“Sala Manuel Chiong” en la Casa de Artes y Tradiciones Chinas


sala-manuel-chiong-en-la-casa-de-artes-y-tradiciones-chinas

Dentro del programa de actividades de la jornada “El Histórico Octubre Cuba-China”, la Unidad Presupuestada Barrio Chino, con sede en Salud no. 313 entre Escobar y Gervasio, se dio a la tarea de renovar la Galería Manuel Chiong mediante la especialización de tres de sus salas. La primera de ellas, “Sala Manuel Chiong”, centraría la atención en la colección de arte chino del Museo Municipal de Centro Habana; la segunda, “Sala Mercedes Crespo”, dedicada a exponer la obra de la profesora, investigadora y escritora Mercedes Tania Crespo Villate (La Habana, 1943-2019) y; la tercera, “Sala El Pacífico”,  con exponentes del mobiliario de uno de los establecimientos de mayores impacto en la producción de bienes culturales de la comunidad china en Cuba, hoy, sede del Instituto Confucio en La Habana. En este trabajo se centra la atención en la “Sala Manuel Chiong” y tiene como objetivo el enriquecimiento de información relacionada con Manuel Chiong, resultados que pueden contribuir a un mayor disfrute y comprensión de lo que en ella se expone.

La Sala Manuel Chiong es la primera de las destinadas a exposiciones de la Casa de Artes y Tradiciones Chinas, y en ella se muestra un conjunto de piezas patrimoniales atesoradas por el Museo Municipal de Centro Habana a partir de enero de 1981, un pequeño fragmento de una rica colección que testimonia el proceso de inserción de los chinos y sus descendientes no solo en la zona urbana Barrio Chino, sino también de otras áreas de La Habana. Distingue a dicha colección su elevado valor etnológico, en tanto fue conformada a partir de los bienes culturales que desde la cotidianidad conectaban a sus dueños, miembros de la comunidad china, con su originario país.

Los antecedentes de esta sala expositiva encuentran solidez en las Propuestas de proyecciones de trabajo del Grupo Promotor del Barrio Chino para el año 1996, “como institución vinculada al fortalecimiento y desarrollo de la Comunidad China en Cuba y su recién creación como entidad estatal de nuevo tipo”, un programa que emerge en el ámbito de los festejos por el 149 aniversario de la presencia china en Cuba y los preparativos del 150. Relacionadas directamente con este espacio se encuentra entre dichas proyecciones la ejecución o inversión de la Casa de Artes y Tradiciones China, y entre sus objetivos, ocupando el primer lugar reza: “Crear un centro destinado a museo, galería de arte, talleres de creación y salas de conferencias, entre otros intereses”.[1]

En el Plan de Desarrollo Integral del Barrio Chino presentado por el Grupo Promotor a la Oficina del Historiador de La Habana en el 2005, quedó explícito el uso de las primeras crujías del inmueble ubicado en Salud no. 313 entre Escobar y Gervasio (La Casona) para “salas de exposiciones y las aulas de idioma chino”, garantizando el quehacer del Colectivo de Artistas “Hua Qu”, fundado en el 2001 e inspirado en “el grupo de descendientes asociados al Casino Chung Wah en el que dejaron su impronta artistas como Flora Fong, Manuel Chiong, Pedro Eng y otros”.  ¿Por qué nombrar el espacio destinado a exposiciones “Galería Manuel Chiong”?

La búsqueda de las consideraciones de las que gozaba Manuel Chiong por la comunidad china conllevó a la revisión de la revista Fraternidad en su 2da época a partir de mayo del año 2002, publicación heredera de la fundada en noviembre de 1934 como Órgano de la Sección de Beneficencia de la Asociación de Dependientes Chinos del Giro de Víveres. En la primera edición, publicada en mayo del 2002 Julio G. Hun Calzadilla plantea en el artículo “Cultura y tradición”:

Y existe un nombre que no podemos olvidar a la hora de hablar de la presencia de los descendientes de chinos en la plástica cubana y es el del escultor, ya fallecido, Manuel Chiong. Entre sus obras se cuentan importantes esculturas monumentarias en el interior del país, además de haber sido promotor del arte de la cometa china entre nosotros.[2]

Mayores detalles ofrece Yudelsis Long Chong en el marco del Encuentro “Tesoros de la Comunidad China en Cuba”, celebrado en el Salón Principal de la Asociación China Min Chih Tang, en Manrique entre Zanja y Dragones, el 20 de septiembre de 2024.[3] En amena conversación, tras la presentación del filme Las divas de La Habana, Yudelsis rememoró el incondicional apoyo prestado por Chiong al proyecto de rehabilitación del inmueble y a sus fructíferas ideas. Súmase pues, a la presencia de Chiong entre los “descendientes de chinos en la plástica cubana”, señalada por Julio Hun”, el reconocimiento a quien ha prestado sus servicios al proyecto de la comunidad china, un acontecer que deviene signo cultural en ultramar y que merece aquí una pequeña reflexión.

