su conversión en fuerza social transformadora, indicador que nos desafía como nación y proyecto político.[13]
Entender la connotación de tales palabras en el ámbito del patrimonio cultural requiere tener en cuenta que aproximadamente tres décadas atrás, entre los años 80 y 90 del pasado siglo, resultados de investigación en el campo de antropología sociocultural colocan nuevos retos tanto en la concepción del patrimonio como en el papel social de las universidades.
En el primero de ellos, tengamos en cuenta las reflexiones acometidas por el profesor Néstor García Canclini, antropólogo y crítico cultural argentino, en “Los usos sociales del patrimonio cultural” (1993), donde comenta que “los términos con que se acostumbra a asociarlo (identidad, tradición, historia, monumentos) delimitan un perfil, un territorio, en el cual «tiene sentido» su uso”; y amplía luego: “la mayoría de los textos que se ocupan del patrimonio lo encaran con una estrategia conservacionista, y un respectivo horizonte profesional: el de los restauradores, los arqueólogos, los historiadores, en suma los especialistas en el pasado”, perspectivas desde las cuales aboga por “rehacer los conceptos que les acompañan”.[14]
Aproximadamente dos décadas más tarde, Isabel Villaseñor, también desde la antropología, anuncia la contradicción entre investigación académica y sistema legislativo en el tema del patrimonio cultural para el caso de México:
A pesar de que la idea del valor intrínseco del patrimonio cultural ya se ha cuestionado en el ámbito académico, esta discusión aún no se ha integrado en la legislación mexicana vigente relacionada con la conservación del patrimonio. De la misma forma, la visión esencialista derivada de la noción del valor intrínseco todavía está presente en el discurso patrimonial mexicano y mundial, así como en la práctica de la conservación y la restauración. Es decir, hay una falta de articulación entre las aportaciones académicas y los ámbitos normativos y el quehacer profesional de la conservación-restauración.[15]
¿Está presente en nuestras universidades, tanto en las carreras y/o asignaturas especializadas, como en las que de forma general tributan a la Educación Patrimonial, la perspectiva de la construcción social del patrimonio?¿Además del valor documental que investigadores de los distintos saberes atribuyen a las evidencias del pasado, se reconoce el hecho de que son los valores otorgados a los bienes culturales los que los revisten de significado y “los hacen diferentes de otros, convirtiéndolos así en bienes patrimoniales”? Villaseñor ejemplifica en su artículo dicha construcción en diferentes tipologías (bienes culturales muebles, bienes culturales inmuebles y patrimonio cultural inmaterial) cuando: 1) “se dona un objeto a un museo”, 2) “un inmueble o sitio se inscribe en listas patrimoniales”, o 3) “se toman iniciativas comunitarias para la protección de bienes o expresiones culturales”. Estratégicamente, ¿no debería la Educación Patrimonial centrar la atención en el disfrute de los bienes culturales a fin de propiciar experiencias que conlleven a su valoración en la abstracta connotación simbólica de bienes patrimoniales?
Catedral San Rosendo
Parque de la Independencia
Pertenece ya a la historia de la Enseñanza Superior el paso de una enseñanza focalizada en el desarrollo del conocimiento y las habilidades al de las actitudes; transición que en el primer lustro del presente siglo ha conllevado a establecer como “pilares en el aprendizaje universitario”, a) aprender a ser, donde se articula el aprendizaje colaborativo, la capacidad social, la responsabilidad y la ética; b) aprender a convivir, durante la ejecución de proyectos sociales; c) aprender a saber, eje de la formación profesional) y d) aprender a hacer, el de la formación general y básica:
El quehacer universitario ha estado centrado en el aprender a conocer y hacer, descuidándose los otros dos pilares fundamentales que rigen la educación de este siglo [XX] y que constituyen la base del cooperativismo, expresado de otro modo: el aprender a ser y convivir. En consecuencia, debemos formar y formarnos en y para la responsabilidad social, es allí donde la Educación Superior juega un rol protagónico: “una educación orientada por el amor hacia la humanidad y movida por la sabiduría”, y fundamentada en lo que Jacques Delors,[16] en el mismo orden, ha denominado los cuatro pilares que deben regir la educación de este siglo: el aprender a conocer, hacer, ser y convivir, siendo los dos últimos las bases sólidas de la Responsabilidad Social Universitaria y del cooperativismo o solidaridad.[17]
Dentro de sus estructuras territoriales, mediante el artículo 14.1, la Ley centra la responsabilidad en el municipio, en la Asamblea Municipal del Poder Popular y el Consejo de la Administración Municipal, al comprometerles no solo con “la identificación, catalogación, aprobación o reconocimiento” del Patrimonio Cultural, sino también con “la gestión”. Es con ese fin que, según el Artículo 14.2, se concurre a la Dirección Municipal de Cultura, en particular a las comisiones para la protección del Patrimonio Cultural, el museo municipal y la casa de cultura, “que son las encargadas de la ejecución de las tareas técnicas del proceso”.[18]
En mi condición de historiador del arte, preciso recordar que, en la génesis del patrimonio cultural cubano está la alianza entre el Municipio y los Centros de Enseñanza Superior desde el siglo XVIII, cuando en villas y ciudades emergieron los primeros Colegios de Enseñanza Superior, instituciones generalmente abordadas a partir de las reales cedulas y órdenes que le otorgaron aprobación, al margen de la participación de ayuntamientos y acaudalados vecinos que apostaran económicamente por su materialización.
