Arraigado en las festividades religiosas que realizaban los cabildos africanos en fecha tan lejana como el siglo XVI, al carnaval capitalino le sobran razones para que la celebración este año del aniversario 500 de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana, le revista especial significación.

Es como reverenciar sus orígenes desde la contemporaneidad de una ciudad que actualmente se esfuerza, no sólo por retomar sus mejores galas, sino también por rescatar muchas de las tradiciones que le dieron especial lustre en el entorno caribeño y, dentro de ellas, la que desde hace algunos años tiene por principal escenario el Malecón.

El empeño por hacer de ésta, una de las más espectaculares ediciones del evento, es apreciable desde la culminación de la última cita carnavalesca, cuando sus directivos comenzaron a organizar acciones capaces de devolverle la brillantez de antaño; algunas, incluso, encaminadas a su promoción, como el ya realizado concurso de piquetes musicales Carnavalero Soy y el Carnaval Acuático, efectuado por vez primera en el litoral de la urbe a inicios del presente mes.

El montaje de exposiciones, como la fotográfica abierta recientemente al público en el Centro Cultural Cinematográfico Fresa y Chocolate, a propósito del aniversario 20 del Centro Provincial de Espectáculos y Carnaval; así como el engalanamiento de las vidrieras en los centros comerciales de la urbe, con una decoración afín; son también parte de las iniciativas encaminadas a ir avivando en la población un ambiente característico.

La fiesta infantil que en vísperas del cumpleaños 93 del Comandante en Jefe Fidel Castro se desarrolló el pasado día 12 en el teatro Karl Marx, con la participación de unos 600 niños y la actuación de reconocidas figuras del arte, fue parte primordial de este preámbulo que se ha venido desarrollando bajo el slogan Carnaval a lo grande, por La Habana 500.

Durante los fines de semana comprendidos del 16 al 25 de agosto tendrán lugar los desfiles en el segmento del Malecón que va de las calles 19 a Marina, espacio dentro del cual sobresaldrán cinco áreas fundamentales, en las que se presentarán a partir de las 9:00 pm las más populares orquestas, incluso las radicadas en otras provincias; cuerpos de baile y carrozas.

A las tradicionales e imprescindibles comparsas, en esta ocasión también procedentes de varias provincias, se unirán compañías de baile que no siempre el público tiene la oportunidad de disfrutar, como son las de los cabarets Tropicana y Parisién; el Conjunto Folclórico Nacional, la Compañía Ballet Revolution, Gigantería Habana, Teatro del Cuerpo Fusión y la Ópera de la Calle, entre otros colectivos.

Las Parrandas de Remedios y de Bejucal; así como la santiaguera Conga de los Hoyos, la motorizada de la Policía Nacional Revolucionaria, el Club de Autos Clásicos y el de Motos Eléctricas, darán su toque distintivo a las fiestas que este año recordarán el centenario de Benny Moré y las seis décadas de la Comparsa Los Guaracheros de Regla.

 Rebasando el área tradicional de desfile del Carnaval, el que se aproxima contará con otras áreas caracterizadas; entre ellas la que se instalará en el Restaurante 1830, a donde se trasladará El Patio de la Rumba, con la presencia del proyecto musical Timbalaye, cuyo 11no Festival Internacional se estará celebrando por esos días.

Para acercar los festejos a quienes no deseen alejarse de sus domicilios, los días del 16 al 18 de agosto estos irán a su encuentro con actividades infantiles, espectáculos de comparsas y bailables en La Lisa, Playa, San Miguel del Padrón, Regla, Cotorro y Arroyo Naranjo; quedando los restantes municipios para el segundo fin de semana.

Aunque tal vez haya sido superado en relevancia por el de Santiago de Cuba, el Carnaval de La Habana fue el primero en celebrarse en la Mayor de las Antillas, tributando de esa forma al patrimonio cultural de la ciudad y a los atractivos que la capital del país no debiera perder.

Pero más allá de estas razones, es una festividad que como reconocimiento a los esfuerzos sostenidos bien merecen cada verano los pobladores de la urbe y, en tal sentido, la que estará dedicada a la celebración del aniversario 500 debe ser sólo la que marque el inicio en la recuperación de todo su esplendor.