Históricamente el término “barrio” responde a la delimitación de un espacio configurado desde políticas hegemónicas cuyo resultado es dado y asumido en base a elementos cuantitativos, al margen de estudios sistemáticos y rigurosos desde el paradigma cualitativo, generalmente vinculado al proceso de crecimiento y transformación de la ciudad, erigiéndose en protagonista del acontecer citadino.[4] Responde a ese principio, en el área que nos ocupa, el Barrio de Guadalupe a partir de 1827, según el Cuadro estadístico de la Siempre Fiel Isla de Cuba dirigido por el Gobernador General de la Isla Francisco de Dionisio Vives. Barrio es aquí un término que no solo otorga connotación moderna al hasta entonces reconocido en la literatura como uno de los “arrabales” de extramuros, sino que también connota una estructura administrativa de inspectores, comisarios y celadores de barrio.

En cambio, el Barrio Chino de La Habana emerge como expresión de la inserción de la “comunidad cultural china” en el concierto etnográfico cubano. Su conformación, con un carácter espontáneo y foráneo,  en una zona urbana con una trayectoria cultural consolidada entre la segunda mitad del siglo XVIII y el primer cuarto del XIX, lo reveló con una imagen que sus integrantes e instituciones legitimaron desde dos perspectivas: primero, como estrategia de resistencia  ante las barreras culturales a través de la cooperación y protección entre paisanos; luego, a partir de la connotación alcanzada con la puesta en valor de su patrimonio en las coordenadas de la comercialización y el turismo.[5]

El concepto “barrio”, homologa en este caso con el de “comunidad cultural”, a la que caracteriza –según Verónica Tapia- una organización social en una localización específica, donde la gente encuentra los medios para vivir, pero en la que también se genera una identidad y un sentido de pertenencia”,[6] espacio que funciona como “el refugio de la comunidad”. La representación de su espacialidad en la literatura no toma por base el reconocimiento de sendas y bordes, sino especialmente las cualidades del paisaje sociocultural que define su imagen. El arquitecto Nelson Melero, por ejemplo, indica:

El Barrio Chino, único en la capital y en su momento el más grande del Caribe, se desarrolló aproximadamente en las manzanas comprendidas en un polígono limitado por la calle Zanja, Dragones, Rayo y San Nicolás, y devino en un lugar sui géneris por la presencia de este grupo con costumbres y tradiciones particulares. En el territorio fueron apareciendo restaurantes de comidas típicas, locales comerciales, de servicio, culturales (liceos, sociedades, etc.), farmacia, teatro, cine, periódico, entre otros muchos, que lo convirtieron en un sitio de gran animación y recreación tanto diurna como nocturna.[7]

A diferencia del Barrio de Guadalupe, el Barrio Chino o la “comunidad china”, “es el resultado de tres tipos de influencias: las ecológicas, las culturales y las políticas” y su estudio y comprensión, bases sustanciales de todo proyecto de intervención, deberá tenerlas en cuenta.

¿Cuál es el origen de Manuel Chiong? Según consta en su inscripción de nacimiento, Manuel Crescencio Chiong Ortiz nació el 12 de septiembre de 1934, en San Juan de los Remedios, Las Villas; hijo de Fernando Chiong Lok, natural de China, y de Pohemia Marcelina Ortiz Hernández, natural de Remedios. En documento se define racialmente como blanco y para señalar a sus abuelos paternos se da seguimiento a los apellidos de su padre: Chiong y de Lok, mientras que para el caso de los abuelos maternos precisa Teofilo Ortiz Borges y Felipa Hernández.[8]

El Diploma de Terminación de Estudios de la Enseñanza Primaria Elemental, firmado el 4 de junio de 1948 por su maestro Antonio Rego Alfonso, unos tres meses antes de cumplir los 14 años, indica que ha cursado el sexto grado en el “Centro Escolar Rafael A. Fernández”, Escuela pública no. 4 del Surgidero de Batabanó.[9] ¿Cuándo se traslada Manuel Chiong a este puerto pesquero? ¿Qué tiempo permaneció en este lugar? ¿Qué impresiones dejaría en un niño de 13 años? En aproximación a la obra pictórica de Vicente Fernández, artista natural del Surgidero de Batabanó, apunta Ángel Calcines:

Siempre se decía que este Surgidero tenía algo de raro, solo que no era simplemente lo aparente. Aquí se celebraron muchos encuentros de paisajes y la gente que participaba decía que los colores y el ritmo de las cosas eran diferentes que en los demás lugares, y todos los lugares son diferentes pero éste se hacía muy particular no solo por su cercanía al mar sino por su emplazamiento en una ciénaga: todo está rodeado por agua, desde el mar hasta el monte. No es el pueblo rural, puesto que no puede serlo, más bien parece como si flotara. Empiezas a verlo cuando lo vives y sientes que un camión pasa y todas las casas se mueven […].[10]

El 10 de septiembre de 1952, dos días antes de arribar a los 18 años, Manuel Chiong presenta solicitud de ingreso a la Escuela Elemental de Artes Plásticas Aplicadas Anexa a “San Alejandro“, gestión para la cual, cumpliendo los requisitos establecidos, acompaña su documentación con la carta de Israel Silva Suárez “comerciante establecido en la calle Miguel entre Gonzalo y Dolores en el Rpto. Santa Amalia de Arroyo Apolo”. Israel, dedicado al ramo de materiales y construcción, acredita conocerlo “desde hace varios años”, que es natural de Remedios, estudiante, e hijo de Fernando y Pohemia con residencia en la calle Provenir no. 619, esquina a Camagüey, Arroyo Apolo, subrayando: “durante los cuales siempre he observado una conducta y moralidad intachable”.

Permanece en San Alejandro seis cursos, los dos primeros, 1952-1954, en la Escuela Elemental Anexa, donde destaca con el 1er premio en Modelado elemental y Dibujo Geométrico, en primero y segundo curso respetivamente. Los restantes cuatro años, 1954-1958, en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a partir de 1955, mediante una beca vacante por la provincia de Matanzas. En este período recibe los siguientes lauros: 3er Premio en Anatomía Artística y en Modelado del Natural (en 1er año); 3er Premio y 1ro. en Modelado del Natural (en 2do y 3ro respectivamente) y 1er Premio en Composición y relieve y en Talla (en 4to). Finalmente se gradúa como profesor de Dibujo y Modelado en 1958 con Premio Bolsa de Viaje por la Sección de Escultura. Su certificación de notas está firmada el 18 de enero de 1960 por el escultor Florencio Gelabert Pérez, director de San Alejandro. ¿Sería Manuel Chiong discípulo de Gelabert, el autor del Monumento a Quintín Bandera en el Parque Trillo de Centro Habana? y su título y visado por el Dr. Armando Hart Dávalos, Ministro de Educación. 

Téngase presente que la Escuela Nacional de Bellas Artes “San Alejandro” tiene su sede entonces en Dragones no. 308, entre Rayo y San Nicolás, lo que hace a Manuel Chiong un participante directo del quehacer de la comunidad china en La Habana. 

De lugar que ocupara en el ámbito de las artes plásticas cubana, Mei-Ling Cabrera Pérez, doctora en ciencias sobe arte, le destaca entre los escultores jóvenes que llegaron a insertarse en los espacios galerísticos entre 1960 y 1970 y entre los tres que alcanzaron reconocimiento en los concurso convocados: medalla de bronce y oro en los Salones de Bellas Artes de 1965 y 1966, respectivamente.[11]

Tuvo el honor Manuel Chiong de ingresar a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en 1974, y su quehacer estuvo a la altura de la Declaración del I Congreso de Educación y Cultura tres años antes:

La cultura como la educación, no es ni puede ser apolítica ni imparcial, en tanto que es un fenómeno social e histórico condicionado por las necesidades de las clases sociales y sus luchas e intereses a lo largo de la historia. […]. El arte de la Revolución, al mismo tiempo que estará vinculado estrechamente a las raíces de nuestra nacionalidad, será internacionalista. Alentaremos las expresiones culturales legítimas y combativas de la América Latina, Asia y África, que el imperialismo trata de aplastar.[12]

Dos monumentales obras de emplazamiento urbano avalan el sentido ético y patriótico de este chino-cubano: en los predios del Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas Luis Urquiza Jorge, en Las Tunas, Lucha armada, y ante la entonces sede de la Asamblea del Gobierno Provincial, en la misma ciudad, Liberación de los pueblos.  La primera de ellas, inaugurada el 25 de julio de 1979, “Representa la destrucción de las cadenas de la explotación por hombres, que surgen de sus eslabones, convirtiéndose en luchadores que empuñan los fusiles de la libertad” y en su lectura e interpretación se considera que “los motivos de la obra surgieron en los difíciles momentos de la Crisis de Octubre, cuando los cubanos enfrentaban la amenaza de la guerra y el exterminio masivo”. Se asocia también como “una exaltación al internacionalismo y solidaridad con los pueblos que luchan por su liberación nacional”, principios que unen a las naciones Cuba y China.