Asociados a dichos centros, aunque básicamente como medios de enseñanza en ciencia y arte, florecieron los primeros museos en Cuba. Se añade a ello el hecho de que fuera en el ámbito municipal donde se diera inicio al registro de bienes culturales y que, con el auxilio de sus intelectuales, se conformaran las bases del sistema legislativo para su protección, proyecto Ley con alcance nacional en la década del 20 del pasado siglo, y de representación en las “cartas magnas” de la República de Cuba a partir de 1940.[19]
La Ley en implementación, en el Artículo 14.3, precisa que los Municipios “se auxilian, según corresponda, de las estructuras provinciales para la protección al Patrimonio Cultural y sus comisiones”, entre las que refiere a la Oficina del Historiador o el Conservador, el Sistema Nacional de Gestión Documental y Archivos, las comisiones provinciales y municipales de Memoria Histórica, así como, en una concepción genérica, “universidades y centros de investigación”. Es sobre esta base que el Primer Taller de Educación Patrimonial no solo reuniera a profesionales de la Universidad y del Centro Provincial de Patrimonio, sino también a técnicos y especialistas de la red de instituciones vinculadas al patrimonio, y de manera especial, a los de sus museos municipales.
Resultados de investigaciones en torno al proceso histórico de patrimonialización en Cuba demuestran que, tanto “la identificación, catalogación, aprobación o reconocimiento” del Patrimonio, así como el aparato legislativo que le ampara tienen sus bases en la década del 20 del pasado siglo; y, como fuerza motriz, las secciones de Educación y Cultura de las administraciones municipales a lo largo y ancho de la Isla. Llama mi atención la participación de la Facultad universitaria de Ciencias Sociales en el nombramiento de los miembros del tribunal que se habría de crear para los concursos oposición en opción al cargo de Gerente social en los Gobiernos Municipales que optasen por la estructura de Ayuntamiento y Gerente.[20]
También desde entonces el referente para esa postura, de profunda raíz patriótica, en el sentido que le atribuye el Padre Varela al deber que le corresponde a cada ciudadano para con el lugar que le abriga, es el movimiento internacional de los municipios tanto en Europa como en América Latina representados por los historiadores locales, principales. Un análisis del tema en las constituciones del 1940 y el 1952, y en la Ley Fundamental de 1959, permiten constatar cómo en el articulado de la Sección dedicada al Gobierno Municipal, amén al derecho que se le otorgaba para dar su propia “Carta Municipal” están esos cimientos. La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (1938), que en su trayectoria coloca a La Habana Vieja y su Sistema de Fortificaciones en la Lista del Patrimonio Mundial en 1982, es fruto indudable de ese quehacer, y así se reconoce en los decretos y resoluciones que han amparado su obrar en la gestión del patrimonio a su cargo. La creación del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, como Facultad de la Universidad de La Habana, donde se imparte la Licenciatura en Preservación y Gestión del Patrimonio Cultural, reconecta los ámbitos Universidad – Municipio – Patrimonio.
A modo de cierre de mi intervención, dos huellas materiales del papel de los municipios en el proceso de patrimonialización de sus territorios. De Santiago de Cuba, la tarja colocada en el Fortín Yarabo, construcción militar construida por los españoles para defender el territorio de los independistas cubanos, develada en 1946, durante la administración del Alcalde Municipal Luis Casero Guillén.
Fortín Yarabo
De San Juan y Martínez, en Pinar del Río, la tarja que testimonia la declaratoria de Monumento Histórico Municipal a la torre de su Iglesia Parroquial por acuerdo de la Cámara Municipal de 27 de enero de 1949 en conmemoración al Día de la Dignidad sanjuanera.
Tarja Monumento Histórico Municipal
Cada 21 de febrero el pueblo sanjuanero celebra con gran patriotismo un aniversario más del incendio del poblado por sus moradores en 1896 antes de entregarlo al ejército español. // Este día siempre es anticipado por una gala cultural en la noche del 20 frente a la iglesia local donde se entrega el escudo del municipio y diplomas de la Unión de Historiadores de Cuba a personalidades locales y la visita al Hoyo de Monterrey de donde salieron las llamas del valor sanjuanero. // En el ambiente conmemorativo por la efeméride se recuerdan aquellas célebres palabras del patriota Leopoldo Pérez cuando expresó al ver el pueblo en llamas. «Ofrendamos a la patria este Bayamo de occidente».[21]
En los comités “Todo por Pinar del Río”, "Todo por Viñales” y “Todo por San Juan”·, tienen los museos municipales en esos territorios un imprescindible protagonista de la construcción del patrimonio local.
La implementación de la Ley 155/2022 y su Reglamento, exigen contar con una historia del proceso de patrimonialización en la localidad y no debe perderse de vista que sus antecedentes están en la ocupación del espacio. En ocasiones, como registro de sus habitantes y fomento del poblado; en otras, bajo la égida de instituciones y comisiones que le otorgan legitimidad.
Vocal Universo
Para cierre del taller, Vocal Universo, uno de los exponentes más auténticos de la cultura pinareña actual; voces féminas que interpretan un repertorio de emblemáticas piezas cubanas sin conservadurismo alguno. Ante los miembros del taller se respiró el sentir de una comunidad unida por emblemáticas piezas rejuvenecidas por arreglos y puestas en escena cargadas de contemporaneidad. En Pinar del Río Vocal Universo pone en valor el patrimonio musical cubano.
Talleristas ante el monumento a los Hermanos Saíz Montes de Oca.
[1] Graziella Pogolotti: “Nuestro patrimonio intangible”, Cubarte, 25 de octubre de 2018, https://cubarte.cult.cu/blog-cubarte/nuestro-patrimonio-intangible/, [20-2-2025].
[2] Ezequiel Romero Bello: “La educación patrimonial en los escolares de la educación primaria” (Tesis doctoral), Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas, Centro de Estudios de Educación, Santa Clara, 2019. [PDF].
[3] V. Documentos Fundamentales para el Patrimonio Cultural, Instituto Nacional de Cultura del Perú, noviembre de 2007. “Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural” (2001), pp. 277-280; la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003), pp.105-116; y la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (2005), pp. 117-129.
[4] NÉSTOR GARCÍA CANCLINI, «La puesta en escena de lo popular», en Culturas híbridas, Editorial Grijalbo, México, 1989, pp. 191-199.
[5]Pedro Pablo Rodríguez: “Nuestra América, ensayo mayor de José Martí”, Portal de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, 20 de enero de 2021. https://martianoscuba.wordpress.com/2021/01/02, [1-3-2025].
[6] “Nuestra América”, en Cintio Vitier: Cuadernos Martianos, (3,):121-128, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1996, 4ta Reimpresión (2002), pp. 123, 124 y 126, respectivamente. Las cursivas pertenecen al autor de este trabajo en expresión del énfasis del conferencista.
[7] “Carta de Machu Picchu”, p. 141, en Documentos Fundamentales para el Patrimonio Cultural, pp. 140-147, Instituto Nacional de Cultura del Perú, noviembre de 2007.
