Siempre que arriba a un nuevo aniversario, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) une a los homenajes la inauguración de alguna nueva dependencia que tributará al desarrollo, conservación o rescate de sus producciones, las cuales constituyen parte importantísima del patrimonio cultural de la nación.
Este año, además de la habitual entrega el propio 24 de marzo del Premio Nacional de Cine, en la presente ocasión a Paco Prats y Senel Paz, la institución ha concebido un programa conmemorativo en el que sobresale la reinauguración, el próximo día 20 en el barrio La Corea, de aquel Taller de Serigrafía del que salió la colección Carteles Cubanos de Cine, inscrita hace tres años en el Registro Nacional del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO.
La celebración del aniversario 60 de la Cinemateca de Cuba –también dotada de una nueva sede recientemente– es ocasión ideal para el reinicio de dichas labores, al ser ella no sólo la guardiana de tales joyas del diseño nacional, sino la que las promueve y fomenta; esto último gracias a las alianzas que, con los jóvenes del Proyecto CartelOn, ha impulsado desde hace cuatro años la especialista Sara Vega Miche, en aras de mantener viva tan valiosa tradición.
Eduardo Muñoz Bach, nombre de quien es considerado el más importante exponente de la Escuela Cubana del Cartel Cinematográfico y autor del primero* que se hiciera en gran formato dentro del ICAIC, ha sido el escogido para este Taller, materialización de un sueño acariciado por más de dos décadas.
La baja demanda que como herramienta para la promoción experimentó el cartel, a partir de la depresión sufrida por la producción cinematográfica del país desde finales de los años 80, unido a la inexistencia de materiales imprescindibles para la impresión en silkscreen, trajeron consigo la clausura de la entidad.
La sustitución de esta técnica por la sí asequible del fotoscreen, con similares resultados en cuanto a textura y preservación del color, ha hecho posible la reinauguración del Taller, cuyas tiradas se irán incrementando en la misma medida en que sus obreros vayan adiestrándose en los nuevos procedimientos.
La reapertura de esta instalación, junto a la puesta en funcionamiento de otras en los también sexagenarios Estudios de Animación, justo en momentos en que el país enfrenta las más fuertes agresiones económicas; evidencian el interés del ICAIC por desarrollar todo lo relacionado con el séptimo arte en la Mayor de las Antillas.
La celebración de su aniversario 61, también secundada por presentaciones musicales, del teatro y la literatura especializada, tendrá entonces además el mérito de marcar, para la historia, la reanudación del vuelo del emblemático cartel cubano de cine.
*Para la película Historias de la Revolución (1960) de Tomás Gutiérrez Alea.
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