Miguel Barnet, Presidente de Honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba

“Iconoclasta, batallador, martiano y fidelista, Roberto es una alegría sonora para la cultura de nuestro país. Universalmente sencillo como lo calificó su amigo José Lezama Lima, su poesía coloquial alcanzó en versos como Y Fernández, una altura dramática estremecedora. De hecho, su obra empezó como un suspiro elegíaco para forjar un mundo alrededor de la esperanza. Citó a Mateo en el salmo 34: «No he venido para meter paz, sino espada». Fue verdaderamente un intelectual crítico, esa especie que parecía extinguirse a mediados del siglo XX y a la que él le insufló un nuevo aliento siguiendo el ejemplo de José Martí y José Carlos Mariátegui.”

Pedro Pablo Rodríguez, investigador Centro de Estudios Martianos

“Basta por ahora considerar que Roberto entregó siempre una mirada integral e integradora sobre el Maestro: el hombre en sus vicisitudes y alegrías; el escritor pleno, novedoso y total de poemas, relatos, periodismo diverso, cartas, ensayos, piezas teatrales, traducciones; el pensador original, de síntesis universal; el eticista íntegro que entregaba amor y nunca odios:”

Fernando Rojas, viceministro de Cultura

“Junto a Haydee Santamaría, Roberto Fernández Retamar es el artífice de un legado y de un presente que siembran futuro. Lo seguimos como poeta y pensador, y también como promotor incansable y líder intelectual.

“La institucionalidad de la cultura cubana, los artistas y escritores y los trabajadores de la cultura, especialmente los del Ministerio, impensable sin la Casa, sentimos la pérdida irreparable para comprometernos con que las realizaciones de varias décadas encuentren nuevas rutas y superen enormes desafíos.

“Entonces, Roberto tiene mucho que hacer todavía.

“Nos deja para acompañarnos en su rigor intelectual, en su fidelidad a la causa, en su amplitud de miras, en su poesía, que son todas, en síntesis, su grandeza”.

Nancy Morejón, poeta

LA CLARIDAD

                                            A la manera de un poeta romántico…

                                            Para Roberto Fernández Retamar

Cántame, pájaro que vuelas

sobre el espacio austral

que desconozco. Húndete

en mi sed de persona

y pósate en los dedos que conforman mi mano.

Iremos a la floresta,

después que la lluvia

haya posado su cansancio

en la tarde. Después

que el sol haya alzado

su cabeza dorada

a través de las sonantes

hojas verdes.

 

La tarde es una sola,

en Greenwood o Almendares.

La puerta blanca de mi alcoba

se entreabre ya.

rayos solos de luz

se cuelan desde allí,

alcanzando mis pies en reposo.

 

¡Qué humedad la que deja el chubasco

en el verano!

Este mediodía, que ya deja de ser

por el canto de un pájaro,

se esfuma con el tiempo.

 

Naces y mueres, claridad.

Nacemos y morimos

en esta isla de la borrasca.

Ven hacia mí,

ay, cántame, pájaro de Cuba,

en la frescura de la patria.