[8] Ley no. 1. Ley de protección al Patrimonio Cultural // Capítulo I. Disposiciones generales // Artículo 1.- La presente Ley tiene por objeto la determinación de los bienes que, por su especial relevancia con la arqueología, la prehistoria, la historia, la literatura, la educación, el arte, la ciencia y la cultura en general, integran el Patrimonio Cultural de la Nación y establecer medios idóneos de protección de los mismos. // Decreto número 118 // Capítulo V. De la declaración de bienes culturales // Articulo 20.- Toda declaración de monumento nacional o monumento local por la Comisión Nacional de Monumentos, al amparo de los consignado en el Artículo 4, inciso 3, de la Ley 2, del 4 de agosto de 1977, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales, deberá comunicarse al Registro Nacional de Bienes Culturales de la República de Cuba, a los efectos de su inscripción como parte del Patrimonio Cultural de la Nación. V. Centro Provincial de Patrimonio Cultural: Principales legislaciones para la protección del Patrimonio Cultural, t. 1, pp. 5 y 36, Ciudad de La Habana, [s/a].
[9]Constitución de la República de Cuba, 1976”, pp. 939-940, en Eduardo Torres Cuevas y Reinaldo Suárez Suárez (Comp.): El libro de las constituciones. Constituciones, Estatutos y Leyes Constitucionales en Cuba entre 1940 y 2012, Ediciones Imagen Contemporánea, La Habana, 2018.
[10] Ibíd., “Constitución de la República de Cuba, 1940”, p. 500; “Constitución de 1940”, p.p. 500-501; y “Ley Fundamental de 1959”, pp. 797 y 909.
[11] Asamblea Nacional del Poder Popular: Ley 155. “Ley general de protección al patrimonio cultural y al patrimonio natural” Palacio de Convenciones, La Habana, 16 de mayo de 2022; en Gaceta Oficial de la República de Cuba, (84): 1971- 2005, La Habana, jueves, 23 de septiembre de 2023. V. Artículos 12 y 13, p. 1974. Las cursivas corresponden al autor de esta comunicación. Con el interés de abrazar el Patrimonio Natural, se auxilia del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y el Ministerio de Energía y Minas. El primero de ellos en relación con “las áreas protegidas”, y el segundo, con “los geositios y geoparques del Patrimonio Geológico”.
[12] V.: Ibíd., Sección Segunda, Del Gestor, p. 1990.
[13]Andria Torres Guerra: “El papel de la universidad cubana actual y su influencia en el desarrollo social”, Correo Científico Médico, 23(2):330, Holguín, 2019.
[14]V.: Néstor García Canclini: “Los usos sociales del patrimonio cultural”, en El patrimonio cultural de México, México, 1993.
[15]Isabel Villaseñor Alonso: “El valor intrínseco del patrimonio cultural: ¿una noción aún vigente? Intervención, 2(3):6-13, México, enero-junio de 2011.
[16] V.: “La educación es también un clamor de amor por la infancia, por la juventud que tenemos que integrar en nuestras sociedades en el lugar que les corresponde, en el sistema educativo indudablemente, pero también en la familia, en la comunidad de base, en la nación. Hay que recordar constantemente este deber elemental para que inclusive las decisiones políticas, económicas y financieras lo tengan más en cuenta”. Jacques Delors (Coordinador): La educación encierra un tesoro, Informe de la Unesco de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, Ediciones UNESCO, París, 1996. https://unesdoc.unesco.org [26-2-2025].Cf. Jenny Matilde Guillén Celis: “Estudio crítico de la obra «La educación encierra un tesoro»”, Lauros, 14(26):136-167, Caracas, enero-abril de 2008. http://www.redalyc.org/articulo, [26-2-2025].
[17] Desde las ciencias gerenciales V.: Gregoria Castañeda, Miguel Ruiz, Olga Viloria, Rosa Castañeda y Yajaira Quevedo: “El Rol de las universidades en el contexto de la responsabilidad social empresarial”, pp. 111-112, Revista Negotium, 3(8):100-32, noviembre de 2007. [23-2-2025].
[18] V.: Asamblea Nacional del Poder Popular: Ob. Cit., p. 1974.
[19] Constitución de la República de Cuba, 1940, Sección Segunda, Cultura, Artículo 58 [pp. 500-501].
[20] V.: “Constitución de la República de Cuba”, 1940, p. 639. Ob. cit.
[21] “Día de la Dignidad sanjuanero, 21 de febrero de 2023”, https://tvsanjuan.blogia.com/2023/022101-dia-de-la-dignidad-sanjuanera.php [3-3-2025].
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