 

La segunda, fue develada el 5 de noviembre de 1980, año en que recibe Mención de honor en el concurso de objetos de madera convocado por el Museo de Artes Decorativas de La Habana.

En su nombre rinde la comunidad del Barrio Chino homenaje a un chino-cubano que contribuyó desde el arte a la consolidación de la Revolución cubana y a la defensa de los aportes de la cultura china a la identidad de la nación.

 

 

[1] Yrmina Eng Menéndez: El Barrio Chino de La Habana. Proyecto Integral, Grupo Promotor del Barrio Chino de La Habana, La Habana, noviembre de 1995, en Archivo Museo Municipal de Centro Habana, Exp. PO-63.

[2] Julio G. Hun Calzadilla: “Cultura y tradición”, Fraternidad 2, 1(1):11, La Habana, mayo de 2002.

[3] El Primer Encuentro “Tesoros de la Comunidad China en Cuba”, fue organizado por el Dr. Rainer G. Schultz, Director Residente del Programa del Consortium for Advanced Studies Abroad e Yrmina G. Eng, Profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana y miembro permanente de la Presidencia de la Cátedra Honorifica de Estudios de la Inmigración y la Presencia China en Cuba.

[4] V.: Diego Lodoño García: “El barrio… ¿Una dimensión incomprendida?”, [s/ed.], [s/p], 2001, [PDF], https://dialnet.unirioja.es [11-10-2021]. Patrimonialmente el arquitecto Lodoño comenta: “[…] debemos reflexionar sobre nuestros propios barrios, sobre nuestro espacio social primario y sus variadas manifestaciones, si queremos intervenir en la ciudad con un criterio adecuado a nuestras necesidades culturales, económicas, políticas, ambientales y sociales”, [p. 7]. 

[5] De acuerdo a la teoría social de la identidad Margarita Barretto indica que al proceso de identificación social precede la categorización social y la comparación: “Hay dos razones por las cuales los individuos se identifican con un grupo, o porque ese grupo puede darles estatus o porque son tan desfavorecidos socialmente que la identificación con el grupo puede darles fuerza”. Tras experimentos en espacios geográficos lejanos, Holanda y Ecuador, indica que “cuando estos grupos vieron que sus tradiciones eran valorizadas por los turistas, pasaron a asumir su identidad nativa.  Margarita Barretto: “Turismo y Cultura. Relaciones, contradicciones y expectativas”, p. 91; en Pasos. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, pp. 85-101, Tenerife, 2007.

[6] Verónica Tapia: “El concepto de barrio y el problema de su delimitación. Aportes de una aproximación cualitativa y etnográfica”, [s/p], en Bifurcaciones, Revista de Estudios Culturales Urbanos, Barcelona, 2013. Recuperado de http://www.bifurcacioes.cl.2013/03. [29-9-2021].

[7] Nelson Melero Lazo: “La Primera Iglesia Presbiteriana Reformada de La Habana”, p. 89, en Arquitectura y urbanismo, 10(3):86-95, La Habana, septiembre-diciembre de 2019.

[8] República de Cuba, Poder Judicial, Juzgado Municipal de Remedios,  Registro Civil de la Ciudad de Remedios, Sección de nacimientos,  tomo 45, folio 24, inscripción no. 324. Fechada en Remedios el 7 de septiembre de 1949.

[9] Academia de San Alejandro, Archivo, Exp. Manuel Chiong Ortiz.

[10] Arturo Arango: “Dejar de ser solo paisaje”, entrevista en La Gaceta de Cuba ((5):22, septiembre-octubre de 2005, Apud. Ángel Calcines: “Vuelo memorable con Vicente Hernández”, Opus Habana, 10(1):43-44, La Habana, junio-octubre de 2006.

[11] Mei-Ling Cabrera Pérez: “La escultura cubana durante los años 1960-1970: una revisitación necesaria”, p. 20, Nierika, Revista de Estudios de Arte, 4(7):18-30, México, enero-junio de 2015.

[12] “Declaración del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura”, en Unión, (1-2): 7 y 11, La Habana, marzo-junio 1971.


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte